martes, 29 de junio de 2010

RISA Y SEXO


RISUS PASCHALIS

María Luisa Arnaiz Sánchez

Baubo

   El “RISUS PASCHALIS” fue una exhibición obscena que perduró en la iglesia católica hasta los primeros años del siglo XX. Maria Caterina Jacobelli dice que encontró el término leyendo la obra de Vladímir Propp “Edipo alla luce del folclore. Quattro studi di etnografia storico-strutturale” y su asombro fue tan grande que se propuso averiguar lo que se escondía bajo hecho tan inaudito. En España la editorial Planeta publicó en mayo de 1991 su obra “Risus paschalis. El fundamento teológico del placer sexual”, la cual me proporcionó cierta información desconocida, otra que ya utilizaba e indiferencia por su colofón. El “risus paschalis” es un acontecimiento  que discurre del siguiente modo: durante el transcurso de la misa de Pascua Florida o de Resurrección el cura oficiante debía suscitar la risa de los fieles y para ello se servía de todo lo que su imaginario sexual le dictaba, esto es, utilizaba un salaz vocabulario, mostraba sus genitales, e incluso simulaba el coito. Documentada en Reims en 852, la costumbre se extendió por casi toda Europa y perduró hasta 1911 en Alemania con el nombre de Ostergelächter. ¿Cómo?, ¿que los curas apelaban a la sexualidad y al placer para expresar la resurrección de Jesús?

El sombrero del cura
 
   Muchos investigadores han buscado cómo interpretar esta suerte de farsa de la iglesia católica, siendo sus respuestas controvertidas. La teóloga Jacobelli examina tres episodios distantes en el tiempo y en el espacio para probar que el risus paschalis oculta una índole sagrada:

Hathor
 
Episodio de Hathor. Egipto, siglo XII a. C.

En el “Papiro Chester Beatty” se cuenta que “Ra, ofendido con el dios Baba, se echó boca arriba y su corazón estaba gravemente herido…La Eneada divina…dirigió gritos hacia el rostro del dios Baba…el delito que has cometido es abominable…El dios grande pasó todo el día echado en su tienda...vino Hathor, la dama del Sicómoro Meridional, se puso frente a su padre, el Señor del Universo, y descubrió su sexo frente a él. Y el gran dios rió. Se alzó y se sentó con la Eneada divina…” 

Baubo. Museo Nacional de Dinamarca
 
Episodio de Baubo. Grecia, siglos VII - VI a. C.

En el “Himno” homérico a Démeter se cuenta que la diosa, errando apenada en busca de su hija, encontró refugio en Eleusis, donde rechazó toda comida y bebida. Una sierva, de nombre Iambe le hizo reír con guasas. En “Protréptico” Clemente de Alejandría es más explícito pues dice “Baubo…le ofreció un vaso de ciceón (agua de cebada) y, como la diosa lo rechazara…se levantó las ropas, empujando hacia delante sus pudendas y mostrándolas…entonces la diosa…sonrió de corazón”.

Amaterasu

Episodio de Amaterasu. Japón, siglo VIII d. C.

En el primer libro del “Kojiki” se cuenta que Amaterasu, la diosa del sol, fue retada por su disconforme hermano a ver quién concebía el mayor número de dioses y, tras vencer la diosa, Susano destrozó el palacio, donde ella y sus damas tejían el mundo. Encolerizada, se encerró en la Morada Celeste, de forma que reinaron las tinieblas.  Los dioses intentaron que saliera y, hasta que Ame-no-Uzume no “mostró los pezones…y desató las cintas de su traje hasta los genitales…(y los) kamis se echaron a reír”, Amaterasu no se asomó, momento en que fue atrapada y devuelta al mundo, que recobró la luz.

Ame-no-Uzume. Ekin Muian

   Interesada desde siempre por cualquier tipo de narración, cotejé las historias de los tres episodios expuestos por la doctora Jacobelli  y, a la luz de las funciones descritas por V. Propp para los cuentos maravillosos, analicé el mitologema codificado en dichos relatos. De forma simplificada lo que se desprende es:

alejamiento: Ra se separa de la Eneada divina, Démeter se marcha del Olimpo y Amaterasu abandona el cielo.

fechoría: Advenimiento de una catástrofe cósmica determinada  por la ausencia del sol (Ra), de los cereales (Démeter), y de la luz (Amaterasu).

