Intervalo de cinco minutos
Antonio Campillo Ruiz
La encantadora de serpientes, Henri Rousseau
INTERVALO DE CINCO MINUTOS
Yo tenía un amigo suizo llamado Jacques Dingue que vivía en el Perú, a cuatro mil metros de altitud. Partió hace algunos años para explorar aquellas regiones, y allá sufrió el hechizo de una extraña india que lo enloqueció por completo y que se negó a él. Poco a poco fue debilitándose, y no salía siquiera de la cabaña en que se instalara. Un doctor peruano que lo había acompañado hasta allí le procuraba cuidados a fin de sanarlo de una demencia precoz que parecía incurable.
Una noche, la gripe se abatió sobre la pequeña tribu de indios que habían acogido a Jacques Dingue. Todos, sin excepción, fueron alcanzados por la epidemia, y ciento setenta y ocho indígenas, de doscientos que eran, murieron al cabo de pocos días. El médico peruano, desolado, rápidamente había regresado a Lima... También mi amigo fue alcanzado por el terrible mal, y la fiebre lo inmovilizó.
Ahora bien, todos los indios tenían uno o varios perros, y éstos muy pronto no encontraron otro recurso para vivir que comerse a sus amos: desmenuzaron los cadáveres, y uno de ellos llevó a la choza de Dingue la cabeza de la india de la que éste se había enamorado... Instantáneamente la reconoció y sin duda experimentó una conmoción intensa, pues de súbito se curó de su locura y de su fiebre. Ya recuperadas sus fuerzas, tomó del hocico del perro la cabeza de la mujer y se entretuvo arrojándola contra las paredes de su cuarto y ordenándole al animal que se la llevase de vuelta. Tres veces recomenzó el juego, y el perro le acercaba la cabeza sosteniéndola por la nariz; pero a la tercera vez, Jacques Dingue la lanzó con demasiada fuerza, y la cabeza se rompió contra el muro. El jugador de bolos pudo comprobar, con gran alegría, que el cerebro que brotaba de aquélla no presentaba más que una sola circunvolución y parecía afectar la forma de un par de nalgas...
Francis Picabia
Vaya cuento macabro, pobre cabeza, yo creo que todo esto ocurre en un sueño por la enfermedad y endria alucinaciones....jjaaa
ResponderEliminarFeliz Navidad
fus
pd.Muchas gracias por tus palabras.
Magnifico cuento y perfecto para estas fechas. Me has alegrado la inevitable conmemoracion almeriense. Felices y un abrazos
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ResponderEliminar¡¡Feliz Navidad para ti!!
Que vives el amor familiar
A la lumbre de los sueños
Alimentando la paz interior.
Dándote gracias estoy,
Por poner a mí alcance
La fortuna de haberte conocido
Y acompañarme estos días
Donde la magia navideña
Nos atrapa el corazón
Y nos regala la ternura
En cada trozo de papel escrito…
Un abrazo te dejare,
A los pies del nuevo año
Regado con la savia del afecto.
María del Carmen
Feliz Navidad sin alucinaciones, con mis mejores deseos.
ResponderEliminarAbrazos.
Alucinante e excelente. Gostei muito.
ResponderEliminarUm grande bj querido amigo, obrigada pela companhia durante este ano. Feliz Navidad para ti e todos os teus. Um lindo Novo Ano!
Muitos beijos no teu coração!
Cierto, Fus. Macabro pero luchando contra la famosa frase "La venganza es un plato... que se juega a los bolos".
ResponderEliminarHe seleccionado este cuento porque creo que desprecia al vengador porque en él no existe tolerancia ni admite una derrota, por otro lado justa.
Ni se puede ni se debe seguir el dictado de ciertas enseñanzas que no quiero recordar, como "la explotación del éxito".
Un fuerte abrazo, Fus.
Bueno, Mariano, no se si será o no adecuado a estas fechas.
ResponderEliminarSé que echarse de frente a esa mal que nos enseñaron con salvajes actos legales en cierta etapa, socialmente negra para nuestro país, la venganza, posiblemente sea más digno que pronunciar la patética palabra reiterada en estas fechas.
Celebra todo, Mariano, la familia y los amigos son unos dones difíciles de conseguir.
Un enorme abrazo, Mariano.
No sé qué será más nocivo, si la obsesión o la venganza... Ambos poseen graves efectos secundarios para el alma...
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio.
Querida amiga María del Carmen, hasta tu nombre es un verso más en este espléndido poema que me dedicas inmerecidamente.
ResponderEliminarPosiblemente sea la mejor felicitación que me han hecho en mucho tiempo. Gracias, muchas gracias.
En mi casa, desde niño a joven ya casi adulto, siempre tuvimos una gata. Como tú, querida Gata Coqueta, era dulce, con maullido delicado y ronroneante, muy ronroneante. Tus palabras (maullidos ronroneantes), siempre despiertan un especial cariño. Es similar al recibimiento de mis gatas cuando llegaba del colegio sobre mi pierna izquierda, con la cola levantada.
Permitido que afiles tus uñas sobre el sillón de tela. No se romperá nunca porque tus uñas lo acarician.
Un inmenso abrazo, María del Carmen.
¡FELIZ NAVIDAD, CARMEN!
ResponderEliminarPor supuesto, las alucinaciones las dejamos por una temporada.
Sean o no comprensibles, no dejan de ser alucinaciones y, como en este caso muy perniciosas.
Un fuerte abrazo, Carmen.
Es cierto, Gisa, ¡ya ha pasado el año! Pareciese que nos conocemos de toda la vida.
ResponderEliminarMe alegro que te guste este cuento. A mi me impactó por la lucidez de su rechazo hacia hechos innobles.
Una de las mejores páginas que he leído de tu blog ha sido la graduación de tu hija Juliana. ¡Qué satisfacción! ¡Que bella joven ya graduada!
Ahora, querida amiga Gisa, tanto María Luisa como yo ¡deseamos que tu paz, bienestar familiar y prosperidad, sean inmensos en este segundo año, 2012, de vernos a través del espacio virtual!
Un inmenso abrazo, Gisa.
¡Cuanta razón tienes, Marisa!
ResponderEliminarLa fortaleza de Francis Picabia en este cuento ha sido ponerse contra lo nocivo, bien sea intolerancia obsesiva o venganza.
Contra ellas narra una alucinación tan probable que puede convertirse en realidad. Esta es otra cualidad de su sorprendente relato.
UN fuerte abrazo, Marisa.
La navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso (Norman Vincent Peale)
ResponderEliminarTe deseo que pases una feliz navidad envuelta en amor, paz y felicidad, y que el nuevo año te regale todos tus deseos cumplidos.
Un beso.
Querida María, estábamos pensando lo mismo.
ResponderEliminarEspero que mis deseos de PAZ, AMOR Y PROSPERIDAD te lleguen con igual intensidad que recibo los tuyos.
Un fuerte abrazo, María.