martes, 31 de enero de 2012

LA AMANTE DE VAN GOGH

SIEN HOORNIK

María Luisa Arnaiz Sánchez

Sorrow, Van Gogh, 1882


   “Estoy deseando saber qué impresión te causará Sien. No tiene nada especial, solo es una mujer normal que tiene algo sublime para mí. Quienquiera que ame a una persona normal y corriente y le tome cariño es feliz a pesar de la parte oscura de su vida. Si el invierno pasado no hubiera necesitado ayuda, no se habría creado el lazo que ahora nos une” escribió Vincent a su hermano Theo a raíz de haber conocido a Clasina Maria Hoornik, una prostituta que estaba embarazada y era madre de una niña, a quien dibujó en bastantes ocasiones ya que acababa de empezar a tomar clases de dibujo. (Antes de este encuentro, que duró de finales de 1881 a principios de 1883, se había enamorado de su recién viuda prima Kee Vos pero la familia impidió el romance y se fue a La Haya, donde encontró a Clasina; en 1884 conoció a Margoth Begemann que, enamorada de él, intentó suicidarse al no aprobar sus padres el idilio). Sien había nacido en 1850 en el seno de una humilde familia que vivía prácticamente de la asistencia pública; su salud era precaria y contagió la gonorrea a Vincent, que tuvo que ser hospitalizado en junio de ese año, aunque abandonó el hospital para ir a verla a Lieden cuando dio a luz. Van Gogh, tres años menor que ella, alquiló una casa y vivieron juntos hasta que él no pudo con la relación. En el dibujo que tituló “Sorrow”, tristeza, la retrata en una posición que habla de su ternura y de la penosa situación de ella (hay varias versiones del dibujo). En 1901 Sien se casó con Anton van Wijk, un marinero, y se suicidó tres años después en Rótterdam.


Sien in a White Bonnet, Van Gogh, 1882-83

Sien with a cigar, sitting on the floor beside the fireplace, 
Van Gogh, April 1882

Woman Mourning (Sien), Van Gogh, 1882

Woman (Sien) with Baby on her Lap, 
Van Gogh, September 1882

lunes, 30 de enero de 2012

VUELO DOMÉSTICO

EN EL BALCÓN

Antonio Campillo Ruiz

En el balcón, Giovanni Segantini

   Muchos pintores cayeron en la tentación de crear una obra con un balcón como pretexto de una anécdota. Hoy, recién salido del fiasco de Spanair, he pensado en las mozuelas que se habrán quedado frustradas por el “cese de actividad” de la compañía subvencionada con dinero público y en manos de ciertos “hundempresas”: Gonzalo Pascual y Gerardo Díez Ferrán, que hicieron lo propio con el Grupo Marsans. El último, orondo por haber hecho quebrar todas las suyas, o quizás por ello, llegó a presidente de la CEOE y, aunque cesó de su puesto, sigue recibiendo sahumerio allí donde se halle.  Disculpen que hable de quienes dictaminan sobre los trabajadores, porque hay mucho crédulo que se compadece de los pobrecitos que les roban y solo dicen “es lo que hay”. Para pobrecitas las del balcón, esperando frustradas por una aeronáutica. La primera, anonadada, está a punto de quebar la diminuta flor recogida en las montañas; la segunda, insolente junto a ipomeas trepadoras, está indignada. ¿Justicia?, ¿dónde la Justicia?  

Mujer en el balcón, Pedro Lira


domingo, 29 de enero de 2012

EXPECTACIÓN

NO TE VEO. BIEN SÉ…

María Luisa Arnaiz Sánchez

La carta de amor, Pedro Lira


        No te veo. Bien sé
        que estás aquí, detrás
        de una frágil pared
        de ladrillos y cal, bien al alcance
        de mi voz, si llamara.
        Pero no llamaré.
        Te llamaré mañana,
        cuando, al no verte ya
        me imagine que sigues
        aquí cerca, a mi lado,
        y que basta hoy la voz
        que ayer no quise dar.
        Mañana... cuando estés
        allá detrás de una
        frágil pared de vientos,
        de cielos y de años.
                                                                                                        Pedro Salinas