AGRESORES: Baba, Hades y Susano.

ayudantes: Hathor, Baubo y Ame-no-Uzume.

reparación: Los tres dioses ríen, luego se acaba la crisis.

regreso: Todos retornan a su sede.

¿Cuál es la enseñanza que se quiere transmitir con estos mitos? Bien sencilla: es necesario preservar la fuente de toda vida. ¿Por qué la risa? Es sabido: reír es exteriorizar que ha pasado el peligro.

Narcisos

   Ahora bien, por haber sido introducidos ademanes tan escabrosos en lugar tan sagrado y momento tan solemne para los creyentes católicos, me pregunté: ¿no son similares los trances de pérdida y resurrección ocurridos a Core y a Jesús?, ¿qué relación se puede establecer entre la joven raptada y el hebro inmolado? Conviene recordar el mito de Démeter y PErséfone (respectivamente, en latín Ceres, de donde ‘cereal’, y Proserpina).

Démeter y Perséfone
 
   Un día Core recolectaba flores silvestres junto con las hijas del Océano cuando un narciso, hecho brotar por Gea como señuelo, llamó su atención.  Al acercarse a verlo, se abrió la tierra y apareció el dios Hades que impera en el Tártaro o mundo de los muertos y la raptó. Nadie pareció oír sus gritos salvo su madre que abandonó el Olimpo y salió en su búsqueda. Durante nueve días con sus noches anduvo indagando el paradero de su hija, pero, como nadie había visto nada, preguntó al sol y este le dijo que Zeus se la había dado a Hades para que fuera su esposa. Desde el momento en que Core perdió su doncellez, pasó a llamarse Perséfone.

El rapto de Pérsefone. Bernini

   Sumamente enojada, retiró su protección a los campos, causa de que las semillas dejaran de brotar, y, como la humanidad hubiera perecido sin alimentarse, el padre de los dioses le envió a Iris para rogarle que volviera a la mansión celeste. Al no dejarse persuadir, Zeus intentó sobornarla con regalos, pero ella insistía en que no dejaría prosperar las semillas hasta que su hija le fuera devuelta. El dios de los cielos entonces encomendó a Hermes que trasladara a Hades la orden de liberar a Perséfone, si bien se amparó en una condición: para ser completamente libre, no debería haber ingerido comida del reino infernal. Hades le comunicó a su esposa que podía volver con su madre pero, con el fin de retenerla, le dio a comer una granada. Unció sus caballos y voló con Perséfone y Hermes hasta ELEUSIS, donde se encontraron madre e hija. Cuando Démeter supo que su hija había transgredido involuntariamente la condición del padre de los dioses, se entristeció de nuevo, si bien encontró consuelo en el mensaje que le transmitió Rea: “Zeus accede a que tu hija solo permanezca la tercera parte del año bajo la nebulosa tiniebla. Ven y obedécele, haciendo que crezcan los frutos que dan vida a los hombres”. Así pues, Démeter volvió a ocupar su asiento entre los dioses olímpicos y permitió en ese mismo instante que las semillas fructificaran, por lo que la tierra reverdeció. Ella instruyó a reyes y príncipes de Eleusis en el ceremonial de sus ritos y les reveló sus secretos misterios.

Démeter. Cosimo Tura. 
Palazzo Schifanoia (Ferrara)
 
   Es evidente que este mito fue la manera que hallaron los hombres para interpretar la estacionalidad de las cosechas. Como en otoño, y más aún en invierno, la tierra parece yerma, carente de vida, ya que nada exterioriza el rebrotar de las plantas, al hombre le tuvo que aterrar la duda de si brotarían los frutos que lo salvarían y debió temer morir por inanición. Es lógico que concibiera algunas ideas para corregir su desdichada situación, como la de procurar el apaciguamiento de las fuerzas de la naturaleza que prevalecían frente a su voluntad de obtener los indispensables alimentos, y es de suponer que iniciara alguna suerte de ritual para inclinarlas a su favor. Al llegar la primavera, cuando comprobara el resurgir de las semillas, sacaría alguna conclusión: junto a la realidad de los ciclos naturales, creería haber predispuesto a los “dioses” a su favor. 

