viernes, 24 de agosto de 2012

DUEL

EL PODER DE LA IMAGEN

Antonio Campillo Ruiz


   Después de tres minutos de cámara subjetiva y uno de planos de seguimiento desde diversos puntos de vista, el espectador, que ha podido ver lo mismo que el conductor del mítico Plymouth Valiant del 71, descubre el nombre del director de la película y se pregunta extrañado: ¿cómo? Pues sí, así es. “Duel”, “El diablo sobre ruedas” de Steven Spielberg, 1971, fue el primer trabajo de este género dirigido por el jovencísimo y genial realizador, basado en un relato corto de Richard Matheson.


   Encargada por TV y con una duración propia del medio, setenta y un minutos, se amplió a noventa para la gran pantalla. Con este filme nació una nueva concepción de la planificación, del montaje y de los puntos de vista de la cámara. Planos que sorprenden se enlazan magistralmente con los anteriores y posteriores creando una sinfonía de secuencias con un poder fílmico hasta ese momento no apreciado en la pantalla. Había nacido una nueva forma de valorar la imagen dinámica. El plano dejó de ser la unidad mínima de imágenes de una secuencia para tener una importancia por sí mismo única hasta este momento. Obtenido mediante una creativa y estudiada posición de la cámara y con significado propio, durante el montaje aumenta su poder y se integra en la narración creando un clima que no requiere mucha ayuda de otros elementos cinematográficos.


   “El diablo sobre ruedas” es un ejemplo del poder de la imagen sobre otros factores que conforman la totalidad del filme. Con una sola secuencia de diálogo que el espectador va olvidando poco a poco para escrutar con asombro acontecimientos cada vez más sorprendentes, con la nariz llena de polvo y un sabor a tierra en la garganta, este peculiar duelo va llevándole hasta un estado de tensión en el que se confunden reto y raciocinio, juego y peligro, mal y bien. Por otro lado, la excelente banda sonora colabora con gran efectividad a que aspectos fílmicos de planos largos o cortos, amplíen un pulso narrativo y una credibilidad pocas veces sentida hasta el momento.


   La creación de espacios abiertos cuya dificultad de consecución es evidente, monólogos que no poseen sentido explicativo de lo narrado sino pensamientos en voz alta, "¿Cómo podrá correr tanto?", y unos primerísimos primeros planos que denotan preocupación, soledad, miedo, tensión, conducen a David Mann (Dennis Weaver) hacia una espiral que cada vez le succiona hacia un estado de violencia que jamás ha poseído.


   “Duel” fue nominada a los Emmy a la mejor fotografía (Jack A. Marta), ganó el de mejor montaje de sonido (Jerry Chistian, Edwin S. Hall y seis técnicos más sin acreditación), y fue nominada a los Globos de Oro y premio especial a Steven Spielberg en el Festival de Avoriaz.   



4 comentarios:

  1. Otra obra maestra del genial Spielberg.
    Que angustia, uy la que se le armó al pobre viajante por querer adelantarse al camion!
    Casualmente vi esta pelicula por segunda vez la semana pasada. Nadie le cree, él no lo puede ver, logra transmitir una sensacion de asfixia pero la accion no te deja cambiar de canal, es que cuando hay talento con cualquier cosa se hace una maravilla.
    Un abrazo.

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  2. Encantada de conocerte Antonio, y tu polifacético blog, veo que has llegado por Maria Luisa, feliz de verlos a los dos.
    Te dejo un abrazo y luego vengo con tiempo, que tengo que alejarme por el momento.
    Gracias!!!

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  3. Así es, Carolina, cuando existe el talento narrativo un relato corto puede llegar a ser una gran película.
    Esto sucede a "Duel" y Steven Spielberg inició una carrera que podemos constatar hasta dónde ha llegado.
    Me alegro que te agradase la película cuando la visionaste.

    Un abrazo, amiga Carolina.

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  4. Igualmente, Sara. Estoy encantado de haberte encontrado en este mundo mitad espacio, mitad personas que nos comunicamos.
    Nos seguimos leyendo, amiga Sara.

    Un abrazo.

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