sábado, 28 de enero de 2012

AUTOCENSURA: LA VIGILANCIA INÚTIL

CONVERSACIONES CON MI HIJA LAURA VII
LA GUINDILLA MAYOR

Antonio Campillo Ruiz


   ¡No me puedo creer que mutilasen las películas como narran en alguna de ellas! Pues, créelo, Laura. La obsesión por el sexto y noveno mandamientos de la iglesia católica, que “más obligatoriamente que otros debían ser guardados”, era propia de los confesionarios. Nuestro país era la punta de lanza mundial de la “decencia y buenas costumbres”. Pareciese que no existían más preceptos que nos elevaran a ese lugar de recompensa por ser buenos, muy buenos, acatando las órdenes y consignas que “por nuestro bien, sólo por nuestro bien”, nos imponían. Recuerda aquella cartelera en la que se censuró el vestido de Rita Hayworth en “La dama de Trinidad” con un recatado vestido con mangas y sin escote:
http://elbamboso.blogspot.com/search/label/La%20censura%20en%20el%20cine


   Bueno, es cierto, cuando aprecié los desafueros que se hacían empecé a creer que hubo un tiempo, afortunadamente no vivido por nosotros, en el que expresarse con libertad era perseguido y castigado. Estoy comparando esta fase histórica con el anuncio de ayer sobre la red social Twitter: “No se permitirán opiniones que “atenten” contra la legalidad de un país”. Creo que deberían haber anunciado que ya no van a permitir “revoluciones sociales por medio de convocatorias vía digital” porque van a establecer una vigilante y férrea censura mundial. Esta medida supone que Twitter desaparecerá de varios países y en otros... ¡hum! Pues sí, Laura, acaba de producirse un estado de vigilancia y censura en un medio digital y las noticias son muy preocupantes.


 Últimas noticias Twitter

Hoy 09:04 hrs


La sospecha de que la compañía, hasta ahora acérrima defensora de la libertad de expresión en internet, se ha plegado a los deseos censores de ciertos gobiernos con el objetivo de no frenar su expansión internacional inundaba tuiteos y artículos de medios especializados en tecnología.

 


   Claro que, lo sucedido en España iba más lejos. A causa del miedo y de la represión metódica e implacable se llegó a implantar la autocensura. Fue algo parecido al síndrome de Estocolmo: tal era la potencia represora que los más débiles se autocensuraban. El 28 de marzo de1995 murió Ana María Rodríguez Arroyo, ¿sabes quien era? No, ni recuerdo que se dijese nada de esta señora. Claro, su desaparición pasó rápida, demasiado rápida para su gran trabajo por el cine y teatro españoles. Era Ana Mariscal, una actriz tan extraordinaria como excelente directora de cine.


   Durante tres décadas, los cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado, fue un mito del cine español. Posteriormente, en los setenta y ochenta, interpretó gran cantidad de obras de teatro y teatro filmado para TVE. Fue una de las actrices más respetada y sobresaliente de un largo tiempo de censura y falsedades. Una de las más celebradas, bien dirigida y realizada, de sus películas fue “El camino”, de 1963, título homónimo de la magnífica obra de Miguel Delibes en la que está basado su guión.


    En esta película Julia Caba Alba, una de las actrices más emblemáticas del cine español, interpreta con su característica maestría el papel de Lola ,“La guindilla mayor”. Su autocensura lograba arrancar risas de un público que, en casa, se comportaba como ella. Ana Mariscal logró que las sonrisas se helaran en los labios de los espectadores cuando comprendían que este comportamiento era tan irritante como perjudicial para ellos mismos.


