lunes, 11 de junio de 2012

LA CELESTINA Y LA CÁRCEL DE AMOR

ENTRE AMANTES

María Luisa Arnaiz Sánchez

Jarrón al sol, Matisse, 1898

   De 1492 “La cárcel de amor”, novela de Diego de San Pedro; de 1499 “La Celestina”, drama de Fernando de Rojas. Solo examinaré el código castrante del “amor cortés” que domina la conducta de Leriano y Laureola frente a las relaciones sexuales que Melibea y Calisto mantuvieron. En el amor cortés la insatisfacción del amante era norma: el deseo de cuantos aspiraban a los favores femeninos crecía en proporción directa a las exigencias de la pretendida. Así lo confirma Leriano cuando Laureola habla del honor para frenarlo: “las dos dueñas que me dan…corona de martirio, se llaman…Ansia y…Pasión”. Por el contrario, Melibea es práctica pues, sin reprimirse, dice a Calisto: “igual galardón te daré yo si perseveras”.

Flowers in a Pitcher, Matisse, 1906

   En cuanto al secreto con que debía conducirse el amante, Leriano silenció los favores recibidos de Laureola, pero transgredió la norma desencadenando el conflicto de la novela y así, cuando todo estaba perdido, disolvió las cartas comprometedoras de ella en agua y se las bebió. Calisto, sin embargo, escribe Enrique Tierno Galván, “sugiere algo extraño…es el anti-Don Juan. Un mes, ¡un mes nada menos!, llevaba de su ilícito trato con Melibea, y aún no lo sabía nadie…sus encuentros…no pasan…de ser el testimonio de un enamoramiento vulgar”. Ciertamente. La obra es una parodia del amor cortés y para un español es impensable tener una aventura sin darle publicidad.

 Ramo de flores en la galería, Matisse, 1912-13

   San Pedro es medieval: introduce la divulgación del secreto de los amantes en el momento justo para que Laureola no se conduzca como Melibea. Pero de Rojas muestra, a mi juicio, que se acomoda a su tiempo y, dado que la Iglesia católica prohibía -y prohíbe- el placer incluso en el matrimonio, deja que los amantes se den gusto fuera de él. Curiosamente la novela fue prohibida por la Inquisición y la obra teatral no.  

Amapolas, Matisse, 1919
  

6 comentarios:

  1. No conozco la obra "La cárcel de amor", pero ya sólo el título da que pensar... Interesante comparación, querida amiga. En cuanto a la iglesia católica, realmente cansa. Un abrazo.

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  2. Me ha gustado mucho el análisis comparativo de ambas obras. Por aquellos años, el amor cortés daba sus últimos coletazos y se imponía el amor carnal, el que no es escandaliza del deseo. Pero ahí estaba la Iglesia, siempre tozuda y muy preocupada por los asuntos de las entrepiernas de los fieles, no tanto por sus espíritus, y ya se sabe que el cerebro es el órgano sexual más potente.
    Un placer, querida Marisa.

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  3. La santa Iglesia causó tantos desajustes, en la conducta normal del hombre, que mejor mido mi comentario.
    Muy interesante tu blog, y los cuadros de Matisse muy de mi agrado.
    Un abrazo.

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  4. Bueno, Isabel, "La cárcel de amor" es para nota y la hipocresía de quienes quieren dominar las conciencias es un abuso, así que tu apreciación es justa.
    Un beso.

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  5. ¡Qué razón tienes, Isabel, respecto del "coco"! De ahí el control que sigue ejerciendo la Católica en todo lo que signifique represión.
    ¿Cuándo saldrá con la pancarta rechazando los "recortes" del Gobierno y apoyando a los desfavorecidos?
    Besos.

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  6. Hola, Taty, no practicamos la censura en este blog, de modo que puedes opinar lo que gustes.
    Gracias por tu comentario y un cariñoso abrazo.

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