Embadurnado
de promesas, de ungüentos y monsergas reiterativas, de largas, ineficaces y
estériles salmodias para eludir la mala suerte, el explorador terminó de pulir
su caparazón de piedra, verdadera coraza contra posibles ataques de lo
desconocido. Su camino no lo realizaría sobre un trazado pleno de felicidad. Su
misión era tan dura como descabellada, sin embargo, la confianza en él suponía
un reto que no era capaz de eludir.
La
formación de la Tierra estaba en su punto álgido. La rebelión había sido
sofocada pero las consecuencias diezmaron a los humanos. Tuvieron que asumir el
castigo de aquel dios encolerizado cuando les envió para que conviviese con los
humanos al ser que, habiendo iniciado la sublevación, se vio sometido a un
castigo eterno. A la vez, sembró en su caída las miles de semillas que
extendieron las terribles plagas que devastaban las conciencias y corazones
humanos. Reconstruir la soledad, arruinada y agostada cual trigo exuberante tras
un tornado, era su misión. Tan dura como difícil.
Luzbel,
el más hermoso entre los hermosos, había caído en la lucha por un poder que
jamás alcanzaría. Su fracaso demolió conciencias y desmanteló mentes. Su rey lo
envió al mundo d elos humanos para destruir aquello que con trabajo y unidad
había sido el símbolo diferenciador de los muchos seres vivos de una tierra que
les acogía a todos. Este fue su castigo y el de todos los seres más creativos
de ese momento. Se creó, en aquella tierra un infinito lugar en el que el mal y
el bien mantenían un perpetuo enfrentamiento que en vez de rehacer devastaba y
aniquilaba el poder de la razón.
Fue
detenido, encerrado, atado, mas, un beso inmenso de fuego le abrió todos los
grilletes y le mantuvo por siempre en la tierra que debía liberar. Sus armas
eran débiles ante tales fuerzas ardientes, como la lava que todavía segregaba
aquella tierra en formación eterna. Pero más poderosa que la eternidad era su
determinación por salvar a su especie, su promesa era más potente y vigorosa que
cualquier montaña, lago o ardiente lava. Había disfrutado, por breves momentos,
del poder de su enemigo, del infinito vigor de aquel beso de fuego que había
saboreado como un privilegio, sin licencia ni derechos. Nunca más le
separarían del empuje y energía que le proporcionaba ser deseado y adorado.
Con
la lentitud de su caminar y la premura de alcanzar tanto poder como a quien iba
a destronar, su maldad creció hasta conseguir hundirlo en un inmenso mar de
sentimientos encontrados, en donde prevalecían los más denostados, todos los que
quería destruir pero asimilaba con sus pasos hacia el objetivo final. Sería el
nuevo dios sin nadie que le retase, sin posibles adversarios rebeldes, con el
poder ilimitado de lo inagotable, saboreando los innumerables y dulces besos de
fuego por siempre. Su poder se extendería por un firmamento que jamás podría
ser recorrido, un firmamento interminable, inmortal. Ya no volvería a la choza
en la que transcurrió su infancia, entre sollozos de sus muchos hermanos y
compañeros de miserias, soñando en su posible salvación.
Un
velo rojizo, una mano despiadada, un soplo imparable le arrancó de unos sueños
que siempre habían estado aletargados y su viaje los fue abriendo, impulsando y
favoreciendo. En su pequeña silla, delante de su choza, el explorador detuvo
sus sueños y los hizo volver con él, con sus amigos, con un entorno que se
ofrecía tan pausado como la más lenta de las criaturas de la tierra, tan falto
de emociones como tan llena de ellas estaban sus sueños. Mirando al cielo
prometió que lo alcanzaría cuando lograse encontrar la pócima de vida que le
llevase más allá del más allá.
“En los albores del tercer milenio vi por
primera vez las pinturas de Claudio Aldaz, se trataba básicamente de unos
lienzos frescos en los que con artístico desparpajo y sencillez retrataba
perros. Aquellos animalillos felices que movían la colita saludando al
espectador, se han con- vertido dos décadas después en perros sobre el asfalto
o en perros vengativos que se sublevan ante los automóviles, que en la noche
aúllan solitarios de impotencia en el arcén de un mundo que les es hostil,
convirtiéndose en actores que representan la experiencia de los seres en el
contexto de una sociedad industrial y tecnológica. Estas imágenes muestran
fragmentos de un personal relato imaginario casi distópico, del que resultan
unas obras en las que podríamos hablar de una hibridación de la pintura con el
cómic, la ilustración, los storyboard o la ciencia ficción del cine y la
televisión.”
“Claudio Aldaz presentó en 2005 en la Sala
de Caballerizas los “Paisajes Lunáticos”, una colección de paisajes con una
personal concepción del género, al tratarse de imágenes de indeterminados
planetas donde el punto de vista está situado en la estratosfera. Esta peculiar
realización del paisaje se ha convertido en una constante en su producción
pictórica con distintas técnicas y resultados pero con el mismo sentido de
cuestionamiento de la era que denominaba Jose Luis Sampedro como
“tecnobarbarie”, lo que le otorga una unidad interior al conjunto de las obras
pese a la diversidad de motivos, de soportes o técnicas. Los cuadros de
paisajes encuentran su complemento en la sencillez y sutileza de la obra sobre
papel, con trazos de grafito, rotulador o ceras, donde pega todo tipo de
objetos encontrados que convierten los dibujos en collages, paisajes
objetuales; caparazones de insectos, transistores, conchas, recortes de cajas,
bombillas, hojas secas, panales o palomitas de maíz que se transfiguran sobre
el papel en nubes, árboles o naves espaciales.”
“Esta serie de obras no trata de revelar una
verdad, no quieren ser más que pinturas de escenas de ficción expuestas entre
las cortinas recogidas de un telón, un show pictórico donde Claudio Aldaz nos
muestra su interpretación, no exenta de humor y observación paranoico-crítica
de una alienante sociedad donde los nuevos ídolos mediáticos sustituyeron a los
viejos dioses. Las escenas y paisajes son presentadas en un lenguaje libre, decididamente
personal, expresivo en el color y espontáneo en el dibujo, sin filiaciones
estilísticas al emplear en la composición de la imagen una variedad de formas
que van desde los grafismos a los eslóganes y mansajes propios de los medios de
comunicación de la cultura y el consumo de masas, hasta las citas y homenajes
explícitos a artistas diversos como son Marcel Duchamp, Andy Warhol, David Hockney,
Maurizio Cattelan o Jeff Koons.”