viernes, 27 de enero de 2012

LA AMANTE DE KLIMT

EMILIE FLÖGE

María Luisa Arnaiz Sánchez

Emilie Flöge (detalle), Klimt, 1902

   Emilie Louise Flöge nació en 1874 y es considerada la amante por excelencia de Gustav Klimt, 1862-1918. Se aduce como prueba el haber compartido la mayor parte de sus vidas, el fabuloso retrato que abre esta página y el haberle legado la mitad de sus bienes a su muerte. Sea como fuere, lo cierto es que en 1891 Helene Flöge se casó con Ernst Klimt, que murió apenas un año después, y que Gustav se convirtió en tutor de la hermana de Emilie. Luego, había cierta proximidad entre el pintor y la familia, e incluso llegó a ser una figura permanente en la casa de los Flöge. En 1895 Pauline Flöge abrió un  taller de costura y en 1903 las tres hermanas tuvieron su propia tienda con glamurosos diseños en atrevidos estampados y con dos líneas de trabajo, convencional y moderna, que cerraron en 1938 tras la unión de Austria a Alemania. Se sabe que Gustav Klimt dibujó algunos modelos para ellas que, habiendo desterrado el uso del corsé y apostado por las prendas sueltas, tenían como fuente de ingresos los trajes clásicos, y que trató de promoverlas en la alta sociedad ya que hacía retratos a muchas señoras. En el retrato antedicho el protagonismo se lo lleva lo decorativo, el sello más característico de la obra de Klimt, pues el bello rostro de Emilie está enmarcado por la fantástica tela del vestido como en “El beso”, donde lo erótico se oculta bajo el vivo estampado (los expertos creen que la pareja no es otra que Emilie y Gustav). La promiscuidad de Klimt era conocida, así como sus numerosos hijos, pero llamó a Emilie antes de morir para que lo acompañara en el trance. Ella murió en 1952. 

Emilie Flöge, Aged 17, Klimt, 1891

Emilie Flöge, Klimt, 1902

Emilie y Gustav

Emilie y Gustav

Gustav y Emilie

Left: Emilie Flöge in an art noveau dress with muffs in the fashion Salon Sisters Flöge. She is leaning on a chair constructed by Kolo Moser. Right: Emilie Flöge in an Art Nouveau Style Dress c. 1910

Emilie

jueves, 26 de enero de 2012

STRANGER LEE MILLER

LEE MILLER

Antonio Campillo Ruiz

Portrait de Lee Miller en Arlésienne, Picasso, 1937

   “La Lee Miller que ahora he descu­bierto es muy diferente de la mujer con la que me peleé durante tantos años, y me pesa mucho no haberla conocido mejor. Este pesar lo compartirán muchos, pues Lee sólo desveló una pequeña parte de sí misma a cada persona” escribió Anthony Penrose en la biografía de su madre, donde reveló que el hijo de una familia amiga la violó cuando tenía siete años y le contagió un mal ve­néreo. Hoy se sospecha de su padre -también de un tío- pues el primero le hizo numerosas fotos estereoscópicas desnuda. 

Nude study (stereoscopic photograph) of Lee Miller by her father, 
Theodore Miller, 1 July 1928

Lee Miller, Man Ray

Man Ray y Roland Penrose, Lee Miller, 1946

   Lee Miller, 1907-1977, fotógrafa estadounidense, además de posar para pintores y numerosas revistas, trabajó como reportera durante la Segunda Guerra mundial y envió sus impresionantes imágenes a Vogue con este ruego: “Os suplico que creáis que esto es cierto”. La fotografía precedente muestra a dos de sus amantes: a Man Ray lo conoció en 1929 y, durante los tres años que estuvieron juntos, desarrollaron la idea de la solarización, esto es, la inversión de los valores tonales de un negativo (según el comediógrafo David Hare lo dejó porque su compatriota era un celoso impenitente); a Roland Penrose se unió tras divorciarse de Aziz Eloui Bey y se casó con él en 1947. Dejó unos cuarenta mil negativos.

Lee solarized, Man Ray, 1929

Lee en “Blood of a Poet”, film de Jean Cocteau, 1930

Nusch y Paul Élouard a la izquierda, Lee Miller al fondo, Man Ray y Ady Fidelin a la derecha, en Cannes, Roland Penrose, 1937

Torturados, Lee Miller

Fusilamiento, Lee Miller

Dachau, Lee Miller

Buchenwald, Lee Miller

Lee Miller

Max Ernst y Dorothea Tanning, Lee Miller, 1946

Roland Penrose y Lee Miller

miércoles, 25 de enero de 2012

ISLAS AFORTUNADAS

Armida y reinaldo

María Luisa Arnaiz Sánchez

Rinaldo y Armida, Poussin

   El largo poema “Jerusalén liberada” de Torcuato Tasso, publicado sin su consentimiento en 1579, trata de la toma de Jerusalén por los cristianos en 1099 en el transcurso de la primera Cruzada. Al fragor de semejante hecho Tasso cuenta la historia de Armida y Reinaldo, reelaboración de la de Circe y Ulises, pues el cruzado, fascinado por la seductora joven, se demora un año con ella en su isla. En el Canto XIV Armida se le aparece emergiendo del agua y lo hipnotiza con su canto para asestarle el golpe fatal, pero su brazo se paraliza por el amor como vemos en el cuadro precedente:

En esto (Reinaldo) murmurar un río siente  
y ve que entre las ondas brevemente,
un recio remolino se revuelve;
do el cabello rubio, con la frente
de doncella, en un punto se revuelve;
el cuello y pecho y lo demás descubre,
hasta do la vergüenza el resto cubre […]
Así canta la falsa, cuyo acento
suave le adormece de tal suerte,
que poco a poco entrega el sentimiento
a la tranquila imagen de la muerte […]
del agua entonces ella se abalanza,
para tomar del mozo la venganza.
Mas como en él la vista fija puso,
halló piedad en ella entrada y puerta; […]
y así juntos él sentarse al fin propuso,
donde sus iras todas desconcierta;
y el antiguo desdén siente indeciso
mirando el nuevo, singular Narciso.   
El sudor que de aljófar le bajaba
por el rostro, lo enjuga con un velo […]
entre tanto el amor de dentro obraba,
deshaciendo en Armida el crudo yelo […]
y hácela de enemiga  dulce amante. […]

Rinaldo y Armida, Antonio Belluci

   Si traigo a colación esta historia es por tres motivos. El primero por el injustificable “derecho de conquista”, invento de los hombres para someter a los pueblos y origen de la prédica del papa Urbano II para fanatizar a los que se mostraron dispuestos a participar en la Cruzada bajo la promesa del reparto de tierras. El segundo, por el misógino cliché de la mujer seductora en cuyos brazos caen todos los hombres, que disculpa al varón y condena a la mujer. Y tercero por creer que Tasso pensó en Canarias a la hora se situar la prisión y godeo de Reinaldo:

En una isleta que es también nombrada,
como sus convecinas, de fortuna;
de donde a una montaña inhabitada […]  
de quien, por crudo encanto, fue nevada […]
Aquí en perpetuo Abril pasa amorosa
vida en deleite, y en placer consigo.

   Islas de los Bienaventurados para Hesíodo, Campos Elíseos en “La Odisea”, Jardín de las Hespérides en Mitología… En definitiva, Islas Afortunadas, el locus amoenus en el que Armida pasa de la venganza al amor en tan solo dos octavas.

Reinaldo y Armida, Francesco Hayez

martes, 24 de enero de 2012

VIAJAR A T.

EL GUARDAGUJAS

Antonio Campillo Ruiz

Strasse nach Waiblingen, Volker Böhringer, 1933

   El forastero llegó sin aliento a la estación desierta. Su gran valija, que nadie quiso cargar, le había fatigado en extremo. Se enjugó el rostro con un pañuelo, y con la mano en visera miró los rieles que se perdían en el horizonte. Desalentado y pensativo consultó su reloj: la hora justa en que el tren debía partir.
   Alguien, salido de quién sabe dónde, le dio una palmada muy suave. Al volverse el forastero se halló ante un viejecillo de vago aspecto ferrocarrilero. Llevaba en la mano una linterna roja, pero tan pequeña, que parecía de juguete. Miró sonriendo al viajero, que le preguntó con ansiedad:
   -Usted perdone, ¿ha salido ya el tren?
   -¿Lleva usted poco tiempo en este país?
   -Necesito salir inmediatamente. Debo hallarme en T. mañana mismo.
   -Se ve que usted ignora las cosas por completo. Lo que debe hacer ahora mismo es buscar alojamiento en la fonda para viajeros -y señaló un extraño edificio ceniciento que más bien parecía un presidio.
   -Pero yo no quiero alojarme, sino salir en el tren.
   -Alquile usted un cuarto inmediatamente, si es que lo hay. En caso de que pueda conseguirlo, contrátelo por mes, le resultará más barato y recibirá mejor atención.
   -¿Está usted loco? Yo debo llegar a T. mañana mismo. […] Pero ¿hay un tren que pasa por esta ciudad?
   -Afirmarlo equivaldría a cometer una inexactitud. Como usted puede darse cuenta, los rieles existen, aunque un tanto averiados. En algunas poblaciones están sencillamente indicados en el suelo mediante dos rayas. Dadas las condiciones actuales, ningún tren tiene la obligación de pasar por aquí, pero nada impide que eso pueda suceder. […]
   -¿Me llevará ese tren a T.?
   -¿Y por qué se empeña usted en que ha de ser precisamente a T.? Debería darse por satisfecho si pudiera abordarlo. Una vez en el tren, su vida tomará efectivamente un rumbo. ¿Qué importa si ese rumbo no es el de T.? […]   

