jueves, 12 de enero de 2017

EL CONCIERTO

LA SINFONÍA DE LAS HOJAS ACICULARES

Antonio Campillo Ruiz

Ya estamos hablando, animando, escribiendo…
lo que podemos hacer... a nuestra luchadora amiga
y compañera
INMA LUNA
http://elblogdemaku.blogspot.com.es/

Manuel López 

   Le agradaba que el suave aire silbara al enroscarse entre los pliegues de su oreja. Aquella mañana salió sin rumbo prefijado. Paseaba, sin ver, entre el ajetreo diario de personas y carruajes. Cuando llegó a su lugar preferido escuchó la música que emitían las hojas aciculares cuando el viento las hacía vibrar. Una orquesta sincronizada con el ir y venir, casi constante, de aquel aire. No podría explicar en qué categoría instrumental clasificaría a las aciculares. Podrían ser instrumentos de cuerda por su delicada finura pero emitían sonidos armónicos a causa del aire, por tanto, deberían ser de viento. Sí, debería ser una nueva combinación de la Naturaleza que el hombre era incapaz de reproducir. Hacer vibrar con viento una cuerda. No estaba mal.

Manuel López

   A la vez, mientras el concierto de cuerdas-vientos sonaba con potente claridad, el acompañamiento de aromas que las plantas vecinas a los pinos, amparadas por su desmesurada altura de ramas gruesas y fuertes, era tan sutil que impregnaba con delicadeza el viento que respiraba. Lavanda, romero, tomillo… conformaban, a su vez, un conjunto de olores que se filtraba entre las notas sonoras y establecían la cadencia en la interpretación de la sinfonía.

 Manuel López

   Unos niños se encontraban sentados en medio de los grupos de pinos, los más tupidos y altos. Con ellos, se entremezclaban casi la misma cantidad de personas de edad dispar. Todos en silencio. Una persona, de pie frente a ellos, indicó con el dedo índice silencio y gesticuló para que tomase asiento con ellos. Sus brazos y manos se movían dirigiendo una invisible orquesta y, curiosamente, el ritmo era el que establecía previamente. Dirigía el sonido del viento. Pensó que habría ensayado durante mucho tiempo esta difícil dirección de instrumentos desconocidos. A la vez, ráfagas de olores llegaban hasta el grupo que, hipnotizado miraba a lo alto como queriendo descubrir a los intérpretes de la melodía del viento. En derredor, observó el pequeño río y su embalse. Escuchó el sonido cantarín de sus aguas. Breves y urgentes movimientos de alas de pájaros que se resguardaban en las ramas cercanas. De pronto, quien dirigía la orquesta movió su mano hacia un grupo de álamos, acacias, un conjunto de plantas leñosas y los pájaros. Obedeciendo su mandato maestro, el viento cambió de dirección y las hojas emitieron un sonido grave y atropellado que se mezcló con el de las hojas aciculares de los pinos y los aleteos desordenados de los pájaros. El cambio de tono provocó un movimiento de todas las cabezas de niños y mayores hacia el lugar de la disonancia. Su grave son estaba motivado por la caída irremediable de multitud de sus hojas mustias, débiles y la huida de las aves. La mano que indicó al viento su movimiento se alzó y este suavizó su fuerza girando levemente hasta una calma inusual. Los árboles dejaron de sonar y sus hojas de caer. El viento se había calmado inopinadamente. ¿Sería un sueño?

 Manuel López

   Los niños comprendieron que el concierto había terminado. Debían marchar otra vez al aula para, detalladamente, explicar las sensaciones que la Naturaleza puede provocar cuando se la comprende. Una voz parsimoniosa dirigió unas palabras a las  personas que se encontraban mezclados entre los niños, explicando que hasta pasados nueve días no podrían escuchar otro concierto pero que asistiesen con sus amigos que volverían a aquel lugar siempre que hiciese aquel aire fresco, suave y delicado. Los niños se colocaron en dirección al camino que debían recorrer y marcharon cogidos de la mano.

Manuel López 

   De vuelta a casa, escuchando el silencio, sin aire convertido en viento, entre el trajín de la ciudad a una hora cualquiera de un día cualquiera, comenzó la espera de los nueve días pensando en el próximo concierto dirigido e interpretado por… ¿por quienes?

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla y buen sonido.

5 comentarios:

  1. Ese instrumento cuerda- viento solo es capaz de utilizarlo la naturaleza. Y hasta se le podría añadir la percusión. Los pequeños impactos sobre el suelo o el chocar de hojas y ramas, no?
    Por cierto, que se me ocurre, puestos a imaginar, que si entre los pequeños, no estaría bien atento el niño Vivaldi. El que luego supo interpretar tan magistralmente los sonidos de la naturaleza. Gracias por hacernos disfrutar y pensar.

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  2. Bellisimo de verdad.
    Gracias una vez más por estar por difundir necesidades de los demás
    Besitod muchos

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  3. Me sumo a mis dos predecesoras en este "comentariado" y añadiría lo que dice nuestra querida Mucha: "Sos extraordinario, para vos no pasan los años, che, estás hecho un pibe".
    Un abrazo muy fuerte, amigo

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  4. Buenos días Antonio, que buen desayuno a base de colorido y música, esencial para la vista y el alma
    Un abrazo

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  5. Buen ánimo, amigo, que no falte. Tengo que mandarte a mi templo de flipboard.
    Un abrazo muy fuerte y, ah, ... "Los niños comprendieron que el concierto había terminado" ... yo también.

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