Campo de trigo. Van Gogh
 
   Por tanto, la codificación del mito griego descrito es la paradoja siguiente: la semilla muere, desaparece, para vivir, para renacer. He aquí la relación entre PERSÉFONE y Jesús: Perséfone, la semilla de la vida que renace, abandona el inframundo en primavera, o sea, resucita para volver a su madre, la protectora de los frutos de la tierra, luego los hombres se salvan; Jesús, fuente de vida según la iglesia católica, abandona la tumba en primavera, es decir, resucita para salvar a los hombres y la propia iglesia eleva a dogma el que su madre pueda permanecer junto a él: Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. “Munificentissimus Deus”, Pío XII, 1950.

Perséfone. Moneda cartaginesa

Resurrección de Cristo. El Greco
 
   Fuera de la función preponderante y decisiva de la mujer, como el caso de Hathor, Baubo y Ame-no-Uzume (en los pueblos nómadas es el varón el que alcanza la categoría de dios, por ejemplo Jehová y su trasunto Jesús), esta semejanza demuestra que la explicación más razonable de ambas historias es única: la manifestación de ceremonias agrícolas. Así pues, una vez más asistimos a un acto de premeditado sincretismo religioso, con otras añadiduras, llevado a cabo por la iglesia católica. Si por el regreso de Perséfone (la germinación de las semillas) el hombre se salva, si por la resurrección de Jesús el hombre se salva, yo no veo en estas fábulas nada más que la vida se renueva por ciclos, llamados estaciones. Si el gesto de Baubo era imitado por un cura predicador bajo la denominación de “RISUS PASCHALIS”, yo no veo en esta escena nada más que la vida se renueva por generaciones. Quizás lo comprendieran así los fieles y por eso duró tanto tiempo esta tradición.

Iglesia de San Miguel. Fuentidueña (Segovia)
 
   Maria Caterina Jacobelli considera que el “risus paschalis” es una metáfora del placer sexual y cree con Santo Tomás que “en Cristo existía el apetito sensual o sensualidad”, de modo que, planteada su tesis como la posibilidad de que el placer sexual tenga carácter sagrado y prescindiendo yo del aparato probatorio en que se basa, concluye así: dado que la humanidad ve la risa como inherente a la vida, dado que acompaña al brote de la vida animal y vegetal, y dado que es atributo de la divinidad, “el placer…es participación e imagen…del placer eterno, infinito, esencia del Dios uno y trino”

Baubo. Priene, cerca de Samum Kalesi (Turquía)

   A mí me convence más la conjetura de Nietzsche, para quien Baubo representa la verdad, la verdad que permanece oculta hasta que se desvela, así como que la vida está en el cuerpo (sobre todo en el femenino, que la iglesia católica ha vilipendiado hasta querer hacer de la castidad el antídoto del deseo sexual o de la lujuria). Y estoy de acuerdo con el filósofo en que Baubo transmite el mensaje de que el sentido de la vida no es otro que la materialidad de la existencia”. En la “ciudad de los cerdos” que describía Sócrates no son necesarias las historia falsas.

Baubo
 

domingo, 27 de junio de 2010

TEORÍAS CIENTÍFICAS Y DOGMAS

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BIG-BANG, EVOLUCIÓN Y CREACIONISMO

Antonio Campillo Ruiz


   Hasta los años sesenta del siglo pasado no se pudo explicar una teoría acertada sobre el origen del Universo actual. Basándose en un riguroso estudio de la luz y un descubrimiento que se aplicaba únicamente al sonido, el efecto Doppler(1), se desarrolló la teoría actual de la expansión del Universo. Se la denominó “Teoría del Big Bang”, “Gran Explosión” y, actualmente “El Modelo Corriente” que contiene indicaciones mucho más precisas y específicas sobre el Universo.


