miércoles, 17 de marzo de 2010

ENSEÑANZA SIN CURRICULUM


SIN CURRICULUM

Antonio Campillo Ruiz

   Es frecuente que la enseñanza esté diseñada bajo la estructura, a veces excesivamente rígida, de un currículum establecido, con una intención siempre loable, para conseguir la mejor formación integral de los alumnos. También es frecuente olvidar aspectos que no quedan reflejados en él y se les suponga de un interés, no ya menor, sino incluso nulo.

   Bien, pues de estas largas diatribas de expertos en didáctica nacen, con demasiada asiduidad, los errores institucionalizados. No siempre el diseño curricular es completo por razones obvias: los avances sociológicos, tecnológicos y del pensamiento generan cambios tan significativos en el proceso de aprendizaje que el profesor debe adaptar, sobre la marcha, todos los cambios que se van produciendo con el devenir de la evolución.

   En muchas ocasiones, desafortunada e irritantemente, las velocidades de cambios significativos en la sociedad y en el aula son inversamente proporcionales. El profesor adquiere la importancia que tiene. Debe valorar, estudiar y rediseñar el currículum para sus alumnos.

   A veces, como ocurre con “Los Chicos del Coro” (“Les Choristes”) de Christophe Barratier, 2004, la iniciativa del profesor depende de su propia personalidad, de sus aficiones e incluso de sus frustraciones. No siempre se tiene la suerte de acertar cuando se inicia un cambio, de cualquier naturaleza, en el aula. Muchas iniciativas o cambios subjetivos fracasan.

   Esta dura y bella historia es un remake de la película La Cage aux Rossignols”, de Noël-Noël y René Wheeler, 1945, sobre un relato de Wheeler y Georges Chaperot. La dureza del internado y la bondad del nuevo guardián y profesor (en realidad lo que se denominaba en España educador) son dos fuerzas que chocan con tanta violencia que de las chispas que surgen aparece una mágica transformación a través de la enseñanza y el arte.


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