domingo, 7 de octubre de 2012

ESCALOFRÍO

EN LA MADRUGADA

Antonio Campillo Ruiz

Bleeding Man, Max Oppenheimer, 1911

   La historia que más me ha impresionado en mi vida, la más brutal y al mismo tiempo la más humana, se la contaron a Ricardo Muñoz Suay, en 1947, cuando estaba preso en la cárcel de Ocaña, provincia de Toledo, España. Es la historia real de un prisionero republicano que fue fusilado en los primeros días de la guerra civil en la prisión de Ávila. El pelotón de fusilamiento lo sacó de su celda en un amanecer glacial, y todos tuvieron que atravesar a pie un campo nevado para llegar al sitio de la ejecución. Los guardias civiles estaban bien protegidos del frío con capas, guantes y tricornios, pero aun así tiritaban a través del yermo helado. El pobre prisionero, que sólo llevaba una chaqueta de lana deshilachada, no hacía más que frotarse el cuerpo casi petrificado, mientras que se lamentaba en voz alta del frío mortal. A un cierto momento, el comandante del pelotón, exasperado con los lamentos, le gritó:
   -Coño, acaba ya de hacerte el mártir con el cabrón frío. Piensa en nosotros, que tenemos que regresar.

Gabriel García Márquez

26 comentarios:

  1. Los posiblemente estaban condenados, quizás no en lo breve, pero sí de otra manera.
    Saludos,Antonio.

    ResponderEliminar
  2. Las penas. Cada un con la suya.
    Un beso querido amigo

    ResponderEliminar
  3. A militância política muitas vezes traz consequências ruins...

    Bom domingo, querido.
    Beijo carinhoso.

    ResponderEliminar
  4. Wenn man sich vorstellt wie grausam sowas ist, da möchte niemand dran denken...

    Herbstlichen Gruß und sonnige Momente

    Cloudy

    ResponderEliminar
  5. El comentario del GC, vale por todo, amigo Campillo.
    MB.

    ResponderEliminar
  6. Gostei muito do seu blogue.
    Já me registei.
    Vou ver os vídeos e certamente
    que também os colocarei nos
    meus blogues.
    Espero vir cá mais vezes.
    Um abraço
    Irene Alves

    ResponderEliminar
  7. Nunca he entendido las ejecuciones. ¿Quién puede arrogarse poder de vida y muerte sobre otra persona?

    ResponderEliminar
  8. Brutalidad de acciones y brutalidad de palabras.
    No sé exactamente qué temperatura sería más gélida, si la de la nieve de esa fría mañana, o la del corazón de ese comandante entre otros muchos que existieron en esas épocas tiranas.
    En cualquier caso, el escalofrío está garantizado.

    Buen fragmento, querido Antonio.
    Un abrazo y feliz domingo.

    ResponderEliminar
  9. Ésto si lo he entendido demasiado bien Antonio.
    Creo que el condenado empezó a vivir,y quien lo condenó empezó a morir.

    Un fuerte abrazo y muchas gracias

    ResponderEliminar
  10. O seu blogue é muito cultural
    e eu gosto dele.Obrigada por
    se ter registado no meu blogue.
    Um abraço
    Irene Alves

    ResponderEliminar
  11. Pues sí, Alicia, las condenas por meras sospechas fueron innumerables con los traidores en el poder.
    El desgarrado desprecio por la vida era tan frecuente como cruento.

    Un fuerte abrazo, querida Alicia.

    ResponderEliminar
  12. Si, Gisa, lo que sucede es que unas eran penas de verdad y las otras eran meros acontecimientos sin importancia.
    ¿Quienes sufrieron las verdaderas penas? Los malos, los que no se rebelaron contra la bandera que juraron, los pobres ante los insultantes y soberbios poderosos.

    Un fuerte abrazo, querida Gisa.

    ResponderEliminar
  13. Así es, Teca. La ruindad de quienes ostentaron un poder por la fuerza de las armas, sin importarle su propia traición y los asesinatos que cometieron, ha sido inmensa.
    En realidad continúa siéndolo en el pensamiento de muchos de los denominados dirigentes políticos actuales.
    Probablemente la historia se repita, como siempre.

    Un fuerte abrazo, querida Teca.