María
Virtudes de la Concepción miró con sorpresa hacia la derecha en aquel cruce de
calles. Caminaba deprisa, como era su costumbre pero se detuvo de golpe. Tuvo
la necesidad de mirar con detenimiento hacia aquel rincón recoleto, ventana a
un mar calmo pero suavemente sonoro. Sí, allí había sido. Allí, por unos
instantes, pudo sentir tanto como pocas veces había percibido. Con un mohín en
la cara y mirando al suelo, levantó despacio la cabeza para poder mirar el
horizonte, cortado por la pequeña barandilla protectora del acantilado. Un
escalofrío le recordó que el viento era frío. Sus pasos, lentos, empezaron a
recorrer el camino prefijado.
LOUI JOVER
Cuando
se detuvo en el siguiente cruce no bajó a la calzada. Giro hacia atrás y
recorrió el espacio que le separaba de otro cruce en dirección perpendicular.
Anduvo ensimismada y llegando a un gran jardín se escondió detrás del grueso
tronco de un árbol. No quería descubrirse. Con una mirada pícara y ansiosa,
trató de asomar, sin ser descubierta, hacia uno de los bancos de madera. No, no
estaba. Se preguntó la causa por la que había supuesto que podría encontrarle
en aquel lugar, de hermoso recuerdo, a una hora tan inusual y con el vendaval
que estaba aumentando por momentos. Se dirigió hacia el banco y entrelazando
los brazos y arropándose con el abrigo, se sentó en él mirándose la punta de
los zapatos. No supo si pensaba, si recordaba, si meditaba momentos gratos.
Pareciese que el mundo se había acabado en ese momento y se encontraba ante una
insuperable soledad. Un escalofrío recorrió su cuerpo y reaccionó levantándose
de un salto. Bien, había sucedido. Pudo más su recuerdo. El agitado trajín
cotidiano mantenía a raya los sueños evocadores, sin embargo, esta vez pudo más
aquel encuentro con el pasado. Era la primera vez que se presentaba el
desfallecimiento de su fortaleza. Temía este momento y ya lo había tanteado.
LOUI JOVER
María
Virtudes de la Concepción, ya no fue la misma desde este día. Se dejó llevar,
con deliciosa mansedumbre, por la sospecha, por el placer de planear los
presentimientos, por probar su existencia e imaginar situaciones traducidas a
proyectos de obligado cumplimiento diario. Así, cuando terminaba su trabajo,
recorría las mismas rutas por las quehabía caminado con alegría airosa, cogida de la mano o simplemente junto
a quien la llevaba de un lugar a otro, sin descanso, sin reflexión premeditada,
con la improvisación de la sorpresa para ambos. Y, lo iniciado como un simple
recuerdo grato, se convirtió en una búsqueda, con investigación previa, sobre
el trazado del recorrido diario. La exigencia de una atención detalladamente
provocada, a veces, ocasionaba una irritación comprendida y anulada al momento.
En otras ocasiones, tras largo tiempo tratando de encontrar un lugar, un trayecto,
una leve muestra de la ilusión de un encuentro casual, todo acababa en un
principio de frustración.
LOUI JOVER
Aquella
mañana, María Virtudes de la Concepción, despertó muy agitada y sudorosa. Probablemente
una pesadilla, pensó. Se serenó pacientemente y escarbó y escarbó en su memoria
para arrancar de ella el recuerdo de lo sucedido. Con lentitud, imágenes
empañadas de un halo semitransparente se fueron manifestando y pudo empezar a
reconstruir unas calles solitarias por las que caminaba en pijama y con los
pies descalzos. Iba tras la búsqueda del ansiado encuentro durante aquella
noche fría y oscura, sin rumbo pero con la certeza de encontrar lo deseado
durante tantos días. No percibía el frío ni las calles, recién mojadas por los
empleados de mantenimiento y limpieza. No sabía le tiempo que estuvo caminando
envuelta en la neblina que le hacía rebuscar en lugares desiertos. Una sombra
atrajo su atención y, con curiosidad la siguió por callejuelas y vericuetos.
Desapareció. Su frustración fue tal que con la cabeza mirando el duro asfalto
mojado, volvió a su caliente cama y agitada, volteó y volteó hasta despertar
confusa.
LOUI JOVER
Bien,
ha sido una pesadilla, solo una pesadilla, levantándose del lecho húmedo,
manchada su impoluta blancura de un sucio barro negruzco. Observó con
desconcierto y temor sus pies, igualmente manchados de barro, húmedos y fríos
como témpanos, con el color negruzco de un asfalto recién pisado. Un alarido de
animal herido salió de su garganta y se propagó por toda la casa. Un eco
reverberante le devolvió a la realidad de un sueño vivido, de una obsesión vana,
de una búsqueda infructuosa hasta en la irrealidad de un sueño real.
LOUI JOVER
Desde
aquel día, María Virtudes de la Concepción pensó y pensó. Sentada en su sillón
favorito, en aquel en donde había fraguado su plan para encontrar lo inalcanzable,
para crear la historia de la nada basada en fantasías. Con la naturalidad que
la caracterizaba cuando se encontraba en ese sillón, alcanzó un libro de entre
los cuatro que había encima de su pequeña mesa de té y, abriéndolo por una página
cualquiera se enfrascó en la lectura.
