viernes, 2 de abril de 2010

SERÁN CENIZA, MAS TENDRÁ SENTIDO


ORIGEN DE LOS APELLIDOS

María Luisa Arnaiz Sánchez


La denominación romana de los individuos se componía de: 

praenomen, nombre individual.
nomen, nombre gentilicio.
cognomen, nombre del grupo familiar a que se pertenecía.
agnomen, nombre particular de cada persona en el que se reflejaba una virtud, un defecto, o algo característico de la persona.
Sirva de ejemplo: Publio Cornelio Escipión (el) Africano.
El nomen y el cognomen eran hereditarios aunque sólo el segundo funcionaba como apellido.

He aquí la inscripción de una lápida de Hispania:


D[is] M[anibus] S[acrum] Vettienae Auctae Picentinius matri optimae S[it] T[ibi] T[erra] L[eVis]. (Consagrado a los dioses Manes. Picentinio a su madre óptima Vettiena. Séate la tierra leve.) Picentinio es el cognomen de un tal Domicio de Barcelona.

   Las mujeres, a diferencia de los hombres, no eran designadas con tres nombres, sino con dos: el gentilicio y el familiar. No se las llamaba jamás con el nombre individual. Los conocidos ‘Cornelia’, ‘Cecilia’, ‘Tulia’, etc., no son nombres personales sino nombres gentilicios y, cuando en un mismo grupo había más de una mujer con el mismo nombre y podían surgir equívocos, se solía añadir Maior y  Minor (mayor y menor), o bien Prima, Seconda, Tertia, etc. 

A LICINIA

   Aunque extraño a la cultura romana, está atestiguado algún nombre propio de mujer, si bien para los romanos la gloria de las mujeres exigía que su nombre no fuese ni siquiera pronunciado porque querían transmitir el mensaje de que la mujer no era y no debía ser un individuo, sino sólo una fracción pasiva y anónima del grupo familiar.

   DMMP ALIOMUS PARENS FILIAE SUAE PIENTISSIMAE MAISONTINI AN PM XVIIII (A los dioses Manes. Aliomo puso este monumento a su piadosísima hija Maisontina de alrededor de19 años.)
   
   El nombre indicativo de la familia a que pertenece el individuo es el apellido (del latín “appellare”, llamar, y su derivado “appellitare”, llamar repetidamente). El patronímico se forma aplicando al hijo el nombre del padre modificado por un prefijo o sufijo, cuyo significado es “hijo de”. De ahí que los hebreos utilicen los prefijos “bar” o “ben”. Por ejemplo: Bar Kojba, Moshé ben Maimon (Maimónides), David Ben Gurion. Los árabes emplean "ibn" o "ben". Verbigracia: Abu al-Walid ibn Rushd (Averroes), Abū Bakr Muhammad bn 'Alī Ibn 'Arabi (Abenarabi), Mehdi Ben Barka. Los castellanos usamos el sufijo “ez”: Ferrandus >  Ferrandez > Fernández.

CEMENTERIO JUDÍO. JERUSALÉN

CEMENTERIO ÁRABE. TURQUÍA

 "AQUÍ YACE MARTÍN VÁZQUEZ DE ARCE..."

   Los apellidos no se empezaron a usar en España hasta el siglo XV y en el XVII todavía se podía emplear un nombre cualquiera.  En 1501 el cardenal Cisneros instituyó la obligatoriedad de la identificación de las personas con un apellido fijo. Hasta entonces las personas se identificaban con un nombre o un mote que reflejaba el lugar de procedencia, el oficio o alguna característica de la persona, por lo que miembros de una misma familia, incluso hermanos, podían tener diferente apellido.

   Así por ejemplo, el bisabuelo paterno de Miguel de Cervantes se llamaba Ruy Díaz de Cervantes y su hijo Juan de Cervantes;  al propio Miguel de Cervantes lo conocemos como Cervantes Saavedra cuando su madre se llamaba Leonor de Cortinas.


   Otro tanto se puede aducir de Francisco de Quevedo y Villegas, cuyos abuelos paternos fueron Pedro Gómez de Quevedo y María Sanz de Villegas, mientras que una hermana se llamaba Margarita de Quevedo y otra María de Santibáñez como su madre.


   Incluso se han dado casos para aparentar, como hizo en tiempos de Felipe II el Cardenal Primado de España Fernando Guijarro, que latinizó su apellido, pasando a la posteridad como el cardenal Silíceo.

   Hasta el siglo XIX aún se documentan hermanos y hermanas con diferentes apellidos, siendo hijos del mismo padre y de la misma madre, porque seguía en vigor la costumbre de que cada hijo o hija escogiera sus apellidos de entre los habidos en sus antecesores.

   La Ley de Registro Civil de 17 de junio 1870 estableció que todos los españoles serían inscritos con los apellidos de los padres y de los abuelos paternos y maternos. La Ley de Registro Civil de 8 de junio de 1957 mantuvo el que los españoles se inscribieran con dos apellidos: el paterno y el materno, apartándose de la fórmula seguida en otros países.


   Desde entonces, si alguien quiere modificar o unir sus apellidos, puede hacerlo mediante expediente instruido de forma reglamentaria ante el Ministerio de Justicia. En los años 80 llegó también la posibilidad de anteponer el apellido materno al paterno; simplemente es preciso para solicitarlo el ser mayor de edad.


NOTA: (La partícula “ben” es la grafía culta, tal como pasó a la lengua castellana, en tanto que “bin” es la grafía vulgar. Contrástense estos afamados nombres: Abén Humeya (Ibn Umayya) fue el líder de la rebelión de Las Alpujarras y Osama Bin Laden lo es de al - Qaeda.

N.B.: García es el apellido más extendido en España y proviene de un nombre ibérico que se cree oriundo del País Vasco francés.



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