jueves, 8 de marzo de 2012

ARLETTY Y MARLON BRANDO

LES ENFANTS DU PARADIS

Antonio Campillo Ruiz

Nu d'Arletty, Moïse Kisling, 1933

   Recordé “Les enfants du paradis” de Marcel Carné, 1945, por azar y tras haber visto otra película francesa: “Los chicos del coro”, 2004. He dicho azar porque me jugó una mala pasada mi subconsciente. Pensé en la ubicación del coro y lo asocié a las gradas más altas de los cines: el paraíso, o donde más cuesta… ¡subir!, como decíamos por estos pagos. Hablando de la emotiva historia de los internados en régimen casi militar y de cómo el protagonista se redime por la música, recordé mi lapsus y entonces surgió rauda la evocación de “Les enfants du paradis”.

 Arletty

   En las dos partes en que está dividida la película fluye la vida en un París decimonónico cuyos habitantes más necesitados acuden al teatro y desde la “cazuela”, de ahí el título del filme, asisten a los espectáculos con el ánimo de liberarse de sus problemas. Después de haber conocido las peripecias de determinados personajes en la primera parte, en la segunda, y pasados los años, sabemos de su presente pues asistimos a su reencuentro en un  “escenario”, donde conocemos el rumbo que el destino había trazado a cada uno..   

Marlon Brando en “Un tranvía llamado deseo”, 1948

  De Arletty, la actriz que encarna a Garante, también intérprete en la película, dijo Marlon Brando a Truman Capote: “¿Sabe?, esa fue la única vez que me enamoré de una actriz, de alguien del mundo cinematográfico…me enloqueció. Quiero decir que me enamoré de verdad. Lo primero que hice la primera vez que fui a París, fue tratar de conocer a Arletty. Quería verla como quien visita un templo. La mujer ideal. ¡Qué error, qué desilusión! Era una arpía”. Desde luego se cruzó en su vida. Ella hizo de Blanche DuBois en “Un tranvía llamado deseo” bajo la dirección de Jean Cocteau en 1949; él había hecho de Stanley, el cuñado de Blanche, en Broadway en 1947 bajo las órdenes de Elia Kazan, que llevaría la obra de Tennessee Williams al cine en 1951.





4 comentarios:

  1. Alecciona verte tan enamorado de lo que escribes, Antonio.

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  2. ¡Me has descubierto, Enrique!
    Es cierto, cuando sobrepaso el límite de la simple lectura me apasiona obtener el máximo de lo que me atrapa.

    Un fuerte abrazo, Enrique.

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  3. mi corazón es francés pero mi culo es internacional

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  4. mi corazón es francés pero mi culo es internacional

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