ANIMULA, VAGULA, BLANDULA
Antonio
Campillo Ruiz
A mi amigo Enrique Tarragó
Según la tradición,
Publius Aelius Hadrianus, el emperador Adriano, 76-138, compuso un poema en su
lecho de muerte del que Marcello Clerici
(Jean-Louis Trintignant), desde un coche con destino incierto, recita sus dos
primeros versos:
ANIMULA, VAGULA, BLANDULA,
HOSPES COMESQUE CORPORIS,
Mínima alma mía, tierna y flotante,
Huésped y compañera de mi cuerpo
Petite âme, tendre et flottante,
Compagne de mon corps, qui fut ton
hôte,
Litte soul, gentle and drifting,
Guest and companion of my body,
Mientras tanto se leen
los hechos del divino Augusto con los que sujetó universo y mundo al dominio
del pueblo romano: “RERUM GESTARUM DIVI AUGUSTI, QUIBUS ORBEM TERRARUM IMPERIO
POPULI ROMANI SUBIECIT ET INPENSAE…” Este importante momento tiene lugar en “Il Conformista”, “El Conformista”, de Bernardo Bertolucci, 1970.
Sobre el mito de la caverna versa el largo diálogo que mantienen profesor y alumno
cuando se reencuentran. Este mito podría haber sido principio y fin de la
libertad escogida por el profesor y del largo penar de la vida del alumno. Cada
uno tratará de resolver lo irresoluble por medio de sus cualidades más relevantes: el raciocinio y la
interpretación.
Antonio (Giuseppe Addobbati), el padre de Marcelo, recluido en un manicomio largo
tiempo, expresa una de sus máximas en que creen muchos amigos y enemigos: “Jamás me cansaré de repetir que si el
Estado no toma como modelo la imagen del individuo, cómo podrá el individuo tomar como modelo la imagen del Estado”. Bernardo Bertolucci realiza una de
sus obras maestras en la que, además de un argumento que narra con su habitual
perfección, expresa la constante y perseverante soledad que persigue a sus
personajes.
Una perfecta
fotografía de Vittorio Storaro, que sintetiza escrupulosamente la estética del neoclasicismo fascista, lleva a un espacio singular de finales de los años 30 del siglo pasado. Los edificios gubernamentales que visita Marcelo
son un claro ejemplo de la magalomanía impuesta por el Estado con el fin de
hacer sentir a los ciudadanos su poder, hasta reducir su voluntad para dirigirla. Narrada en un largo flashback, que a su vez
contiene multitud de flashbacks de una rotundidad expresiva cortante, rígida, de
punto y aparte, el argumento, la obra “Il
conformista” de Alberto Moravia, desentraña un excelente guión del propio
realizador y Franco Arcalli, en el que la
desnudez de la psicología fascista desde su inicio en la Italia de Mussolini se va deslizando por el largo camino que anduvo hasta lograr alcanzar unas
metas rotas y unos individuos incapaces de reaccionar ante su propia pasividad.
Unos planos tan innovadores como expresivos elevan la maestría de los puntos de
vista a cotas difícilmente alcanzables. Planos cenitales, imposibles y de una exquisita
belleza. A modo de ejemplo recomiendo sólo uno a los espectadores: plano a ras
del suelo con las hojas muertas de otoño y madre e hijo entrando en un coche. Bertolucci realizó en esta película dos experiencias:
un tango especial, antesala de otro que dos años más tarde llenó de
soledad la vida de sus personajes, y un ensayo general para su épica historia rodada
seis años después.
Italo Martorara (Jose Quaglio), amigo
ciego de Marcelo cuya figura y nombre
pareciese que Bertolucci identifica a través de una clara alegoría con el
ciego pueblo italiano sometido durante veinte largos años a la dictadura fascista,
expresa en un discurso radiado la legítima alianza germano-italiana apoyando su
carácter revolucionario: “… Italia y
Alemania brindan al mundo dos grandes revoluciones: la antiparlamentaria y la
antidemocrática …” A lo largo de la película la idiosincrasia fascista defendida, junto a su acostumbrado paladín, la Iglesia católica, se irá desmoronando inexorablemente y se verá aparecer la verdadera cara de un
régimen político destructivo y destructor resumido por El Coronel (Fosco Giacetti): “¿Nunca se ha preguntado, Clerici, por qué
la gente quiere colaborar con nosotros? Algunos lo hacen por miedo, y casi
todos por dinero. Sólo unos pocos creen en el fascismo. … No obstante, creo que
a usted no le mueve ninguna de esas tres razones. Si descarto la idea de un
revolucionario idealista, me pregunto entonces cuáles serán sus motivos”.