   Dos investigadores, Penzias(2) y Wilson(3), detectaron microondas(4) procedentes del espacio exterior que poseían una particularidad: su intensidad era la misma a pesar de dirigir la antena hacia diferentes puntos. Esta radiación parecía llenar todo el espacio por lo que dedujeron que no podía ser producida por ninguna estrella, galaxia ni cuerpo estelar en particular. Ante este experimento, los físicos teóricos y, especialmente Stephen W. Hawking(5), dedujeron que esta emisión de ondas podría ser compatible con la hipótesis de que el Universo fue enormemente denso y caliente en su principio habiendo sufrido una explosión que se produjo simultáneamente en todas partes llenando el espacio y haciendo que todas las partículas se alejasen entre si.


   Esta hipótesis se materializó en la teoría de “Un todo en el espacio” que puede comprenderse como un Universo Infinito o un Universo Finito que se curva sobre si mismo como la superficie de una esfera. Ambas teorías no son fáciles de comprender pero en el principio del Universo poco importa que el espacio sea o no infinito.


   Una centésima de segundo después de la explosión, la temperatura era de unos cien mil millones de grados centígrados, 1011 ºC. Es la mayor temperatura alcanzada jamás en el Universo. En estas condiciones energéticas la materia se descompuso hasta sus  partículas(6) más elementales y con características peculiares. Así, por ejemplo, la cantidad de electrones y positrones existentes era prácticamente la misma siendo que este fenómeno sólo ocurre en fenómenos de altas energías como la formación de una supernova o experimentos de laboratorio específicos.


   De igual forma, existían neutrinos de diversos tipos, con sus peculiares y fantasmales característica, y gran abundancia de fotones, generados continuamente a partir de energía pura y aniquilados tras una corta vida. La cantidad de fotones activos y destruidos se debe establecer mediante el balance entre los procesos de creación y destrucción de los mismos. 


   Esta “sopa cósmica”, a una temperatura de 1011 ºC, poseía una densidad de 4.109 Kg/m3, es decir 4.109 veces mayor que la densidad del agua. Fijémonos, una densidad de 4.000.000.000 Kg/m3, cuatro mil millones de kilos por metro cúbico. Inmensa.

   También existía una pequeña contaminación de partículas más pesadas, componentes futuras de los actuales núcleos atómicos, los protones y neutrones. Pero su proporción era casi despreciable: un protón y un neutrón por cada mil millones de electrones, positrones, neutrinos o fotones.


   A una décima de segundo de haber comenzado la explosión, la temperatura empezó a disminuir paulatinamente y, en el primer segundo era ya de 10.000.000.000 ºC, 1010 ºC, y después de catorce segundos sólo de 3.000.000.000 ºC, 3.109 ºC. A partir de este momento la temperatura era suficientemente baja para que materia y antimateria, electrones y positrones, se destruyesen más rápidamente de la velocidad a la que formaban y al alcanzar los mil millones de grados centígrados, 109 ºC, a los tres minutos de la explosión, protones y neutrones empezaron a formar núcleos complejos que, iniciados con el Hidrógeno y sus isótopos más pesados Deuterio y Tritio. Empezaron las reacciones de fusión nuclear obteniéndose elementos más complejos como el Helio.


   Al final de estos tres primeros minutos la “sopa cósmica”, mucho menos densa y con menor temperatura, contenía fotones, neutrinos, antineutrinos, pequeñas cantidades de electrones que habían escapado del aniquilamiento electrón-positrón y un 73 % de Hidrógeno y un 27 % de Helio. 

   Progresivamente, conforme bajaba la temperatura y disminuía la densidad, los gases resultantes, bajo la acción de fenómenos gravitatorios, comenzaron a agruparse hasta condensarse y formar las galaxias y estrellas actuales. El Universo conocido.