¿Alguna vez ha visto el cúmulo de estrellas
de LAS PLÉYADES? Incluso si lo ha hecho, probablemente nunca lo haya visto tan grande
y claro como este. Quizás es el cúmulo de estrellas más famoso del cielo. Las
estrellas brillantes de LAS PLÉYADES se pueden ver, incluso, sin binoculares desde el
mismo centro de una ciudad contaminada por la luz. Sin embargo, con una
exposición prolongada desde un lugar oscuro, la nube de polvo que rodea al
cúmulo de estrellas se vuelve muy evidente. La fotografía que se presenta,
cubre un área del cielo varias veces mayor al tamaño de la Luna llena. También
conocidas como LAS SIETE HERMANAS y M45, LAS PLÉYADES se encuentran a unos 400 años luz de distancia, hacia
la constelación de Tauro. Una leyenda común, con un toque moderno, cuenta que
una de las estrellas más brillantes se desvaneció desde que se nombró al
cúmulo, dejando solo seis de las estrellas hermanas visibles a simple vista.
Sin embargo, el número real de estrellas de LAS
PLÉYADES visibles puede ser de seis o
siete, según la oscuridad del cielo circundante y la claridad de la vista del
observador.
LA NEBULOSA DEL CANGREJO DESDE EL TELESCOPIO ESPACIAL HUBBLE.
Este es el lío que queda cuando una estrella
explota. LA NEBULOSA DEL CANREJO, resultado de una supernova, vista por primera vez en
el año 1054 d.n.e., está formada, en su totalidad, por misteriosos filamentos.
Los filamentos no solo son muy complejos, sino que parecen tener menos masa que
la expulsada por la supernova original y, una velocidad superior a la esperada
de una explosión libre. La imagen presentada, tomada por el telescopio espacial
Hubble, se presenta en tres colores elegidos por interés científico. LANEBULOSA DEL CANREJO
se extiende en un espacio del Universo de 10 años luz. En el mismo centro de la
nebulosa se encuentra un púlsar, denominado Crab Púlsar. Se trata de una
estrella de neutrones tan masiva como el Sol, pero del tamaño de una pequeña
ciudad. El Crab Pulsar gira unas 30 veces por segundo.
El cúmulo estelar abierto NGC 7380, todavía
está incrustado en su nube natal de gas y polvo interestelar, conocida
popularmente como LANEBULOSA DEL MAGO.
Desde la izquierda, podemos apreciar estrellas en primer plano y fondo, a lo
largo del plano de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Se encuentra a unos 8.000
años luz de distancia, hacia la constelación de Cefeo. En tamaño aparente en el
cielo, una Luna llena cubriría el cúmulo joven de 4 millones de años y la
nebulosa asociada, normalmente demasiado débil para apreciarla a simple vista.
La fotografía, realizada con telescopio y la cámara firmemente plantados en la
Tierra, revela formas y estructuras de gas y polvo cósmicos del tamaño de
varios años luz dentro del MAGO, en una paleta de colores popularizada en las
imágenes del Telescopio Espacial Hubble. Grabada con filtros de banda estrecha,
la luz de longitud de onda visible de los átomos de hidrógeno, oxígeno y azufre
de la nebulosa se visionan en colores verde, azul y rojo en la composición
digital final.
NEBULOSA DE ORIÓN EN COLORES
DE LOS ESPECTROS DE OXÍGENO, HIDRÓGENO Y AZUFRE..
Pocas vistas astronómicas excitan la
imaginación como la cercana guardería estelar conocida como LA NEBULOSA DE ORIÓN.
El gas brillante de la Nebulosa rodea a las estrellas jóvenes y calientes en el
borde de una inmensa nube molecular interestelar. Muchas de las estructuras
filamentosas, visibles en la imagen mostrada, son en realidad ondas de choque,
frentes donde el material que se mueve rápidamente se encuentra con el gas que
se mueve lentamente. LA NEBULOSA DE ORIÓN se extiende en un espacio del Universo de 40 años luz
y se encuentra a unos 1.500 años luz de distancia, en el mismo brazo espiral
que nuestro Sol en nuestra Vía Láctea. LA GRAN
NEBULOSA DE ORIÓN se puede localizar
a simple vista, justo debajo y a la izquierda, del cinturón, fácilmente
identificable, de tres estrellas en la popular constelación de Orión. La imagen
muestra la nebulosa en tres colores emitidos específicamente por los espectros del hidrógeno, oxígeno y gas de
azufre. Todo el complejo de nubes de LA
NEBULOSA DE ORIÓN, que incluye la
Nebulosa Cabeza de Caballo, se dispersará lentamente durante los próximos
100.000 años.
Silvia, quedó extasiada mirando un punto indefinido de la
cocina desde la silla en la que se encontraba. Rememoró aquel instante en el
que un ser maravilloso la cogió del brazo e impidió que se limpiase la
zigzagueante gota de café que resbalaba desde su boca, recorriendo, su
barbilla, su cuello y, desapareciendo por la puntiaguda hendidura de su escote
y conseguía alcanzar la redondez de su pecho izquierdo. Aquella persona, cortés
y respetuosa, impidió que continuase su camino cuando, siguiendo el serpenteante
rastro desde su nacimiento, se lo fue limpiando con la lengua en un aseo tan
suave como su delicada piel caramelizada. Degustó la confitura con
la ternura que el sensual roce, mezcla de sabores a café y a piel, le ofrecía
su laxa dejadez y su hondo respirar. Nunca había percibido esta delicadeza y
pulcritud, aparentemente, sin deseo explícito de excitarla. Se preguntó cómo
era posible que no hubiese reparado jamás en una sensación de atención tan
primorosa. Siempre había buscado inconscientemente aquel erizón de todo su
cuerpo. Acababa de experimentarlo con una persona que no conocía sino de unas
horas de charla y alegre compañía. En ese momento recapituló acerca de los
consejos, más bien monsergas, que a lo largo de su vida fueron un sinfín de
caricaturas sobre la naturaleza de los sentimientos y desafueros, repletos de
opiniones, probablemente vividas, aprendidas de amargas experiencias y fraudes
emotivos. Las creyó durante un tiempo demasiado largo. Nunca supuso que esas
experiencias pudiesen alterar su pensamiento por cuanto, conforme iba siendo
mayor, distinguía las débiles tonalidades de la voz cuando alguna vecna, amiga
o familiar explicaba algo respecto a “lo establecido… lo normal”. Fue captando
que había un mundo soterrado bajo una cáscara dura, demasiado dura, de
protección de una realidad que jamás se explicaba, jamás salía por boca alguna
Karol Bak
Silvia, fue rebelde. Con tan solo catorce años se rebeló
contra lo establecido y quiso estudiar y adquirir unos conocimientos que
pudiesen favorecer su equilibrio emocional y su vida futura. No le fue fácil.