El instalador de líneas, Laurits Andersen Ring

   -Pero el tren que pasa por T., ¿ya se encuentra en servicio?
   -Y no sólo ese. En realidad, hay muchísimos trenes en la nación, y los viajeros pueden utilizarlos con relativa frecuencia… pero, al subir a un tren, nadie espera ser conducido al sitio que desea…No trate a ninguno de los pasajeros. Podrán…hasta denunciarlo a las autoridades.
   -¿Qué está usted diciendo?
   -En virtud del estado actual de las cosas los trenes viajan llenos de espías. Estos espías, voluntarios en su mayor parte…se dan cuenta en seguida de todos los sentidos que puede tener una frase…Del comentario más inocente saben sacar una opinión culpable…Las ventanillas están provistas de ingeniosos dispositivos que crean toda clase de ilusiones en el ánimo de los pasajeros. No hace falta ser débil para caer en ellas. Ciertos aparatos, operados desde la locomotora, hacen creer, por el ruido y los movimientos, que el tren está en marcha. Sin embargo, el tren permanece detenido semanas enteras, mientras los viajeros ven pasar cautivadores paisajes a través de los cristales.
   -¿Y eso qué objeto tiene?
   -Todo esto lo hace la empresa con el sano propósito de disminuir la ansiedad de los viajeros…Se aspira a que un día se entreguen plenamente al azar, en manos de una empresa omnipotente, y que ya no les importe saber adónde van ni de dónde vienen.
   -Y usted, ¿ha viajado mucho en los trenes?
   -Yo, señor, sólo soy guardagujas. […]
   El viejecillo sonriente hizo un guiño y se quedó mirando al viajero, lleno de bondad y de picardía. En ese momento se oyó un silbido lejano. El guardagujas dio un brinco, y se puso a hacer señales ridículas y desordenadas con su linterna. […]

El guardagujas, Juan José Arreola. Confabulario,1952


PUBLICACIÓN PROGRAMADA.

lunes, 23 de enero de 2012

DESPEDIDA II

DAME TU MANO

María Luisa Arnaiz Sánchez

Ventimiglia, Fabio Hurtado

Tú y yo llevamos el mismo peso
de una negra y larga despedida.
¿Por qué lloras? Dame tu mano
y promete regresar a mis sueños.
Somos como una montaña frente a otra.
No volveré a encontrarme contigo en este mundo.

Anna Ajmátova

PUBLICACIÓN PROGRAMADA.

sábado, 21 de enero de 2012

SEÑAL DE PARADA

EL TIC-TAC DEL APARATO

Antonio Campillo Ruiz

Terence Tenison Cuneo

   El factor Hubicka encendió la lámpara de la mesa del telégrafo, abrió el libro de registro del telégrafo y lo puso justo al borde de la mesa y después me hizo señas de que me quería enseñar algo importante en los mensajes, pero me di cuenta enseguida de que se trataba de otra cosa muy distinta…Abrió con cuidado el cajón y yo hice como que leía el último renglón, pero miraba de reojo al cajón. El cono de luz…era lo único que alumbraba en la oficina de comunicaciones y en el fondo de aquel cajón brillaba un revólver y además un objeto parecido a una linterna que en lugar de cristal tuviese algo como un reloj cuyo tic-tac apenas se oía.
   - Milos -dijo el factor en voz muy baja mientras seguía señalando y subrayando el mensaje del libro de registro-, Milos, lo mejor va a ser quedarse en el andén y lanzarlo a uno de los vagones del medio. Le ponemos al tren la señal de parada y en el último momento le damos la verde... le hacemos frenar […] 

Terence Tenison Cuneo

   Y yo me puse a andar a lo largo de las vías. Una nube alargada atravesó la luna y empezó a caer nieve helada, me di la vuelta y vi a lo lejos la luz tenue de la locomotora…Después subí al poste del semáforo…La locomotora entraba en la estación y silbaba lastimeramente porque no tenía libre el paso. Y yo sentí cómo se levantaba el brazo del semáforo y la lámpara convertía la luz roja en verde…Y la locomotora pitó, vi que el factor le hacía con la linterna verde señales de que siguiese al maquinista…Ni siquiera me moví, ya tenía aquella cosa en la mano, oía cómo se metía dentro de mí el tic-tac del aparato, y después pasó la locomotora, por arriba iba tapada con una lona, para que los aviones no la vieran desde lejos cuando el fogonero echaba carbón, y después un vagón tras otro… lancé suavemente aquel aparato, como si tirase una flor al arroyo, lo había calculado con precisión, lo tiré cuando el comienzo del vagón estaba debajo de mí y el aparato cayó justo en medio del vagón que avanzó hacia aquella cosita que ahora yacía allí y conducía aquel tren rigurosamente vigilado…