   Demos un salto en el tiempo, creemos, amigos lectores, una elipsis temporal muy, muy, grande. Nuestro Sistema Solar se formó hace unos cuatro mil quinientos millones de años, (4.500.000.000, 4,5.109 años). Aproximadamente unos diez mil millones de años después de producirse el Big Bang (10.000.000.000, 1010 años). Las condiciones planetarias necesarias, muy peculiares, para la existencia de lo que conocemos como nuestra forma de vida, existieron a partir de la “sopa de elementos y compuestos” químicos que, al igual que la “sopa cósmica” se reorganizaron basándose en cadenas de átomos de carbono y algunos otros como hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y fósforo. 


   Experimentos como los realizados por Oparin(7), constatan que la “sopa de elementos y compuestos” existente en la Tierra, sometida a las condiciones señaladas y en un tiempo infrecuentemente corto provocó el caldo de cultivo fundamental para la formación de complejos compuestos químicos. Stephen W. Hawking, el físico teórico que ha desarrollado y explicado la teoría del Big Bang, dice: “Hay evidencias fósiles, de la existencia de ciertas formas de vida en la Tierra hace aproximadamente tres mil quinientos millones de años. Esto pudo haber sido apenas 500 millones de años después de que la Tierra llegase a estabilizarse y a enfriarse lo bastante como para que la vida apareciera. Pero la vida habría podido tardar siete mil millones de años en desarrollarse, y todavía le sobraría tiempo para el desarrollo de seres que como nosotros, podrían preguntarse sobre el origen de la vida. Si la probabilidad del desarrollo de vida en un planeta dado, es muy pequeña, ¿por qué sucedió en la Tierra, en tan solo 1/14 del tiempo total disponible?”

Stephen W. Hawking
 

   Esta pregunta puede ser una de las causas por las que el creacionismo y la teoría de la generación espontánea, de la aparición vida en la Tierra, haya tenido una mínima explicación malinterpretada, no demostrada e irracional. Para poder admitir la teoría creacionista debemos “creer” que algunos de esos átomos llegaron a ordenarse en forma de moléculas de ácido desoxirribonucléico, ADN. Crick(8) y Watson(9) descubrieron su peculiar forma de doble hélice. Entre las dos cadenas entrelazadas hay pares de ácidos nucleicos. Posee cuatro tipos de ácidos nucleicos: adenina, guanina, citosina, y timina. En una de las cadenas, la adenina siempre va con su compañera la timina, en la otra, siempre van a dúo la guanina con la citosina.


La secuencia de ácidos nucleicos en una cadena define una secuencia única y complementaria en la otra cadena. Ambas cadenas pueden entonces separarse y cada una actúa como una plantilla para construir otras cadenas. De este modo las moléculas de ADN pueden reproducir la información genética, cifrada en sus secuencias de ácidos nucleicos. La complejidad de la que se denomina molécula de la vida, el ADN, es tal que, teniendo en cuenta que la cantidad de ácidos nucleicos en el ADN de un ser humano es de tres mil millones de moléculas, su especial organización es inverosímil que se produzca espontáneamente. 
 

   Lo que si es posible es que de la existencia de moléculas más sencillas se fuese formando, a lo largo de un tiempo muy largo y en unas condiciones cambiantes progresivamente, otros compuestos que llegasen a producir el complejo ADN. Por ejemplo, el ácido ribonucléico, ARN, y especialmente el ARN mensajero, molécula mucho más simple y sin la complejidad de la doble hélice. Las cortas longitudes del ARN pueden reproducirse y codificar mensajes para la formación de ADN. Tras quinientos millones de años, cuando la Tierra empezó a estabilizarse y, teniendo en cuenta los océanos que cubrían la mayor parte de la Tierra, la probabilidad de transformación del ARN y la producción de compuestos más complejos es más que razonable.


   Mientras el ADN tuvo “ayudas” para poder autorreproducirse, habrían sucedido errores al azar. Muchos de estos errores fueron dañinos, y murieron. Otros serían neutrales, lo cual significa que no afectaron la función de los genes. Tales errores contribuirían a una deriva genética gradual, lo cual parece ocurrir en todas las poblaciones. Y otros errores habrían sido favorables para la supervivencia de la especie. Estos se seleccionaron y escogieron por la selección natural de Charles Darwin(10). El proceso de la evolución biológica fue muy lento al principio. Llevó dos mil quinientos millones de años.