Ser una mujer diferente a las de aquella pequeña ciudad suponía, en algunos
aspectos, un enfrentamiento con pensamientos rancios que, con el tiempo, se
habían convertido en mezquinos y envidiosos. Su familia, de origen humilde,
siempre la alentó a que hiciese lo que creían que conseguiría. A los diecisiete
años, marchó hacia la ciudad que sería desde ese día su nuevo entorno vital y,
posiblemente, el medio para que pudiese acercarse a una vida que le podría
proporcionar un pensamiento propio y una libertad nunca conseguida. Ahora, con
el transcurrir de los años, estaba segura de haber podido conseguir lo que se
propuso, suficiente para vivir sin demasiadas complicaciones,
independientemente, sin la ayuda de su familia. Su comportamiento de
suficiencia asombró siempre pero obtuvo un provechoso resultado. Ahora, ya no
era entonces. Demasiados desplantes, requiebros y proposiciones que procedían
de múltiples lugares y en diversos momentos. Un sutil chantaje, un momento
inadecuado o una oportunidad que desvanecían ilusiones, sentimientos y
proyectos. No sin riesgos, pudo salir de varios atolladeros que casi frustraron
su objetivo. Lo consiguió porque también existen personas que poseen el don de
la sincera amistad. Cuando se licenció, sus padres, orgullosos, fueron a la
gran ciudad y lo celebraron. Jamás supo expresar tanta delicadeza como cuando
se abrazó a sus padres. Con cinco años de altanería le había bastado para
comprender, un poco, solo un poco, el esfuerzo de encontrarse sola en momentos
delicados. Su fortaleza emocional superó un entorno hostil y la endureció.
Nunca admitió una relación de pareja. Sus amigos, fueran los que fuesen sabían
de “su manía”, la admitían y jamás opinaron, tras hacerlo unas pocas veces. Las
razones que esgrimía eran racionales y poderosas. Sin embargo, jamás obvió la
sensualidad de momentos deliciosos que pudo vivir de forma muy puntual. Estaba
segura de las necesidades fisiológicas y de sus propias sensaciones.
Karol Bak
Silvia no siempre fue consciente de su adaptación al entorno
mientras creció sola. Tuvo que desmontar falsedades, trampas y muchos
desarraigos que, adquiridos o no, perturbaron su dedicación a la formación. Con
ella entre cabeza y cuerpo, se desligaba de momentos que llegaron a perturbarla
gravemente. Así, con el rápido transcurrir del tiempo, se fue creando una
carcasa que tenía iguales propiedades que una jaula. De vez en cuando salía de
ella y se convertía en un producto al uso. Se divertía, trataba de embrutecerse
con eso que algunos llaman felicidad y se dejaba querer por amigos y extraños.
De esa amalgama poco diferenciada construyó su mundo, su especial forma de
comportamiento y su aversión o aceptación a muchas de las posibilidades que
dicen, puede generar la vida. Nunca frenó ante pensamientos, gustos o
singularidades que hacían de ella una persona más. Diferente pero jamás
especial. Siempre pensó que existían millones y millones de personas en el
mundo que actuaban de igual forma. Que para ellas, la palabra prever era normal
y trazaban un férreo camino con objetivos que poseían una priorización que
determinaría el fin alcanzado. Así, se desligó de todo lo que pudiese
mediatizar, dirigir o solapar su formación. Ella debía ser quien la llevase hacia
una vida que sería la que se había trazado durante estos años de persistente
tenacidad y rigor. Sin ella, se convertiría en una persona sin libertad para
decidir, un poco, solo un poco, aquello que le sería grato en su devenir
diario. Llegó a pensar de sí misma que era demasiado espartana y severa pero,
cuando estos pensamientos le sobrevenían, su raciocinio le indicaba que no era
así, que nada le daría la vida ni, mucho menos, alguien que fuese familiar,
amante, amigo o conocido. Eso la impulsaba hacia una fortaleza cuasi
inexpugnable. Este y no otro era el motivo de su rudeza para con todos, sin
despreciar jamás esos momentos de dulce emotividad que podían ocasionar un
placer que siempre trataría de obtener y dar. Comprendía que si buscaba una
pizca de satisfacción, en lógica proporción, debía de obsequiar con igual
interés. Le gustaba. Prefería conocer y experimentar más que estabilizarse en
unas rutinas que, sabía, la conducirían al rechazo. Además, cumplía fielmente
el principio de mente sana in corpore sano. Su mente y su concepción de la
fragilidad de la vida, lo principal. Su cuerpo y la satisfacción del placer
fundido, dando consistencia a un desarrollo progresivo de los aspectos que,
para ella eran los primordiales en un corto pasaje que ni siquiera había
pagado. Sí, cuando pensaba sobre la razón de su existencia encontraba pocos
datos, en realidad ninguno. ¿Algún otro ser habría podido realizar su trabajo?
Sí. Exactamente igual, incluso mejor. La repercusión de este cambio ¿habría
tenido consecuencias imprescindibles o extraordinarias? Pensaba que no. Con la
sencillez de un razonamiento normal, pensaba que solo habría sido una pequeña
translocación. Por ello, su razón de existir siempre estaba pendiente de un
hilo. Se sentía realizada, como los modernos expresan sin saber muy bien lo que
quieren decir con esta palabra, a la vez que su circuito racional y emotivo se
sentían plenos y actuaban con un rendimiento más que recto, justo y honrado. Su
oportuna forma de desenvolverse en el mundo estaba resultando beneficiosa e
incidía favorablemente en lo que consideraba el agradable y divertido paso por
una etapa temporal de la que solo quedará, en unos pocos años, un recuerdo
deformado que habrá extraviado todos los hechos en los que ella pudo intervenir.
Oleos
que han ilustrado proverbios y dichos populares, plasmados sobre sus telas con
un estilo realista. Siempre reflexivos, provocadores y de compleja interpretación.
