Los
enawene nawes
Antonio Campillo Ruiz
© Fiona Watson/Survival
Padre e hijo Enawene Nawes.
Los indígenas Enawene
Nawes son uno de los pocos pueblos indígenas del mundo que no comen carne roja.
Su hogar es un territorio rico y bello de pluviselva y de sabana en el estado
de Mato Grosso, junto a los límites de la cuenca del Amazonas, al oeste de
Brasil. Les ofrece todo lo que necesitan: cultivos como el maíz y la mandioca,
miel y, sobre todo, pesca abundante.
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Malocas Enawene Nawe formando
un círculo central donde se celebran las ceremonias.
Están divididos en
clanes y viven en una docena de malocas hechas de madera y
paja. Para ellos es esencial mantener el equilibrio y la armonía entre la
naturaleza y el mundo de los espíritus. El universo de los Enawene Nawes tiene
dos niveles, y entre ambos viven ellos. El nivel superior es el hogar de los Enore
Nawes, o espíritus celestiales, que son los dueños de la miel y de algunos
insectos voladores. Acompañan a los Enawene Nawes en sus viajes de pesca y en
sus expediciones para recolectar productos de la selva, y les protegen de los
peligros del mundo más allá de su comunidad. El nivel subterráneo es el mundo
de los Yakairitis, o espíritus del infierno. Kawari, un anciano de la tribu,
explica su papel: “Toda esta tierra pertenece a los Yakairitis, que son los dueños de
los recursos naturales. Si agotas la tierra y la pesca, los Yakairitis se
vengarán y matarán a todos los Enawene Nawes”.
© Fiona Watson/Survival
La mayor parte de
su tierra fue oficialmente reconocida en 1996, una zona crucial denominada “Río Preto”, en la que los indígenas se
reúnen cada año para pescar peces y luego ahumarlos, se quedó fuera. Son un
pueblo relativamente aislado que fue contactado por primera vez en 1974, cuando
solo contaban con una población de 97 individuos. Actualmente son alrededor de
500 personas.
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Los hombres Enawene Nawes
llevan a cabo el ritual del Yãkwa, un intercambio de alimentos entre humanos y
espíritus ancestrales de cuatro meses de duración, acompañado de danzas y
cantos al ritmo de las flautas.
Viven en una única comunidad en grandes casas comunales, las malocas, en las que en cada una de ellas pueden habitar hasta 50 personas. Las casas radian desde una
plaza central en la que llevan a cabo sus actividades más importantes y
rituales. Los Enawene Nawes de Brasil dependen del bosque y de los ríos. ¿Cómo
responderán sus espíritus ancestrales a la destrucción de su tierra a manos de
los terratenientes? Temen que se contamine el agua y destruyan la pesca de la
que dependen casi por completo, ya que no se alimentan de otras proteínas animales. Es más,
su vida espiritual gira en torno a los rituales de pesca que celebran a lo
largo del año, en función de los ciclos de estaciones húmedas y secas.
© Fiona Watson/Survival
© Fiona Watson/Survival
Aunque la mayor parte de su tierra fue oficialmente
reconocida por el Gobierno Federal de Brasil en 1996, una importante zona que
ellos llaman Adowina, no fue incluida. Esta zona es de una grandísima
importancia para los Enawene Nawes, tanto desde el punto de vista económico
como espiritual. Es el lugar en el que construyen sus campamentos de pesca y
presas de madera para pescar y después ahumar el pescado, y donde viven muchos
espíritus. En la actualidad los terratenientes ganaderos talan los árboles para
plantar pastos para el ganado. En los últimos años los terratenientes han
quemado los campos de pesca de los indígenas y les han amenazado con emplear la
violencia si volvían a construir sus presas de pesca allí. “Esto era hermoso”, dice un hombre de la tribu con
angustia, en relación con la deforestación del territorio de su tribu a manos
de los ganaderos.
Es importante visionar el documental a plena
pantalla.
El gobierno del estado de Mato Grosso ha anunciado que
construirá un conjunto de presas
hidroeléctricas en la parte alta del río Juruena, río arriba de la
tierra de los Enawene Nawes. Cinco de las presas ya se están construyendo a
pesar de la falta de una evaluación apropiada de impacto ambiental o social, ni
una consulta adecuada a los pueblos indígenas afectados. Otras tres presas han
obtenido licencias medioambientales, de modo que su construcción puede comenzar
en cualquier momento. Se ha solicitado la urgente suspensión de las presas y la
demanda de consultas apropiadas para debatir sobre los impactos que estas
ejercerían sobre el área de Río Preto. Además piden que los terratenientes sean
expulsados inmediatamente antes de que destruyan más selva y se reconozcan las
tierras como propiedad de los Enawene Nawes. Survival y la ONG brasileña
OPAN, apoyan un proyecto de protección de la tierra en litigio. Asimismo,
Survival insta a las autoridades brasileñas para que suspendan el proyecto de
construcción de las presas y para que ordene una evaluación completa e
independiente de impacto ambiental y social del proyecto, consultando
debidamente a los Enawene Nawes sobre el posible perjuicio, magnitud y alternativas de los mismos.
