domingo, 25 de diciembre de 2011

SCROOGE Y LA NAVIDAD

CONVERSACIONES CON MI HIJA LAURA - VI
EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD

Antonio Campillo Ruiz
                                                                                          A mi amigo Miguel Cos Tejada

                                                                
   En fechas destacadas siempre se estrena alguna película que guarde relación con el espíritu de las fiestas que se celebran. Mira, lee la cartelera. Estas Navidades estrenan Arthur Christmas: Operación regalo de Sarah Smith y Barry Cook, 2011, Noche de fin de año de Garry Marshall, 2011, y El cascanueces -The Nutcracker in 3D- de Andrei Konchalovsky, 2010. Tres películas íntimamente vinculadas a la Navidad que, entre dibujos y la espectacular proyección 3D, dicen poco y saben a menos.


   Sí, Laura, es muy frecuente que la comercialización supere el espíritu de un guión, llevado a la pantalla para deleite de los espectadores que gustan soñar con historias bellas y bien contadas. Pero este oportunismo no tiene nada que ver con el buen cine aun cuando se base en relatos magistrales.


   Los grandes clásicos, como Charles Dickens, han sido llevados a la pantalla grande en donde sus obras se transforman debido a las peculiaridades de la adaptación cinematográfica, sumado páginas en la historia de las grandes realizaciones. Recuerdo una película, Scrooge -Muchas gracias, Mr. Scrooge- de Ronald Neame de 1970… ¡Pero, papá, si ni siquiera había nacido! Se nota que te gustan las películas clásicas que la gente no conoce… No, Laura, no se trata de que sólo me gusten las películas clásicas, sabes que no es totalmente cierto, aprecio todos los aspectos fílmicos de una película y, cuando no poseen ninguno, es bastante frecuente que sea actual… Sí, a mí me sucede algo parecido porque cada día compruebo la tendencia a banalizar el cine, a que solo sirva obtener beneficios a costa del entretenimiento. De ahí las evidentes deficiencias narrativas y perceptivas que se pueden observar. Mira, el otro día fui a ver una película sólo por entretenerme. Cuando salí del cine, me pregunté cómo era posible sentir el vacío que dejó en mí la película…  


   Desafortunadamente, Laura, creo que tienes razón en todo lo que me dices. Pero, como soy un poco pesado, quiero hacerte notar que un buen guión es imprescindible para que una historia, narrada cinematográficamente, llegue fílmicamente al espectador. Y eso es lo que hizo Leslie Bricusse con Scrooge, un guión espléndido con una música excepcional. Fíjate, pienso que elevó “Cuento de Navidad” -“A Chirstmas Carol”- de Dickens a la máxima categoría en tecnología moderna de la imagen. Creo no equivocarme al decir que Scrooge, titulada Muchas gracias, Mr. Scrooge en español, es la película navideña por excelencia: divertida, con una pizca de complejidad espacio-temporal inteligible, sin sentimentalismos de dos al cuarto tan usuales en la actualidad y con una propuesta de realidad descrita magistralmente por Dickens. 


   Porque… la complejidad espacio-temporal en esta película es excelente. Cuando en el espacio representado un personaje se sitúa en tres dimensiones temporales: pasado, presente paradójico y futuro en distintos momentos, nadie de su entorno lo aprecia, mientras que el espectador ve a todos los personajes diferenciando pasado, presente y futuro, a pesar de encontrarse en un único tiempo representado. Este complejo juego espacio-temporal es inteligible por el espectador sin ningún problema, dada la facilidad con la que el realizador ha expresado este difícil dilema y la fantasía fílmica que se crea por el espectador. Ubicar a un personaje en el pasado y lo que llamo presente paradójico -estar presente en un lugar donde no podría encontrarse simultaneando su propio presente- es relativamente fácil de ser captado por el espectador. Pasar de este presente paradójico a un futuro desconocido y encontrarse mezclado en los sucesos del mismo, siendo percibido sólo por el espectador, es más complejo y debe realizarse con exquisita maestría. Ronald Neame fue capaz de escenificarlo con una delicadeza magistral.