Esta inmensa obra, ha aportado a coetáneos y, a quienes la contemplamos
actualmente, gran cantidad de contenidos morales. Esta larga familia de
artistas, Pieter Brueghel “El viejo”, Pieter Brueghel “El
joven”, Jan Brueghel “El viejo”, Jan Brueghel “El joven”, Jan Peter Brueghel,
Abraham Brueghel
y Ambrosius Brueghel, crearon un universo pictórico tan
especial como atractivo y peculiar. A lo largo del tiempo, de padres a hijos,
tanto la técnica como los temas del iniciador de esta pintura peculiar y
especial, fue seguida pero con mayor libertad en sus interpretaciones y un
mayor protagonismo de la representación de la naturaleza humana y del entorno.
El
género flora, los grandes bodegones y el paisaje han sido temas de una
plasticidad que termina con la excepcional representación de excepcional
“Alegoría de los cuatro elemento… Agua, tierra, aire y fuego” que, hacia 1645
completó el estilo, poco estudiado por su tardío conocimiento, que reafirma un
cambio en la concepción estilista personalizada y lejos de la moralina que
predomina en gran parte de las obras de la familia. Un ejemplo lo tenemos en
los temas basados en el Génesis y, de entre ellos, “La torre de Babel”, la metáfora del orgullo humano, el intento de
construcción de un edificio tan alto como el cielo originando la cólera de un Dios
que, para hacer decaer la arrogancia y la presunción humana, lo impidió por
medio de la incomunicación, al privar a los hombres de la lengua común.
La
llegada del despiadado Duque de Alba, enviado por el rey de España, Felipe II,
a Los Países Bajos con la misión de convertir a los protestantes, por fuerza,
al catolicismo, fue la época convulsa, cargada de tensiones religiosasen la que Brueghel “El Viejo” vivió una etapa
decisiva de su vida. Persona muy cultivada y amante de la filosofía estoica, familiarizado
con el pensamiento de Erasmo de Róterdam, de Tomás Moro y amigo íntimo de Abraham Ortelius,
el cartógrafo que elaboró el primer atlas mundial, distaba mucho de ser un
pintor de la corte o un advenedizo que creó un estilo peculiar. Su formación
dio comienzo en el afamado taller de Pieter Coecke van
Aelst,
pintor afamado y con el que Brueghel descubrió a El Bosco.
Tal impresión obtuvo de este pintor que durante varios años plasmó sus mismas
pinceladas, pasando a ser llamado “El Segundo Bosco”.
El
Bosco,
con sus pinturas en las que, el conflicto entre el bien y el mal mantenía al
mundo en un estado de permanente oscilación, ora hacia lo bueno y la salvación,
ora hacia el mal y la perdición, tuvo una relativa influencia en Brueghel “El Viejo”, cuya moralidad era menos estricta y su visión más
permisiva e indiferentes hacia la observación y reproducción de la vida real.
Sus hijos, bebieron de esta faceta diferenciadora y peculiar del padre,
percibiendo y estableciendo una extraordinaria tradición artística que se
prolongó durante cuatro generaciones.
Mientras
que en Italia, Leonardo da Vinci, Tiziano o Miguel Ángel,
trataban de plasmar en sus obras una exaltación idealizada de la naturaleza
humana y sus posibles virtudes, en Los Países Bajos, los efectos de la Reforma Protestante y las TeoríasCalvinistas, dirigió su atención hacia la Naturaleza
que empezó a poseer una importancia que procuró su paso, de un simple elemento
de fondo a un referente artístico por derecho propio. Pieter Brueghel “El Viejo”, que viajó a Italia, puso más interés por
los elementos artísticos generales que por el humanismo que se traslucía con la
novedosa revolución artística del momento. Así, en pleno siglo XVI, surgieron
en Amberes, artistas especializados en paisajes. Montañas imaginarias lejanas,
frente a fondos elevados, tonos fríos, que, en muchas ocasiones, eran divididos
por bandas cromáticas diferentes para crear el efecto de una perspectiva
convincente pero poco creíble. En general, son paisajes con un punto de vista
muy alto que generan un todo con sensación de inmensidad irreal. Esto
provocaque las figuras humanas parezcan
elementos minúsculos en un todo inmenso, expresando su debilidad y limitación
humana ante la grandeza exaltada de la creación y los elementos, en un mundo
amenazante pero pleno de fascinación y vida.
Hacia
la mitad del XVI, Amberes ya poseía más de cien mil habitantes entre los que se
encontraban gran cantidad de comerciantes, artesanos y artistas, que generaron
un ambiente económico de clase media poco convencional, obsesionada con labúsqueda del secreto de la riqueza y el
éxito. Este crecimiento impetuoso, posiblemente, fue lo que motivó a Tomás Moro
elegirla para ambientar el inicio de su “Utopía”.
La pintura homenajeaba las aventuras y costumbres de viajeros y mercaderes,
convirtiéndose sus relatos en la inspiración de cuadros costumbristas, día a
día más apreciados por ricos mercaderes y potentados.
Entre la burguesía y las clases mercantiles, gozaban de gran popularidad
las escenas de la vida campesina. Los estratos sociales más humildes, eran
vistos como una metáfora de la existencia humana, en la que se plasmaban
placeres sencillos y espontáneos pero también, el vicio y la disipación. Este
desenfadado baile de tradiciones y costumbres, representa la libertad frente a
las convenciones rígidas de la burguesía, rasgo que se aprecia en muchas de las
alusiones sexuales de escenas con personajes campesinos muy humanos.
La
familia Brueghel estaba constituida por artistas que narraron
hechos e historias que representaban la realidad y relataban la vida cotidiana.
Junto a las pasiones más humildes, captaron una gran explosión de buen humor
yjovialidad, juegos de cortejo y ritos
asociados al matrimonio, al igual que las tradiciones transmitidas junto al
fuego del hogar o en la celebración de un banquete. Así, Pieter Brueghel “El joven”, no condenaba a la humanidad, en su lugar, la
contemplaba con mirada indulgente y participaba de la incomodidad irresistible
de lo cotidiano, cuya repercusión, es profundamente humana.
