CONVERSACIONES CON MI HIJA LAURA – III
CUANDO LO SUGERIDO SE ESCRIBE CON LA TINTA DEL RITMO Y UNAS TIJERAS.
Antonio Campillo Ruiz
LIMINAR
Se recomienda a los lectores que lean tanto el texto escrito como el cinematográfico que le acompaña en continuidad. Laura coincide conmigo en que los ejemplos cinematográficos pueden facilitar la comprensión del texto. Recuerden: plena pantalla, símbolo con flechas diagonales en la parte inferior derecha de la imagen; volver: esc.
Los planos sin movimiento del espacio.
Aclaraciones adicionales a la propia acción.
Sí, las peculiaridades del lenguaje cinematográfico requieren unas tijeras para cortar por el lugar oportuno y una planificación que genere el ritmo preciso. En un principio, el plano y el aparente movimiento de personajes en el espacio focalizaban la atención del espectador. Incluso se repetían rótulos de los diálogos o sobre información transmitida por medio de imágenes, bien por su ininteligibilidad, bien por superabundancia. Este fue el primer balbuceo de la planificación.
Si bien la técnica se desarrolló más lentamente que el ingenio de los autores que empezaban a cimentar el lenguaje de la imagen dinámica, sus limitaciones acabaron cuando, sabiendo lo que debían expresar, no pensaron en cómo hacerlo sino en cómo lo tendría que descifrar el espectador.
Laura plantea la dificultad de pensar en imágenes para manifestar un concepto o sentimiento. Estoy de acuerdo con ella. Es un ejercicio muy útil plantearse cómo expresar una idea mediante una sucesión de imágenes. Personalmente doy un paso más: creo que la verdadera singularidad de un realizador es pensar qué pueden entrañar o sugerir las imágenes planificadas en el orden en que las ha dispuesto. Las imágenes de un plano y la sucesión de planos para conformar las secuencias se vacían mediante planificaciones diferentes, por tanto, al espectador se le pueden comunicar o sugerir sentimientos dispares. Para la adecuación de lo percibido y de lo sugerido, el realizador incluye en la planificación unos signos de puntuación que permiten la lectura fílmica de lo que ha expresado cinematográficamente.
¿Cómo describiría usted a una persona?
¿Es inteligible como lo hace el realizador en esta secuencia?
El espectador ha aprendido a captar lo representado y lo sugerido, quizás sin ser consciente de haber hecho tal aprendizaje. Escalas de planos, puntos de vista, elipsis espacio-temporales, movimientos del espacio y en el espacio, luces, sonido (sincronizado y apoyando las imágenes con música externa desde su introducción en el cine), actores, y un largo etcétera de aspectos técnicos, componen en su conjunto el todo que vemos y cuyo interés en ser conocidos obviamos cuando nos resistimos a leer los títulos de crédito que, a veces, tardan en pasar demasiados minutos. Todos, sin menoscabo de ni siquiera uno, son necesarios para expresar con acierto lo sugerido.
¿Se puede o se debe conjugar el ambiente
con el movimiento y la acción?
En ocasiones, la catarata de imágenes y sonidos que saltan de la pantalla implican la mera distracción del espectador y en ese mismo momento se rompe la concatenación de sentimientos que le venía sugiriendo la narración, pudiendo llegar incluso a desentenderse de lo hasta allí contado. Desde ese preciso instante deja de existir la percepción fílmica y se da paso a la apreciación de una sucesión de peripecias contadas por medio de elementos técnicos que, si bien son importantes, no inducen ni conducen a alcanzar el fin que creyó poder transmitir el autor. Cabe preguntarse entonces qué ha fallado y, aunque se valoren aspectos aislados de la producción (fotografía, color, interpretación, dirección de actores, tempo, etc.), la magia fílmica, la finalidad del cine, es irrecuperable. De más está decir que el autor se ha equivocado, es un provocador o el espectador no ha entendido lo expresado por el mismo.
¿Puede ser inteligible un nuevo montaje de lo expresado previamente en el film?
Fijando nuestra atención en el ejemplo anterior, se podría decir benevolentemente que la causa de su deficiente percepción ha sido haber extraído del contexto general de la película las secuencias reseñadas. Por lo general, una compleja narración, en la que existan dobles dimensiones espacio-temporales, escenas o vidas paralelas, abundantes flashback o simplemente cortes directos que separan en espacio y tiempo fílmicos la acción narrada, obstaculiza la comprensión del filme. No es infrecuente que sean los errores técnicos los que provoquen aburrimiento o indiferencia. Una secuenciación de planos imperfectos o inadecuados, cuyos puntos de interés y escalas cambien sin moderación, provoca en el espectador un movimiento ocular para focalizar lo sustantivo, que incluso ocasiona leves migrañas. Por fortuna, no abundan las anomalías de esta índole. La imperfección técnica y la migraña están unidas en un arte que, nacido de la técnica, se basa en la ciencia para poder ser inteligible y apreciado. Recordemos que la percepción fílmica reside en el cerebro y es éste quien descodifica consciente o guarda subconscientemente aquello que capta de la imagen dinámica.
¿Han percibido algo extraño? ¿No? Su cerebro sí.
Lo ha guardado como un “archivo oculto”
para utilizarlo en el momento oportuno.