Al mismo tiempo que desentraña esta inmensa madeja social creadora de un nuevo orden
histórico, Bertolucci horada en los sentimientos personales de todos los
personajes, especialmente en los de Marcelo
con Giulia (Stefania Sandrelli), su
esposa, y Anna Quadri (Dominique
Sanda), bella e indefinida sexualmente esposa del profesor Luca
Quadri (Enzo Tarascio), hasta conseguir que el
espectador vaya creando, entre flashback y flashback, una opinión certera sobre
el bien, el mal, el valor, la cobardía, la indecisión, lo acomodaticio, y sobre
todo la soledad, la eterna soledad de los personajes de Bernardo Bertolucci.
Creo que la he visto, amigo Antonio, pero voy a "comprarla" de inmediato. Sería hace miles de años. Un abrazo y, ah, no dejes de darnos sorpresas.
ResponderEliminarPara los que nos gusta el cine, pero carecemos de ciertos conocimientos, un blog como el tuyo es imprescindible. Poco a poco iré leyendo las entradas porque estoy seguro que voy a aprender mucho.
ResponderEliminarSaludos
Amo el cine.Aunque muy poco voy
ResponderEliminarMaravillosa tu entrada toda una obra de arte
Hola Antonio:
ResponderEliminarDescubrir tu blog ,ha sido una de las cosas buenas que me ha pasado ultimamente. Tus comentarios son extraordinarios, estoy descibriendo otra manera de ver.
Gracias.
Un saludo cordial.
Moon.
Eso procuro, Enrique.
ResponderEliminarSí, debiste verla en la etapa de nuestras vidas en la que existía ilusión, coraje y utopía. Creo que la mejor de las etapas posibles.
La disección de Bertolucci es implacable.
Un fuerte abrazo, amigo Enrique.
Es muy agradable tu comentario, amigo Vítor.
ResponderEliminarTe felicito por tus ganas de saber pero, probablemente mis pequeños artículos, en determinadas película, pueden parecer demasiado crípticos: obligan a, sin conocer nada de la película, observar aspectos que pueden resultar onerosos.
Víctor, el cine se encuentra en nuestra capacidad de recepción de sentimientos fílmicos cuando vemos aspectos cinematográficos. Se encuentra en nuestra mente. Sólo con diferenciar levemente lo sentido de lo percibido ya conocemos las claves del mismo.
Nos iremos leyendo y aprendiendo uno del otro, amigo.
Un gran saludo, amigo Víctor.
Pues MuCha, si amas el cine debes visitarlo alguna vez para sentir la sensación que siempre nos falta con el vídeo: la pantalla grande.
ResponderEliminar"El conformista" es una obra de arte y Bertolucci un realizador excepcional. No de otra forma se podría obtener una visión de aspectos tan complejos como los que cuenta.
Claro que, Moravia se encuentra tras las bambalinas y esta unión es genial.
Me alegro de tu agrado y de leerte.
Un fuerte abrazo, MuCha.
Querida amiga Moon, me alegro de tus palabras y te las agradezco de corazón.
ResponderEliminarSi tu percepción cambia para enriquecerse me agradará inmensamente. Ciertas personas creen que esto es complejo o que hay que estudiar grandes tomos de sapiencia. No, no es así, Moon, basta despertar un poco, solo un poco, a las inmensas posibilidades de captación del cerebro.
Pongamos un ejemplo. Tu blog. Bien, tu blog posee una características, unas publicaciones que son tan interesantes que provocan comentarios que deben encontrarse a la altura de los mismos. ¿Qué hace falta para darse cuenta de ello? Atención, una lectura serena y descubrir el fondo. Ahí, ahí se encuentra la clave tanto para la imagen como para un poema. No se logra en un día pero sí con mucha rapidez.
Aprenderemos a la par uno del otro.
Un abrazo, Moon.