domingo, 14 de agosto de 2011

POEMAS ANDALUSÍES IX

NATURALEZA

María Luisa Arnaiz Sánchez

Amadeo Roca

                                                     LA LUNA
                                          BEN BURD EL NIETO, XI

La luna es como un espejo cuyo alinde ha sido
empañado por los suspiros de las doncellas.
Y la noche se viste con la luz de su lámpara
como la negra tinta se viste con el blanco papel.

                                                 LA TORMENTA
                                    BEN SUHAYD DE CÓRDOBA, XI

Cada flor abría en la oscuridad de su boca,
buscando las ubres de la lluvia fecunda.
Y los ejércitos de las negras nubes,
cargadas de agua, desfilaban majestuosamente
armados con los sables de los relámpagos.

                                                        LA ALCACHOFA
                                            BEN AL-TALLA DE MAHDIYA, XI

Hija del agua y de la tierra, su abundancia se ofrece a
quien la espera encerrada en un castillo de avaricia.
Parece, por su blancura y por lo inaccesible de su refugio,
una virgen griega escondida entre un velo de lanzas.

                                                        LAS MIESES
                                                   DEL QADI IYAD, XII

Mira el campo sembrado, donde las mieses
parecen, al inclinarse ante el viento, escuadrones
de caballería que  huyen derrotados,
sangrando por las heridas de las amapolas.

                                                  LA ESTRELLA FUGAZ
                                            BEN SARA DE SANTARÉN, XII

Vio la estrella a un demonio espiar furtivamente
a las puertas del cielo y se lanzó contra él,
encendiendo un camino de llama.
Parecía un jinete al que la rapidez de la carrera
desatara el turbante y lo arrastrase entero
tras de sí como un velo que flota.

                                             ORILLAS DEL GUADALQUIVIR
                                         BEN SAHL, JUDÍO DE SEVILLA, XIII

Los olmos que descuellan sobre los jardines son
como lanzas llenas de banderolas de seda.
No es de extrañar que estas tropas se alzaran contra
el río, cuando le vieron vestido con la cota de mallas
que le forjan los vientos al arrugar sus aguas.
El río rechazó a las tropas una y otra vez
con sus ondas; pero se inclinaron sobre él
y hubo de someterse, lamentándose con su murmullo.


2 comentarios:

  1. Me encanta la imagen, en ella nuestras miradas se iluminan de luz y de naturaleza, como los versos que son destellos de colores donde abunda la brisa que acaricia el alma.

    Besos.

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  2. Y además de las espléndidas metáforas,el poema "La alcachofa" me recordó la "Alegoría de la castidad" de Memling.

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