SAN ANTONIO DE LA FLORIDA
María Luisa
Arnaiz Sánchez
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
Todas las tardes,
del 15 de junio al 22 de
octubre de 1798, Goya bordeó el Manzanares en el coche de paseo que le pagaba
Carlos IV para que fuera a la capilla ubicada en el terreno de la Florida. Allí pintó
los frescos sobre el milagro del santo nacido en Lisboa como Fernando Martins
(convertido luego en el celestinesco san Antonio de Padua). El pintor dispuso el prodigio con gran
naturalidad alrededor del tambor de la cúpula y situó las figuras tras una
barandilla protectora como en los toros, aunque trastocó el espacio barroco: en
lo alto colocó lo profano (los chicuelos miran atónitos, una maja trata de conquistar, etc.) y debajo lo sagrado (ángeles). Trueba, su viejo
criado, afirmaba: “En dos cosas era mi
amo incorregible: en su afición a los toros y en su afición a las hijas de Eva.
¿Querrán ustedes creer que a los ochenta años…todavía se le encandilaban los
ojos cuando…veía los ángeles que pintó…retratando en ellos a sus amigas?”. Goya,
al que el rey pagó seis mil doscientos cuarenta reales por el encargo, está enterrado aquí aunque sin cabeza (perdida cuando lo trasladaron de Burdeos).
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
San Antonio de la Florida , detalle, Goya
Cúpula de San Antonio
de la Florida ,
Goya
Bueno, a esas alturas, tampoco le haria mucha falta la cabeza. A lo mejor se le quedó encandilada mirando alguna hermosa francesa.
ResponderEliminarLo cierto es que su cabeza fue prodigiosa.
ResponderEliminarUn beso, Mariano.