    ResponderEliminar
  14. No sólo lo imaginas, Cloudy, lo sabes fehacientemente. La cuestión es que a quien ha querido buscar la verdad lo han aniquilado: el juez Baltasar Garzón ha sido destruido y echado de la judicatura. Esto es algo inconcebible en un país democrático pero ahí está, es una realidad.
    Buscar la verdad de la mentira está prohibido en España.

    Un abrazo, amigo Cloudy.

    ResponderEliminar
  15. Sí, Enrique, tú, mucha gente y yo, sabemos que estos comentarios tan ruines eran usuales en el "cuerpo".
    Personalmente tuve que ir a buscar los expedientes que teníamos las cinco personas que habíamos estudiado carreras universitarias en mi pueblo en la época oscura. Entre ellas se encontraba también mi hermana a pesar de haber estudiado en Valencia.
    La ruindad de varios "sargentos-comandantes de puesto" la he vivido en más de una ocasión.
    La que describe García Márquez es horrorosa.

    Un abrazo, amigo Enrique.

    ResponderEliminar
  16. Obrigado, Irene, por tu visita y tu interés. Puedes coger lo que creas importante para ti. Si algo no lo puedes tener dímelo en el correo que se encuentra en mi perfil y te enviaré los códigos de inserción.
    Posees tres blogs excelentes. Dame tiempo y los leeré completos.

    Un abrazo, amiga Irene.

    ResponderEliminar
  17. Mabel, una ejecución define al país que la realiza. Si no has visto "El verdugo" de Luis García Berlanga, dímelo y la podrás ver. En esta película se entiende pero no justifica el horror de la pena de muerte.
    La frase que le dice el comandante al reo es tan ruin que. esa sí te deja helado.

    Un fuerte abrazo, querida Mabel.

    ResponderEliminar
  18. Posiblemente. la entrañas de ese ser estaban tan enmarañadas que no se distinguía el corazón, Marisa.
    Con la justificación entre los dientes diciendo que cumple órdenes, ya tenemos todo solucionado en un acto de barbarie suma y de una sangre tan gélida como el hielo que les rodeaba.
    Cumplir órdenes de inmorales traidores... ¡La mala sangre que tienen quienes deprecian hasta la vida!

    Un fuerte abrazo, querida Marisa.

    ResponderEliminar
  19. Así es, Fantasía. Empezó a vivir en un mundo de verdad y donde sus principios los podía defender sin miedo.
    Los verdugos, a pesar de vivir y refocilarse en el fango del poder, interiormente siempre han estado muertos para consigo mismos y los demás.

    Un fuerte abrazo, querida Fantasía.

    ResponderEliminar
  20. Irene, eres una mujer increíble. Me alegro mucho de que te hayas quedado por el blog dando vueltas.
    Como habrás podido observar prefiero que los diversos aspectos del saber aparezcan, bien como series o bien inopinadamente, cuando el tema es interesante.
    Me interesa todo y me gusta leer a amigos que me abren caminos novedosos.
    Siento que las películas no se encuentren traducidas al portugués.

    Un abrazo, amiga Irena.

    ResponderEliminar
  21. Qué inhumanos!
    Besos, querido Antonio.

    ResponderEliminar
  22. Esta es una perfecta definición, Ohma. La inhumanidad con la que trataron a quienes, según ellos, eran los enemigos fue inmensa.
    Además, creo que su soberbia superior era despreciable.
    Tus breves palabras definen perfectamente a estos desalmados.

    Un fuerte abrazo, querida Ohma.

    ResponderEliminar
  23. La miseria moral no tiene límites, sobre todo cuando alguien se convierte en verdugo; porque el verdugo no ve al condenado como un ser humano, sino como un ser inferior.

    ResponderEliminar
  24. García Márquez es uno de mis escritores favoritos...
    Y sí, a veces los que se quedan en este mundo envidian a los que lo abandonan.
    Un beso

    ResponderEliminar
  25. A mi sí que me ha dejado helada la historia...creo que con el frío nadie era consciente de lo que estaban haciendo.Yo creo que el ser humano a veces es cruel sin darse cuenta...es un trabajo atroz el que tenían que hacer...

    Un beso.

    ResponderEliminar
  26. Una historia terrible. Una muerte trágica. Besos Antonio

    ResponderEliminar