   Por otro lado, sabes, Laura, que los actores son uno de los pilares fundamentales de toda película. Pues bien, Albert Finney realiza una interpretación magistral y es secundado por no inferiores intérpretes: Alec Guinness, Edith Evans, Kenneth More, etc. Ronald Neame construye, siguiendo las indicaciones de Leslie Bricusse y este de Charles Dickens, un personaje divertido hasta en su versión más miserable, que acaba él mismo enamorándose de ese espíritu que ha visto en su ciudad de la mano del pasado, del presente paradójico y del futuro.


   Además de las luces en calles y plazas, el espíritu navideño puede vivirse de una forma más sutil, con mayor protagonismo, logrando que las calles sean el escenario de unas historias inmortales. Para mostrarte un ejemplo de lo que te digo, Laura, te sugiero que entres en la dirección de un estupendo artículo, muy ilustrativo de lo que expreso, que ha escrito mi querida amiga Pilar Moreno Wallance:

   Como puedes apreciar, vivir la Navidad “de otra forma” es muy importante. Posiblemente evitaríamos que películas como “Muchas gracias, Mr. Scrooge hayan sido olvidadas por los mayores y sean desconocidas por los jóvenes. Este hecho es una de las muchas desgracias que están llevando al cine, denominado moderno, a volver a sus orígenes: una barraca de feria en la que se contemplaban mágicas imágenes en supuesto movimiento y con una falsa tridimensionalidad.



6 comentarios:

  1. Retorn a tu blog, Antonio, tras un obligado paron, y no podia haberlo hecho en emjor momento. Magnifica y razonada reflexion sobre la realidad del concepto de la Navidad.
    La pelicula, tambien para mi, es imborrable e inmortal, debieran proyectarla en todas las escuelas
    Un abrazo y Feliz Navidad

    ResponderEliminar
  2. ¡BIENVENIDO, ENRIQUE! ¡Anda que sí...! ¡Dejarme aquí solo y tu de vacaciones..., te lo perdono porque eran obligadas... que si no...!
    Pero ya estás. Los ánimos crecerán y no tendré más remedio que enmendarme y ser muy, muy pulcro, para que leas con el mismo gusto que has hecho ahora las pequeñas cositas que escribo.
    Me agrada mil montones que te haya gustado "Scrooge". Era nuestra película para la Navidad.
    Aunque no entendíamos nada más que "sen quiú", la canción más impactante era una delicia tararearla.
    Ahora, la obligación, es la obligación. Sigue escribiendo tantas genialidades como antes que ya te he echado un ojo por si acaso...

    Un inmenso abrazo, Enrique.

    ResponderEliminar
  3. Que suerte tiene Elena de tener un maestro semejante y que contento debe haberse puesto Miguelico. Gracias por esta nueva/vieja/eterna vision navideña. Un abrazos

    ResponderEliminar
  4. Mariano, nuestro amigo común, Miguel, es tan maestro que enseña a sus hijos algo tan difícil como el lenguaje cinematográfico. Elena debe estar encantada con una persona tan activa y tan meticulosa.
    Te contará nuestra experiencia con esta "Conversación".
    Me alegro que te recuerde sensaciones que serán difíciles recuperar.

    Un fuerte abrazo, Mariano.

    ResponderEliminar
  5. Una entrada magistral con tu crìtica del film. Enhorabuena

    un fuerte abrazo

    fus

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias, Fus, pero creo que podríamos hablar un poco más de "Scrooge". Su complejidad espacio-temporal crea un ambiente narrativo expectante.
    Su delicadeza y su música son, igualmente, excelentes.
    Y sobre todo, su recuerdo para muchas personas que la han disfrutado desde hace años, es imprescindible.

    Un fuerte abrazo, Fus.

    ResponderEliminar