Ramira
percibía la cálida mano de su hija mientras caminaban por la playa durante su paseo
cotidiano. La brisa elevaba el suave pelo de la niña al cielo. El monótono y
agradable juego del mar con la arena, a veces, se entremezclaba con sus pies,
desnudos. La suave temperatura ambiente las envolvía y acariciaba sus cuerpos
sin enfriarlos. Pilar, su hija pequeña, solicitaba, desde hacía bastante tiempo
que le contase un cuento todas las tardes y, ella, después de haber acabado
todos los que contenía “Cuentos al amor de la lumbre”, a pesar de no tener
lumbre, empezó a inventarse historias que a la pequeña le entusiasmaban. Con el
tiempo, a la vez que la niña crecía, apreció su gran imaginación y tuvo una
idea que había resultado, además de didáctica, muy agradable: después de
contarle “su” cuento a la niña, esta, debía de contarle uno a ella pero con la
condición de que los cuentos deberían ser imaginados, no leídos previamente. Y,
así empezó un largo y constante ir y venir de cuentos entre las dos. Aquella
tarde, la luz del atardecer no se filtraba por las nubes que se aplastaban
contra el cielo pintándolo de un color blanquecino. Empezó a hablarle a la niña
e inició, sin percatarse, su cuento:
Joaquín Sorolla
“En un país lejano, muy lejano, había un pueblo
pequeño, muy pequeño, rodeado de montañas. El pueblo no tenía caminos para
entrar o salir de él porque las montañas eran muy altas, muy altas. Todos los
hombres y mujeres trabajaban en los campos pequeños, muy pequeños, que
abrazaban con cariño todas las casas del pueblo. Todos estaban siempre tristes,
muy tristes. Alguna vez, un niño peguntaba a sus padres por qué estaban
tristes. Siempre respondían que se encontraban solos, que nadie iba con ellos
al huerto, que no veían a nadie cuando trabajaban. Los niños también estaban
tristes. Nadie estaba con ellos cuando sus padres estaban trabajando. Un día,
llegó al pueblo un artista que era mago. Nadie sabía cómo había podido llegar, sin
caminos, al pueblo. Dijo que, como era mago, había llegado por una senda que
sólo él conocía. Hablo con todos los vecinos y les preguntó por qué estaban tan
tristes. Ellos le dijeron que siempre estaban solos, que nadie les acompañaba
porque cada uno estaba en su pequeño campo trabajando. Entonces, el mago, que
era muy bueno, muy bueno, empezó a pensar y pensar, y miraba y miraba a las
personas, y las volvía a mirar, y pensaba y pensaba, hasta que un día les dijo
a los habitantes del pueblo, que ya eran muy amigos de él, que había encontrado
la solución para que siempre estuviesen acompañados. Solicitó del herrero que
le diese un pico y una pala y se dirigió a las montañas. Y, tardaba días, y
días, y días, y nunca volvía. Hasta que una noche muy oscura, el mago volvió al
pueblo y dando muy fuerte con el pico a la pala, hizo mucho ruido para
despertar a todos. Con caras somnolientas, los habitantes del pueblo salieron a
la plaza y el mago dijo: “Amigos, ya está todo solucionado. Desde mañana,
siempre tendréis a un amigo que irá con vosotros a todas partes”. Todos se miraron,
se rieron, aplaudieron y empezaron a bailar y cantar hasta que quedaron
durmiendo en la plaza, unos sobre otros. A la mañana siguiente, cuando fueron
despertando se limpiaban el polvo que tenían del suelo de la plaza y cada uno
marchó a las labores de su pequeño campo. Eran las nueve de la mañana cuando
uno de los habitantes del pueblo llegó corriendo y gritando desde su pequeño
campo. Iba diciendo: “Me persigue, siempre me persigue y es, unas veces muy
grande y otras muy pequeño…” Las mujeres y niños que habían quedado en el
pueblo salieron para comprobar qué sucedía y, entonces vieron que en el suelo
había una persona de color negro con cada uno de ellos… Salieron corriendo y su
acompañante iba siempre tras los niños, que lloraban de miedo y tras las
mujeres, cuyas faldas dobles y enaguas volaban al viento. Al poco tiempo fueron
muchos hombres los que vinieron asustados, cada uno con un acompañante.
Entonces, el mago, en medio de la plaza, los paró a todos, que tiritaban de
miedo y les dijo con voz potente: “Mirad las montañas. Les he quitado con el
pico y la pala que me llevé las altas cimas y ahora, el Sol llega hasta
vosotros y os regala un acompañante para siempre. Se llama SOMBRA”. Todos
miraron hacia las montañas y apreciaron que eran más bajas y una luz cegadora
no les dejaba abrir los ojos. Varios niños empezaron a jugar con sus
acompañantes que siempre hacían lo mismo que ellos. Y se divirtieron mucho, Y
los mayores también se movieron para hacerse amigos de sus acompañantes y todo
el pueblo fue muy feliz desde ese día porque ya tenían un acompañante para
siempre”.
Joaquín Sorolla
Ramira,
acababa de contar el cuento de aquella tarde a su hija y esperaba, no sin
impaciencia, que la niña creara el suyo para escuchar su dulce voz. Había
dormido inquieta y se encontraba un poco turbada porque su desvelo nocturno
había sido el culpable de un cuento que, posiblemente, había turbado la
inocente mente de su pequeña. A pesar de ello no comentó nada y esperó
pacientemente mientras, en silencio, ambas, sentadas en la arena de una pequeña
duna muy cercana al agua, miraban el suave vaivén de las olas, casi lamiéndoles
los pies. De pronto, la fina y cantarina voz de la niña sonó sobresaltándola. Escuchó
con atención.
Joaquín Sorolla
“Había
una vez una niña que vivía en una pequeña playa, muy pequeña. Su papá era
pescador y su mamá se ocupaba de la casa y de un pequeño, muy pequeño huerto
que tenían detrás de la casa, que era muy pequeña, muy pequeña.
