miércoles, 25 de enero de 2012

ISLAS AFORTUNADAS

Armida y reinaldo

María Luisa Arnaiz Sánchez

Rinaldo y Armida, Poussin

   El largo poema “Jerusalén liberada” de Torcuato Tasso, publicado sin su consentimiento en 1579, trata de la toma de Jerusalén por los cristianos en 1099 en el transcurso de la primera Cruzada. Al fragor de semejante hecho Tasso cuenta la historia de Armida y Reinaldo, reelaboración de la de Circe y Ulises, pues el cruzado, fascinado por la seductora joven, se demora un año con ella en su isla. En el Canto XIV Armida se le aparece emergiendo del agua y lo hipnotiza con su canto para asestarle el golpe fatal, pero su brazo se paraliza por el amor como vemos en el cuadro precedente:

En esto (Reinaldo) murmurar un río siente  
y ve que entre las ondas brevemente,
un recio remolino se revuelve;
do el cabello rubio, con la frente
de doncella, en un punto se revuelve;
el cuello y pecho y lo demás descubre,
hasta do la vergüenza el resto cubre […]
Así canta la falsa, cuyo acento
suave le adormece de tal suerte,
que poco a poco entrega el sentimiento
a la tranquila imagen de la muerte […]
del agua entonces ella se abalanza,
para tomar del mozo la venganza.
Mas como en él la vista fija puso,
halló piedad en ella entrada y puerta; […]
y así juntos él sentarse al fin propuso,
donde sus iras todas desconcierta;
y el antiguo desdén siente indeciso
mirando el nuevo, singular Narciso.   
El sudor que de aljófar le bajaba
por el rostro, lo enjuga con un velo […]
entre tanto el amor de dentro obraba,
deshaciendo en Armida el crudo yelo […]
y hácela de enemiga  dulce amante. […]

Rinaldo y Armida, Antonio Belluci

   Si traigo a colación esta historia es por tres motivos. El primero por el injustificable “derecho de conquista”, invento de los hombres para someter a los pueblos y origen de la prédica del papa Urbano II para fanatizar a los que se mostraron dispuestos a participar en la Cruzada bajo la promesa del reparto de tierras. El segundo, por el misógino cliché de la mujer seductora en cuyos brazos caen todos los hombres, que disculpa al varón y condena a la mujer. Y tercero por creer que Tasso pensó en Canarias a la hora se situar la prisión y godeo de Reinaldo:

En una isleta que es también nombrada,
como sus convecinas, de fortuna;
de donde a una montaña inhabitada […]  
de quien, por crudo encanto, fue nevada […]
Aquí en perpetuo Abril pasa amorosa
vida en deleite, y en placer consigo.

   Islas de los Bienaventurados para Hesíodo, Campos Elíseos en “La Odisea”, Jardín de las Hespérides en Mitología… En definitiva, Islas Afortunadas, el locus amoenus en el que Armida pasa de la venganza al amor en tan solo dos octavas.

Reinaldo y Armida, Francesco Hayez

4 comentarios:

  1. Como afortunada es esta bella entrada y su motivo.

    M¨ª Luisa, dile a Antonio que mi abuelo materno fue guadagujas.

    Dos beses, uno para cada uno (os llamo pronto).

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  2. Me agrada, Gisa, que te haya gustado mi propuesta. Saludos.

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  3. Hola, Isabel: conocía el pasaje de Tasso por la similitud con el de Circe y Ulises pero al leerlo para preparar la página reparé en la descripción de la isla. Vayan besos para allá.

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