LA REALIDAD FILMADA
Antonio Campillo Ruiz
Cuando Andrew Marton y Yakima
Canutt dirigieron los diecinueve minutos que se encuentran entre los más
famosos de la historia del cine, vividos por actores y espectadores con una
intensidad dramática épica, no sospecharon que cuarenta años más tarde un
director visionario e imaginativo los calcaría de forma perfecta con una tecnología insospechada.
En la grandiosa “Ben-Hur” de William
Wyler, 1959, los directores de la segunda unidad cargaron sobre sus espaldas con el gran trabajo que supuso el
rodaje de la carrera de cuadrigas en el circo, pensada, estructurada y
supervisada por Wyler, sin considerar la complejidad humana y técnica que
debían llevar a cabo. A modo de ejemplo debemos conocer que solo la
construcción del circo donde tenía lugar la carrera, copia casi exacta del que
existió en Antioquia, se prolongó durante un año; que el entrenamiento de Charlton Heston y Stephen Boyd para conducir las cuadrigas y el de los dobles, que sólo actuaron en unas pocas escenas, se extendió a lo largo de
cuatro meses; y que los diecinueve minutos de la carrera tardaron más de tres en rodarse. Es
una de las realizaciones más peligrosa y grandiosa de la historia del cine en
todos los aspectos: rodaje y resultado cinematográfico. Recomiendo la lectura de las diversas anécdotas que tuvieron lugar a lo largo
de los cinco años de dilatada producción.
Qui-Gon Jinn dice a Anakin
Skywalker “Tu enfoque determina tu
realidad”, el espectador presiente que así es. El enfoque que George
Lucas, en el primer capítulo de la saga “Star wars” titulado “La amenaza fantasma”, 1999, marca a la película y es
decisivo porque no posee la carga épica de “Ben-Hur”.
A pesar de ello, Lucas quiere exponer
al espectador la grandeza de una tecnología, la infografía, que se puede
comparar con secuencias que han marcado un hito en la historia del cine. La
similitud de la carrera de vainas entre Anakin
Skywalker y Sebulba, como adversarios principales, ante miles de espectadores
y presidida por Jabba The Hutt, recuerda a Poncio
Pilatos presidiendo la carrera de cuadrigas entre Judá Ben-Hur y
Messala, amigos de la infancia y enemigos en ese momento.
Pero, siempre existe un pero, la épica y la
magia cinematográfica no tienen nada que ver con la técnica al servicio de
ellas. La técnica no podrá suplir jamás los aspectos fílmicos de una
realización cinematográfica. Y es precisamente la técnica fría, muy fría, la
que trata de ser similar a la viveza de la realidad filmada. El resultado es un
poco patético. Jamás se podrá realizar una similitud entre la belleza de los
caballos en plena carrera con el zumbido de las vainas voladoras de diseño tan
estrambótico como galáctico.
George Lucas siguió casi a pie de
planos la secuencia que ideó el maestro Wyler. El trabajo, en ambos casos,
podrá ser similar ya que la infografía requiere una dedicación y perfeccionismo
extraordinarios pero, la "realidad filmada" no se parece ni una pizca a la, para
mí, inadecuada denominación de “realidad virtual”, un concepto de reciente
acuñación que aglutina dos ideas antitéticas.