 Charles Darwin

   El desarrollo de animales multicelulares a partir de las células más tempranas, y después de mil millones de años más, el desarrollo a través de peces y reptiles, de los mamíferos parecía lento pero imparable. Entonces la evolución pareció que sufrió un acelerón. En solo unos cientos de millones de años, los primeros mamíferos evolucionaron hasta nosotros. La razón es, que los peces ya contenían una gran parte de los órganos importantes de los humanos, y los mamíferos prácticamente todos. Es decir, todo lo que se requería para el desarrollo humano a partir de los primeros mamíferos, como los lémures, era un poco de afinación y ajuste.


   Para finalizar, creo que debemos reflexionar sobre unos aspectos importantes tras la compleja lectura anterior. Debemos tener en cuenta que los seres que denominamos “vivos” deben poseer dos matices imprescindibles para que se definan como tales: 1 – Un sistema de instrucciones que le dicen cómo sostenerse y reproducirse, y 2 – Un mecanismo para realizar estas instrucciones. Biológicamente se denominan, respectivamente, genes y metabolismo.

 Virus biológicos

   A pesar de simpleza, merece la pena resaltar lo innecesario de una naturaleza biológica para que se cumplan estos aspectos imprescindibles. Así, un virus de ordenador está formado por un programa que realiza copias de si mismo en la memoria en donde se aloja y las transfiere a otros ordenadores, por lo que se reproduce. Al igual que un virus biológico, ambos son formas especiales ya que contienen instrucciones, genes, pero no poseen ningún metabolismo propio. Sin embargo, reprograman el metabolismo de otro ordenador o de la célula huésped.

Recreación de virus informático

   Muchos científicos han cuestionado si un virus biológico debería estar incluido entre los seres denominados vivos ya que, como son parásitos celulares, no pueden existir fuera de sus huéspedes. Si esto fuese así, tendríamos que decir que la mayor parte de las formas de vida, los humanos incluidos, son parásitas ya que dependen y no pueden existir sin otras formas de vida. Es posible que esta reflexión aportase una pequeña luz sobre la naturaleza de la raza humana ya que la única forma de vida que ha creado hasta ahora es destructiva. En otras palabras, los seres humanos sólo sabemos crear vida a nuestra imagen y semejanza.

REFERENCIAS.-

Se han seleccionado referencias de web sencillas de leer y que contienen datos suficientes para la consulta que se pueda realizar.







miércoles, 23 de junio de 2010

ALIADOS DEL PODER


BIBLIOTECA DE BARCARROTA

María Luisa Arnaiz Sánchez

La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades.

 M. D. Liiii 


   La Biblioteca de Barcarrota la conforman diez libros impresos y un manuscrito, todos del siglo XVI, desemparedados en agosto de 1992 en Barcarrota, Badajoz (Extremadura), durante las obras de reforma de una vivienda. Del rastreo efectuado sobre la propiedad se infiere que dicho domicilio fue ocupado a mediados del XVI por Francisco de Peñaranda, médico nacido en Llerena y de religión judía.

   Del catálogo sobresale una edición desconocida del “Lazarillo de Tormes” de 1554, que ha pasado a denominarse a partir de entonces Lazarillo de Barcarrota. Junto a esta obra se registran un manuscrito italiano de contenido sexual, un pequeño tratadito de exorcismos, un ejemplar único de la Oración de la Emparedada” en portugués, cuyo texto, pese a las referencias en la literatura española, se ignoraba, una edición latina de la Lengua” de Erasmo, etc. Dentro de uno de los libros apareció una nómina (“reliquia en que están escritos nombres de santos”, o sea, un amuleto) y se da como seguro el que los ejemplares se ocultaran por estar la mayoría de los títulos en el ÍNDICE.