Bohumil Hrabal, “Trenes rigurosamente vigilados”

PUBLICACIÓN PROGRAMADA.

martes, 17 de enero de 2012

VÍAS MATEMÁTICAS

BOTONES DE BRONCE

Antonio Campillo Ruiz

Station, Max Radler

   Mañana ya estaré junto a las dos vías de mi estación, en la que todos los trenes que vayan de oeste a este estarán señalados, de acuerdo con el horario, con números impares, y en cambio los trenes que se dirijan de este a oeste, con números pares. Volveré después de tres meses a dirigir el tráfico, volveré a estar en la estación, por la que pasan las dos vías principales, y la vía de paso de oeste a este tiene el número uno y la segunda vía de paso de este a oeste tiene el número dos y después a partir de la vía número uno todas las vías a mano derecha tienen números impares, tres, cinco, siete y eso, y todas las vías a mano derecha de la vía de paso número dos tienen números pares, cuatro, seis, ocho, diez y eso. Claro que eso es para nosotros, para los empleados de los ferrocarriles del Estado, todos estos números, porque desde el punto de vista de un pasajero que está en el andén de la estación, por ejemplo en mi estación, entonces la primera vía es la quinta, la segunda vía es la tercera, la tercera vía es la primera, la cuarta vía es la segunda... 


   Y mañana por la mañana temprano me pondré el uniforme, los pantalones negros y la camisa azul, el abrigo del uniforme con botones de bronce que mamá me limpia con sidol, y después me abrocharé el precioso cuello que lleva tanto en el abrigo como en la capa el mismo distintivo, por el cual cualquier ferroviario reconoce cuál es mi categoría en el servicio. El botón del cuello le indica a cualquiera que tengo la reválida. Y luego la preciosa estrella bordada con hilo dorado pone en conocimiento de todos que soy aspirante a factor. Y además brilla en el cuello el distintivo más hermoso, una rueda alada parecida a un hipopótamo dorado. Y por la mañana saldré cuando aún sea de noche, mamá me estará mirando, estará inmóvil tras la cortina, igual que detrás de todas las ventanas junto a las que pase, detrás de todas habrá gente igual que mi madre, me observarán con un dedo en la cortina y yo seguiré andando hacia el río y allí en el sendero respiraré, como siempre, porque a mi no me gusta ir al trabajo en tren; así junto al río respiro con más libertad, aquí no hay ventanas, ninguna trampa, ninguna aguja clavada desde atrás en la nuca.
Bohumil Hrabal, “Trenes rigurosamente vigilados”


PUBLICACIÓN PROGRAMADA.

domingo, 15 de enero de 2012

DESPEDIDA I

VIAJE DEFINITIVO

 María Luisa Arnaiz Sánchez

Compartment C, Car 293, Edward Hopper, 1938

... Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico...

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.


Juan Ramón Jiménez, “Poemas agrestes”

PUBLICACIÓN PROGRAMADA.

sábado, 14 de enero de 2012

CUMPLEAÑOS

LA NOVELA MÁS CORTA DE TODAS

Antonio Campillo Ruiz

El cumpleaños, Chagall

LA NOVELA MÁS CORTA DE TODAS

   Al principio, ella pensaba que podría matarlo en tres días.
   Y casi lo logró. El corazón de él casi no pudo soportar los elogios de ella.
   Luego pensó que le llevaría tres semanas.
   Pero él sobrevivió.
   Entonces ella revisó sus cálculos y se fijó un plazo de tres meses.
   Al cabo de tres años, él seguía con vida. Por lo tanto se casaron.
   Hace ya treinta años que están casados. La gente habla de ellos calurosamente. Se los conoce como el mejor matrimonio de la ciudad.
   Lo único malo es que los hijos se les mueren.
 Norman Mailer

PUBLICACIÓN PROGRAMADA.