sábado, 15 de mayo de 2010

VIOLENCIA DOMÉSTICA


LA CONDESA DE CHINCHÓN

María Luisa Arnaiz Sánchez


Mª Teresa de Borbón Vallabriga, condesa de Chinchón, GOYA

   El infante Luis, hijo menor de Felipe V e Isabel de Farnesio, fue hecho arzobispo de Toledo a los 6 años y a los 26 pretendió casarse. Su hermano, Carlos III, para asegurar la corona a su hijo, el bobalicón Carlos IV, dictó una pragmática mediante la que se apartaba de la sucesión al infante que hiciera una boda morganática o se casara sin su consentimiento. El infante permaneció soltero y no renunció a sus derechos sucesorios hasta los 49 años, momento en que se casó con Teresa Vallabriga, hija de un militar y de la condesa de Torres Secas.


Luis de Borbón, Goya

   El matrimonio se vio obligado a salir de la corte y fijó su residencia en Arenas de San Pedro. Tuvieron tres hijos, Luis, Mª Teresa y Mª Luisa, y se rodearon de un pequeño círculo ilustrado, entre cuyos asiduos estaban el músico Boccherini, el arquitecto Ventura Rodríguez y los pintores Mengs y Goya. Este último realizó durante el bienio 83-84 varios retratos de la familia.

Mª Teresa de Borbón Vallabriga, GOYA

   Uno de los cuadros que ejecutó durante su estancia en 1783, cuando apenas era conocido, es el que lleva por título “La familia de don Luis”, curioso retrato en el que se sirvió de “Las meninas” como modelo. En efecto, en el lado inferior izquierdo se observa al pintor, agachado, en una actitud que se intuye como muestra de respeto ante el infante que le paga “mil duros y una bata para mi mujer toda de plata y oro que vale treinta mil reales”. Sustituyendo a la infanta Margarita, aparece Teresa Vallabriga, a quien atiende su peluquero mientras una doncella le trae un cofrecillo y la cofia, en imitación de Mª Agustina Sarmiento cuando ofrece el búcaro a la infanta; en cuanto al infante desterrado, Goya, siguiendo el reflejo especular de Felipe IV, tiene la osadía de presentarlo de perfil en clara referencia a como se cincelan las efigies reales de las monedas.


Familia del infante don Luis, Goya

   Cuando Mª Teresa cumplió 17 años, Carlos IV le comunicó que había decidido casarla con Godoy. Los privilegios que implicaba este enlace no eran para desdeñarlos: se le restituía el apellido Borbón y se la admitía en la corte conforme a su rango, ocupando la máxima dignidad detrás de la reina María Luisa. En consecuencia, Godoy se le apareció como un libertador que la devolvía a su posición social, no solo a ella, que se enamoró locamente del primer secretario de Estado, sino a toda su familia. Pero la realidad fue otra.


Godoy, GOYA

   Godoy, de una ambición inconmensurable, quería emparentar con la Casa Real y se casó en 1897 con Mª Teresa, la víctima sacrificada en su honor. El embajador alemán en la corte divulgó que el Príncipe de la Paz, tras cobrar la dote de su esposa (cinco millones de reales), tuvo la desfachatez de llevarse a Pepita Tudó, su amante, hija de un oficial de artillería, a vivir en su hogar y colocarla junto a él tanto en los actos públicos como en los privados. También Jovellanos escribió que sintió vergüenza por tener que compartir, al mes de la boda, la misma mesa con la esposa y con la amante. 

Pepita Tudó, creada I condesa de Castillofiel

   Por la razón que fuere, pero ya se ha visto una señal de chulería en el ministro, Mª Teresa se mostraba insensible ante la libidinosidad de su marido y retraída por la tensa situación que vivía. Hasta llegó a decirse que el favorito de los reyes pegó en más de una ocasión a su mujer, convencido de que así acabaría con su frigidez. Ella abortó y, cuando estuvo de nuevo embarazada, la reina ordenó que los cónyuges se trasladaran a palacio. En octubre de 1800 nació Carlota Luisa pero pronto se distanció Mª Teresa de esta niña por ser hija de Godoy y este regresó a su casa con Pepita Tudó. Por lo que se refiere a su mujer, el cínico incluso escribió a la reina: “pocas almas habrá tan patéticas e indiferentes…

Mª Teresa de Borbón Vallabriga, GOYA

   Mª Teresa, condesa de Chinchón, intentó abandonar a su marido en 1804 pero la reina se lo impidió (por una carta de Mª Luisa se sabe que su estado era de absoluta melancolía) y, cuando Godoy perdió en 1808 todos sus cargos, pudo al fin dejarlo. Se reunió con su hermano, cardenal desde los 28 años, que, aprobada la Constitución de 1812, la Pepa, fue nombrado regente hasta el regreso del traidor rey, se casó su hija, la cual no había sido autorizada por el felón Fernando VII a desposarse con persona real, por lo que se desposó con un hijo (no el heredero) del príncipe de Cerveteri y, muerto su hermano, se exilió en  París, donde mantuvo una torturada relación con el coronel Mateos, que se enriqueció a su costa y la trató con desprecio. Allí murió a los 48 años en 1828, habiendo sido atendida por su hermana. Godoy, casado en segundas nupcias con Pepita Tudó, murió en 1851 y, aunque Isabel II le devolvió sobre el papel todos sus bienes, tuvo que llegar la Primera República para que sus herederos pudieran ver satisfechas sus reclamaciones.  

Carlota Luisa, Luis de La Cruz
 


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