Su papá
se iba siempre, al amanecer, a pescar. Su mamá hacía la comida y la niña estaba
con ella, en la mesa de la cocina, haciendo los deberes que le había puesto su
papá antes de marcharse.
A la una
de la tarde, salía hasta la orilla del mar, con dos o tres peces pequeños liados
en un papel. Le gustaba mucho encontrarse con su amiga, aquella gaviota tan
grande a la que acariciaba y estaba muy caliente. La gaviota, que siempre la
esperaba junto a las rocas que había en la parte derecha de la playa, comía los
peces que le daba la niña con mucha hambre. Allí estaban las dos amigas hasta que
su mamá la llamaba para comer.
Un día,
la gaviota le dijo si le gustaría aprender a volar. La niña se extrañó de que
un pájaro tan grande pudiese hablar. Le dijo que sí, que le gustaría mucho
saber volar porque iría recorriendo todos los mares del mundo
y comiendo peces pequeños, como los que ella le llevaba. Entonces, la gaviota
le dijo que podía cogerla con sus patas y la enseñaría enseguida a volar. La
niña le dijo que tendría que decirlo a su mamá y a su papá porque si tardaba en
llegar a casa se preocuparían. La gaviota le dijo que sería muy poco tiempo y
que no hacía falta que se lo dijese a nadie. La niña, le contestó que, si era
poco tiempo, podrían ir. La gaviota le dijo que empezarían elvuelo en ese momento. Se subio sobre los
hombros de la niñay cerró sus garras
sobre su ropa. Aleteaba muy fuerte porque el peso de la niña era más grande que
el de un pez pero, poco a poco, se fue elevando, ayudada por la brisa marina.
Cuando el vuelo era ya elevado, la niña se maravilló de la vista de la tierra
desde el cielo. La gaviota continuó su vuelo y al poco rato se dirigió a un
saliente en el lejano acantilado y dejó caer a la niña sobre un nido en el que
había tres polluelos. No se hizo daño porque el nido era muy mullido por las
plumas que tenía pero los polluelos empezaron a picotearla y le hicieron daño,
mucho daño.”
Cuando la niña acabó su cuento, el ocaso de
un sol que tiñó de rojo el cielo claro y luminoso, no dejó que la niña pudiese
apreciar la lágrima que caía por la mejilla de su madre. Aquella inocencia y
serenidad con la que su hija le contó aquel cuento, aquel martilleo de las
palabras mamá y papá, aquel candor tan triste, la había emocionado tanto que se
encontró abrazando fuertemente a la niña, dejando de hacerlo al decirle la
pequeña que la apretaba demasiado.
Joaquín Sorolla
Ramira
trató de comprender las entrelíneas de la narración de su hija y deseó que
hubiese sido el resultado de una lectura. Pero, no, pensó inmediatamente,
habían acordado que los cuentos de las tardes debían ser siempre inventados por
ellas. Y lo cumplían. Posiblemente, sería una traslación de variantes de una
lectura, se repetía con insistencia. No comprendía lo que desearía saber con
todas sus fuerzas, con todo su corazón. Le pareció, no, no sabía lo que le
pareció. Estaba tan confusa y tan emocionada que, tratando de calmarse, solo se
le ocurrió decir a su hija que ya era un poco tarde y que enseguida, la humedad
de la brisa marina, haría que tuviesen frío. Se levantaron de la arena y,
cogiendo la cálida y pequeña mano de la niña, volvieron a casa mientras el
lento y suave susurro del mar se hizo inaudible.
Los seres
humanos, en el momento actual, nos encontramos atacados por un agente parásito y
patógeno, desconocido hasta hace unos meses, con un resultado que,
posiblemente, cambiará el sistema social y a la propia sociedad en la que se
asentará, cuando se pueda vencer al agente, un nuevo orden social mundial. Esto
supone que, estudios muy complejos se generalicen en la totalidad de nuestro
planeta. Sin embargo, la facilidad de manipulación de la compleja información
con respecto a decisiones que pueden, solo pueden, ser controvertidas y dispares;
el terrible e inusitado desconocimiento de ciertas peculiaridades del agente
patógeno que nos diezma; la falta de
claridad y unificación entre los organismos mundiales con los países afectados por
la epidemia gravemente; la dificultad para explicar procesos bioquímicos
complicados a todas las personas que no han estudiado esta compleja ciencia y,
sin acabar, por la estúpida transmisión de falsos datos; el reinicio de la
actividad “seminormal” lentamente porque es una exigencia de personas a las
que, posiblemente, les interesa más el dinero que la vida de sus conciudadanos,
demostrando un egoísmo y falta de solidaridad inhumanos; debe impulsar a todos
los seres humanos a un aprendizaje sereno y de sencillo nivel de comprensión,
atención y preocupación, un estudio elemental de los procesos relevantes que
puede suponer un beneficio personalizado hacia la totalidad de los seres
humanos que compondrán la nueva estructura derivada de esta terrible pandemia.
Debe
considerarse imprescindible la explicación, con mucho tiento, lo más sencilla y
asequible para todos los lectores, sobre quién es este mortal agente
parásito patógeno, denominado con el nombre de “virus” y perteneciente
a la subclasificación de “coronavirus”, que nos ataca. Para ello debemos
conocer:
1 – Los virus son partículas de compuestos químicos clasificadas como seres sin metabolismo propio, es decir, no clasificadas
como seres vivos animales o vegetales. En realidad se definen como partículas
nucleoprotéicas capaces de atacar a todos los organismos vivos, desde el
microplasma más pequeño, hasta complejos órganos de los seres humanos. Como no poseen metabolismo
propio, “viven” cuando el ácido nucleico
que poseen penetra en las célula vivas del ser atacado. Así pues, son parásitos químicos.
2 – No se reproducen por sí mismos, se
replican “robando los compuestos químicos de las células” y
transformándolo en su propia materia.
3 – Como todos los parásitos, actúa sobre un huésped,
en este caso sobre los seres humanos, y actúa de la siguiente forma:
a) Se posa sobre la membrana de las células
de los tejidos seleccionados.
b) Inyecta en el interior de la célula su
material genético, ácidos nucleicos RNA, DNA.
c) Su carcasa de lípidos y proteínas queda
fuera de la célula.
d) Empieza su replicación a partir de los
ácidos nucleicos de la célula, imprescindibles para su vida.