© Survival
Algunas de las presas están siendo financiadas por la
empresa Maggi con el objetivo de beneficiar su negocio de la soja. La familia
Maggi es la mayor productora mundial de soja, y uno de sus miembros, Blairo
Maggi, es el gobernador del estado de Mato Grosso. En total, se planean
construir hasta 80 presas en la cuenca del río Juruena, aunque en un principio
a los indígenas se les comunicó que serían cinco. Los Enawene Nawes creen que
causarán un daño irreversible a su modo de vida al contaminar el agua y matar a
los peces en los que se basa su dieta. Ellos y otros pueblos indígenas vecinos
montaron bloqueos e invadieron el emplazamiento de construcción de una de las
presas como señal de protesta. En 2008, un fiscal federal consiguió obtener una
orden judicial para detener las obras. Sin embargo, Blairo Maggi, llevó el caso
al Tribunal Supremo que revocó la orden de suspensión en junio. Las obras
prosiguen con rapidez. Los Enawene Nawes dicen que están “muy tristes” y
cansados de escribir a las autoridades sobre las presas, ya que hacen oídos
sordos a sus preocupaciones. En una carta a la ONU dicen: “No queremos que las presas ensucien nuestra agua, maten nuestros peces
e invadan nuestras tierras”. Se encuentran en un momento crítico de su historia. Si se
construyen las presas, los Enawene Nawes no podrán volver a pescar, lo que es
esencial para su supervivencia y para su importante relación con el mundo
espiritual.
Es importante visionar el documental a plena
pantalla.
Antonio, hay mucha similitud entre estos indígenas de Brasil y los Yanomamis de Venezuela, como ellos viven en espacios comunes que se llaman churuatas y también como ellos, viven con el miedo a perder su tierra ancestral y que sus costumbres se vallan borrando de la historia... excelente tu escrito.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo
Impresionante Brasil. Una lástima el tema de los indígenas, la deforestación y todos sus derechos vulnerados. En cuanto a lo de las presas y los trasvases de aguas, cuando Osca Newmayer proyectó Brasilia, se construyó un lago artificial para dar humedad ala ciudad…suma y sigue.
ResponderEliminarhermosas imágenes nos dejas
Un abrazo grande amigo Antonio
Impresiona saber algo tan sorprendente como lo que nos cuentas, amigo Antonio. Año 2014, sí, y ellos siguen ahí, de momento.
ResponderEliminarParece mentira que en la era de las tecnologías, de las destrucciones y del capitalismo más enfurecido todavía sobrevivan culturas puras, alejadas (más o menos) de la mala influencia occidental.
ResponderEliminarUn saludo
Se puede vivir de otra manera,Antonio. Pero en esta sociedad de consumo que nos hemos montado, dudo que lleguemos a conseguirlo.
ResponderEliminarEl paraíso cada vez más lejos y cuantos más seamos mas nos alejaremos.
ESTO ERA BONITO, SÍ.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Lo siento por todos ellos pero es una guerra perdida, les ha llegado "el progreso" y con ello la infelicidad y la muerte. El dinero lo inventó el diablo.
ResponderEliminar¡Cómo me gusta cuando nos regalas entradas como ésta, querido amigo! La cantidad de información que brindas y el toque de atención para esas conciencias que arrasan con todo en aras del progeso.
ResponderEliminarLas imágenes y los documentales, impecables y acertadísimos, como siempre.
Un abrazo grandote.
Que tengas un buen fin de semana o de inicio de vacaciones.
Qué difícil se hace decidir entre progreso y raíces cuando se conocen a fondo estos testimonios, verdad? Seguramente ninguno de nosotros puede hoy prescindir de la electricidad en sus vidas, de hecho no estaría, sin ella, escribiéndote ahora este mensaje. Pero el costo que tenerla significa, es a estas alturas, muy, muy alto. Deforestación y pérdida de los territorios autóctonos de estas personas que estaban ahí antes de que llegáramos nosotros, los "destruyetutto", generan un gran herida...debíamos de haber aprendido de los Enawene Nawes muchas cosas, pero elegimos el camino inverso, que ahora intentamos revertir, cuando parece tan complicado! Excelente artículo, amo mío. Gran abrazo!
ResponderEliminardebes de ser un profesor sensacional Lo veo en tus escritos
ResponderEliminar¡¡Qué buenísima entrada nos regalas hoy!!.
ResponderEliminarLástima que el progreso vaya a romper con todo lo suyo!!.
Magnífico el reportaje.
Te mando un abrazo muy grande.