Nómina-amuleto de Fernão Brandão
 

   A propósito del “Lazarillo”, Rosa Navarro, catedrática de Literatura Española, sostuvo en Alfonso de Valdés, autor del Lazarillo de Tormes”, Gredos, 2003, que, para que el prólogo de la obra resultara coherente, antes de iniciarse el relato, debería haber figurado un resumen del argumento, al igual que ocurría en otros libros, en el que se señalaría la hipocresía de la iglesia cristiana como razón de la crítica soterrada que se iba a verter por Alfonso de Valdés. Apoyada por Juan Goytisolo y criticada por innúmeros académicos, cifró el sentido esencial de la obra “en la reprobación de la confesión” pues, según ella, el “Vuestra Merced” sería una mujer y el “caso” la violación del secreto de confesión, toda vez que Lázaro lo difunde con “su” escrito. Su teoría no deja de ser mera especulación.


Alfonso de Valdés

   Alfonso de Valdés, gemelo del autor de “Diálogo de la lengua”, fue valedor de Erasmo en España y secretario de cartas latinas de Carlos I. Había nacido alrededor de 1490 en Cuenca de madre judía (también lo era su abuela paterna) y se sabe que un tío materno, capellán de la iglesia de San Salvador de Cuenca, fue procesado por la Inquisición y quemado sin pruebas. Se ha tardado mucho tiempo en reconocerlo como el autor de Diálogo de las cosas acaecidas en Roma” y “Diálogo de Mercurio y Carón”, donde defiende al emperador y fustiga a la iglesia de Roma por su falta de reforma. No se necesitaba mucho más para  ser precavido y evitar dar su nombre a la imprenta.
 

   Así andaba el mundo de las letras, cuando la prestigiosa paleógrafa Mercedes Agulló publicó en el mes de marzo “A vueltas con el autor del Lazarillo”, Calambur, 2010, un ensayo en el que dio a conocer el documento que halló entre los papeles de Juan López de Velasco, albacea de DIEGO HURTADO DE MENDOZA, cuyo texto dice “Vn legajo de correçiones hechas para la ynpressión de Lazarillo y Propaladia, sin duda el imprescindible testimonio latente sobre la autoría del “Lazarillo”. Parece lógico deducir que, si este documento figuraba en su inventario de bienes, siendo además custodio del legado del noble, la frase debiera probar por fuerza que Hurtado de Mendoza  escribió el “Lazarillo”. Sin embargo, era archisabido que López de Velasco publicó la obra mutilada, siguiendo las instrucciones del tribunal inquisitorial, pero “¿corrigió…el “Lazarillo” utilizando el manuscrito o papeles de don Diego, a quien tal vez le fueron confiscados en 1573 al ser denunciado a la Inquisición…?”, ¿por qué atribuirle el “Lazarillo” y no la “Propaladia”? Seguirá la polémica.

   Mercedes Agulló insiste en que “desde luego, nada puede darse como absolutamente definitivo, pero el hecho de que el legajo con correcciones hechas para la impresión de Lazarillo se hallara entre los papeles de don Diego Hurtado de Mendoza, me ha permitido desarrollar en mi libro una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo…”

 Diego Hurtado de Mendoza

   Diego Hurtado de Mendoza (alrededor de 1500 – 1575), nieto del Marqués de Santillana, hermano de María Pacheco, mujer de Juan de Padilla, el comunero ajusticiado, y amigo de Santa Teresa, fue educado con esmero. Embajador en diversas cortes, gozó del favor de Carlos I, no así del de Felipe II, que le tenía gran inquina. La paleógrafa cree que el rey ambicionaba la magnífica biblioteca del ilustre escritor para El Escorial, y que, al no cedérsela, incurrió en mayor desafecto. Diego Hurtado, para obtener el perdón real, regaló al rey en 1574 “seis o siete baúles con manuscritos árabes” si bien, a la muerte del humanista, sus fondos bibliográficos fueron a parar a la biblioteca escurialense. Es conocido sobre todo por “Historia de la guerra de Granada” y fuera de los ámbitos literarios por escribir un memorando a Felipe II, cuestionando la limpieza de sangre de la nobleza española, puesto que rara era la familia noble en la que no había un antecesor judío. Este texto, propagado a hurtadillas bajo el nombre de “Tizón de la Nobleza de España”, pueden leerlo los interesados en la siguiente dirección:


El garrotillo. GOYA