4 – El compuesto que roba a las células
produce una deficiencia del mismo y la célula acaba por lisarse, se
rompe, por tanto, muere.
5 – Cada célula, mucho mayor que el
virus, posee material genético para poder replicar a cientos, miles, de
nuevos virus. Por tanto, en poco tiempo la cantidad de parásitos es exponencial.
6 – Bien, con este tipo especial de replicación
para expandirse, el virus va matando a las células del tejido, órgano o grupo de
órganos a los que ataca.
7 – “La muerte del huésped no interesa al
parásito” porque supone su propia muerte y, a pesar de no poseer,
fundamentalmente, nada más que tres cadenas de compuestos químicos, un virus
nuevo como el COVID-19 debe adaptarse a la fisiología de su huésped, debe
conocerlo y escapar de los anticuerpos vigilantes, “procurando” que el
humano infectado no muera para poder
vivir él. Es una constante en todos los parásitos con mayor desarrollo
fisiológico: piojos, garrapatas e incluso animales vertebrados de mayor tamaño
como los picabueyes, por ejemplo.
8 – Esto implica que, con el tiempo, cuando
se adaptan a la fisiología del huésped, su letalidad disminuye drásticamente,
esta ha sido una constante en el desarrollo de los virus conocidos y muy
estudiados pero… pero no desaparece de su huésped. Puede quedar en
estado de “letargo” y el huésped no padece la enfermedad sino cuando se produce
una alteración fisiológica en él. Producida por…¿? Aquí es donde se debe
investigar con mucha intensidad. ¿Cuáles son las causas exactas que, mediante un
cambio fisiológico o metabólico en el huésped, se favorece el ataque de las partículas
parásitas químicas que se encuentran aletargadas? ¿Puede ser que diferentes enfermedades adquiridas de
otra etiología, nuevas o crónicas, metabolismo alimentario en general,
respiración de atmósfera contaminada, compuestos químicos tóxicos absorbidos, alteraciones
metabólicas estacionales, alteraciones metabólicas debidas a la longevidad, alteraciones
inmunológicas, alteraciones hormonales, alteraciones neuronales debidas a
órdenes contradictorias o muy complejas del cerebro, etc., sean alguna o varias a la vez, la causa de la activación depredadora del parásito?
9 – El huésped, a pesar de no padecer la enfermedad
o ataque patógeno que genera, puede transmitir al parásito, con grave peligro para el resto
de los seres humanos que no son “huéspedes sanos”. Esta contaminación, logra provocar la enfermedad, pudiendo llegar a ser letal para el infectado y quien lo contaminó seguirá siendo “huésped
sano”.
10 – Y ahora, cuando todavía se están
estudiando las características del virus, cuando ni siquiera se posee la
síntesis de sus compuestos químicos, cuando se ha comprobado que posee cuatro
trozos de cadena genética que pertenecen al VIH, cuando se “prueban posibles
remedios curativos”, ahora, se decide la salida de un confinamiento que se ha
producido como único remedio por el gravísimo desconocimiento por la Ciencia de
las peculiaridades del virus.
11 – A modo de cuestión indispensable, falta
investigar, muy detenidamente, muchas más preguntas de las ya formuladas, por
ejemplo: ¿Cómo es posible que un país con una superficie de 377.962 Kms². y una
población de 127.368.088 de habitantes, la densidad de población y hacinamiento,
quizás, mayor del mundo, con el ataque de este parásito vírico en pleno auge,
con más de un tercio de su población muy longeva, la infección haya producido 328
muertes y en España, con una superficie de 505.370 Kms², con solo 47.100.000 de
habitantes y una Sanidad ejemplo mundial de eficacia, el número de muertes sea
de 22.540 seres humanos? (Datos del Instituto Johns Hopking el día de la
publicación de esta larga reflexión) El estudio de estos estragos deben ser
valorados mediante un análisis profundo y muy, muy serio. ¿Cuál es la causa de
esta mortandad? ¿Por qué el virus es más virulento y peligroso en nuestro País?
¿Qué condiciones de tal ataque producen esta disparidad? Sospecho que descubrir
esta anomalía debe suponer un gran avance en el conocimiento del virus, su tratamiento
curativo y posterior tratamiento preventivo de la terrible enfermedad que
ocasiona. No se aportan más datos comparativos porque el lector puede reunir más
información, simplemente, recogiendo las cifras que se publican periódicamente y consultando
extensión, habitantes, datos que requiere para su estudio y compararlos para el
análisis que realice.
Bien,
por todo lo anterior y muchas otras peculiaridades, cuya especificidad queda
para los científicos e investigadores, las prisas en la vuelta a la
seminormalidad es muy peligrosa. Tanto que, seres humanos que han sido atacados
por el parásito, han padecido sus consecuencias y las han superado, NO
poseen las defensas que inicialmente se pensó que debían de haber adquirido
y, por tanto, han podido o pueden enfermar nuevamente o transformarse en “huéspedes
sanos”. Miles de otros humanos, que son portadores huéspedes sin
conocerlo y que se encuentran entre personas sanas no portadoras, pueden
igualmente, infectarlas y producir en ellas unos resultados impredecibles. Esto
supone la posibilidad de retroceder en el control de la infección generalizada,
con consecuencias que pueden ser inevitables y perniciosas, muy perniciosas.
No
es válido ni justificable con argumento alguno, ¡en absoluto!, que se anteponga
a la vida la economía, las ganancias personales, el estraperlo, etc., que
afecta a la seguridad de muchos millones de seres humanos. Es indecente, egoísta
y patética la utilización de argumentos meramente políticos y de poder que, en los
Parlamentos de todos los países del mundo, lugar de la representación de todos los
habitantes humanos, algunos representantes de los mismos, traten de acelerar un
proceso vivo, impredecible y desconocido, muy, muy, muy peligroso, por medio de
una evaluación realizada con displicencia y sin conocimientos de los aspectos
científicos que posee el problema social planteado.