DETRÁS DE LO OBVIO
Antonio Campillo Ruiz
Árabes con burro, Hernández Martín
DETRÁS DE LO OBVIO
Todos los viernes por la mañana Nasrudín llegaba al mercado del pueblo con un burro que ofrecía en venta.
El precio que pedía era siempre insignificante, muy inferior al valor del animal.
Un día se le acercó un rico mercader, que se dedicaba a la compra y venta de burros.
- No puedo comprender cómo lo hace, Nasrudín. Yo vendo burros al precio más bajo posible. Mis sirvientes obligan a los campesinos a darme forraje gratis. Mis esclavos cuidan de mis animales sin que les pague retribución alguna. Y, sin embargo, no puedo igualar sus precios.
- Muy sencillo -dijo Nasrudín-. Usted roba forraje y mano de obra. Yo robo burros.
Idries Shah
Jajaja, sabia reflexión.
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarhahaha
Um beijo
Creo que esta sabia reflexión, amigo Enrique, la aplica más de "un vendedor de burros".
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Me alegro de que te haya gustado, Gisa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tengo un amigo con el que juego al tenis, al que apodamos "Pepito out".
ResponderEliminarNo se entretiene robando puntos, te roba directamente el set. Este mangaburros me lo ha recordado.
Un abrazo.
Los arabes son unicos relatando cuentos sapienciales. Doy fe de que el personaje de Thornton existe: yo lo conocí. Saludos
ResponderEliminarThornton, ¿para qué entretenerse? Vamos directamente al "negocio".
ResponderEliminarHoy mango un burro, mañana un set, pasado la pelota,...
En esta vida no hay que perder ni una sola oportunidad...
Un abrazo, Thornton
Mariano, opino como tú. Los árabes, pero los árabes de mercado, los de compra-venta, los regateadores, deben poseer tantas anécdotas en su vida que son únicos relatándolas.
ResponderEliminarComo notario de Thornton, creo que debes "dar fe", ahora que andamos con ella, de anécdota tan pintoresca.
Un abrazo, Mariano.
¡Genial! Entre ladrones anda el juego... Besos.
ResponderEliminarSí, Isabel, entre los del mismo "oficio" existen grados que diferencian la "sana" competencia.
ResponderEliminarEl ingenio es el grado superior.
Un fuerte abrazo.
Nada positivo se saca cuando se trata de robar, y aunque es un relato, también en la vida roban, mientras que unos roban pequeñas cosas, otros, lo hacen con más valor.
ResponderEliminarBesos, amigo Antonio.
Efectivamente, Carla, el ladrón de burros sólo robaba uno cada semana para comer. El gran mercader esclavizaba a un gran número de personas para obtener inmesos beneficios.
ResponderEliminarEs sabio aquello... "el que roba a un ladrón..."
Un fuerte abrazo, Carla.
No entiendo muy bien esta reflexión... ¿me la puedes explicar?
ResponderEliminar