“He aquí al Faraón. El descendiente directo
del sublime amo, Dios del Sol que manda en los cielos como el Faraón manda en
la tierra. Nuevamente trae un gran botín: oro, preciadas joyas, arrebatadas a
nuestros enemigos. Para el Faraón la riqueza significa poder y el poder siempre
es deseado”. Así
habla Hammar (Alex Minotis) una vez
presentado como sumo sacerdote del imperio del Faraón en “Land of the Pharaohs”, “Tierra de faraones” de Howard Hawks, 1955.
Cuando a principios
de los sesenta, con una edad similar a Senta
(Dewey Martin) al llegar como esclavo a Egipto, veíamos esta
superproducción, no se escuchaba ni un suspiro
en el cine, repleto de espectadores entusiasmados y extasiados. Para
muchos era la primera vez que visionaban un país del que siempre se hablaba a través de historias fantásticas y sueños
misteriosos.
Según el Canon de
Turín, el segundo faraón de la cuarta dinastía que reinó veintitrés años, entre
2579 y 2556 a.n.e., fue el gran Keops
(Jack Hawkins), personaje impecable e inolvidable de Hawkins, personificado
como fanático cumplidor de sus objetivos y guerrero relativamente justo. El poder del faraón era incuestionable.


Joan Collins
realiza una espléndida interpretación de Nellifer
y propicia un entorno de pasiones que alcanza, creando una disonancia, a
poderosos y servidores, salvo al inteligente Hammar.
Vashtar (James Robertson Justice) mira
su obra diciendo a familiares y amigos:
-“Terminada. Al fin.
Hecha para albergar a un hombre y el mayor tesoro de todos los tiempos”.
Le responde Senta: “Una obra que perdurará siempre”.
-“Sólo la
historia lo dirá.
-Y, ¿será
recordado el Faraón?
-Creo que
yo no lo olvidará jamás…- exclama su sempiterno amigo.
-Sí, será
recordado –dice Vashtar-, la pirámide demostrará su recuerdo. Con ella hizo más
de lo que él creía…”
Un excelente artículo mí amigo...
ResponderEliminarLa codicia y el poder siguen de moda, eso es lo malo... No hemos aprendido nada de nuestra historia...
Bs...
Vaya tardes de verano que nos estás regalando amigo Antonio. Acabo de comprar la película para verla esta noche. Gracias, amigo.
ResponderEliminarUna película extraordinaria. La he visto... no sé cuantas veces y siempre me cautiva. Me ha encantado tu blog, gracias por señalar el camino.
ResponderEliminarUn saludo.
Moon.
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ResponderEliminarNi creo que aprendamos, Beatriz. "El árbol maduro ya no se puede poner derecho", y la humanidad es ya muy, muy madura para enderezarla.
ResponderEliminarEn cualquier caso, en la película existen bastantes aspectos moralizantes que rozan animadversión por las llamadas creencias egipcias. Son disimuladas pero se ceba excesivamente en la codicia del Faraón por su obsesión por la vida eterna, una creencia religiosa personal cuando. al fin y al cabo. es Nellifer la instigadora de asesinatos y codiciosa hasta procurar su desgracia.
Un fuerte abrazo, querida Beatriz.
Como en otras anteriores, Amigo Enrique, espero que te guste como yo quisiera: con pasión.
ResponderEliminarEstoy seguro que te agradará la figura del arquitecto y su ingenioso método de construcción.
Además de disfrutar de los grandes movimientos de extras que realiza Haws, este elemento será de pura satisfacción profesional.
¡Con razón no se ha encontrado el tesoro de Keops!
Un fuerte abrazo, Enrique.
Amiga Moon, me alegro de que te haya atrapado como lo ha hecho con todos los que la hemos visto más de... en fin, bastantes veces (el número es exagerado).
ResponderEliminarMe sucede lo mismo con tu blog: me ha encantado. Posee una sensibilidad, que emana de tus versos, muy admirable. Espero que sigamos siempre en contacto a través de nuestras mutuas lecturas.
Tu trabajo es muy difícil y, para mi, misterioso. La inspiración debe estar siempre en plena forma.
Un gran saludo, amiga Moon.