UN TESTAMENTO EXCEPCIONAL PARA OPALE
Antonio Campillo Ruiz


Decía Jean Renoir: “Siempre he procurado que la cámara
estableciese una relación directa con los actores”. Cuando Renoir pasó del
cine silente al sonoro se inició una etapa en la que todo había que redescubrirse:
la puesta en escena, la interpretación de los actores y el diseño artístico,
dejaron de articularse en torno a la cámara y pasaron a hacerlo en torno al
sonido. Sin embargo, Jean Renoir siempre consideró que todos los artilugios e
invenciones técnicas tenían que conducir a un único objetivo: acercarse al
hombre y encontrar su verdad oculta. Para ello era necesario partir del
exterior para llegar al interior, jugar con lo inverosímil para encontrar la
verdad. Su preocupación no era la de deslumbrar al espectador mediante los
efectismos técnicos del nuevo invento sonoro, sino dar más significación al
emisor del sonido, es decir, al actor, que empezó a convertirse en el epicentro
de todo su cine. Y este es el paradigma de “Le testament du Docteur Cordelier”, “El testamento del Doctor Cordelier” de la que escribió el guión, basado
en la novela de Robert Louis Stevenson, y dirigió en 1959.
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A finales de los
cincuenta, cuando la televisión empezó a llegar masivamente a los espectadores
en sus propios hogares, convirtiéndose, aparentemente, en un revolucionario
instrumento de emisión de imágenes, algunos cineastas, entre los que se
encontraba Jean Renoir, se plantearon recomenzar otra vez y adecuaron su cine a
las nuevas posibilidades de la televisión. En una entrevista para televisión Renoir
considera el nuevo medio como un instrumento útil para recuperar una inocencia
originaria que la imagen ha perdido: "La
televisión se encuentra en un estadio técnico un tanto primitivo. Este hecho
puede devolver a los autores el espíritu del cine de los orígenes, cuando todas
las filmaciones eran buenas".


“El testamento del Dr. Cordelier” se inicia como un falso directo
televisivo. Jean Renoir entra a los estudios René Barthelemy de la RTF. El
director saluda a algunos técnicos hasta que se encuentra con su montadora
Renée Lichtig, que le informa que la emisión en directo tendrá lugar en el
estudio número 14. Renoir entra en el plató donde están preparadas las
diferentes cámaras electrónicas, realiza breves pruebas de sonido ante
ellas y cuando el hipotético realizador de la emisión le da una señal desde la
cabina, Renoir empieza a contar una historia: “Acabamos de asistir a la conclusión de una aventura singular, que me
parece digna de la emisión de esta noche...".
Los personajes del Dr. Cordelier y, sobre todo, Opale (Jean Louis Barrault), así como el
notario Joly (Teddy Bilis) y resto de
actores secundarios, interpretan con precisión, mediante una nueva imaginativa
visión muy personal de Renoir basada, quizá, en aspectos que nunca antes, ni
creo que después, se han tenido en cuenta. Por ello, el filme es una extraña
gota en un océano de terroríficas y, a veces, reiterativas muestras de mitos
que carecen de interés. Por el contrario, la claridad expositiva, la técnica de
rodaje y el cuidado extremo con las actuaciones para obtener un montaje óptimo,
aseguran al espectador una sorpresa que no deja de interesarle desde el inicio
de la película

Durante el rodaje
de “El testamento del
doctor Cordelier”, a
Jean Renoir sólo le importó la originalidad del momento. Cada movimiento del
actor es definitivo y cada movimiento de cámara realizado por el operador no
debía tener otra función que privilegiar dicho gesto. Todos los movimientos y
entonaciones de voz del actor de una toma cinematográfica son únicos, toda
repetición tiene que considerarse como una suplantación del momento único de la
interpretación. El cine es en el fondo un documento sobre el trabajo de un
actor. Sin embargo, hay que establecer una clara distinción entre las escenas
filmadas en exteriores y las filmadas en los interiores. La intención inicial
de Renoir era la de dejar un margen importante de improvisación a los actores
en las escenas de exteriores. Una vez que el actor, durante los ensayos, había
encontrado el personaje, éste debía saber qué comportamiento utilizaría en un
contexto exterior, ante un determinado paisaje. Los exteriores se filmaban con
cuatro o cinco cámaras, como si fueran noticiarios, una de ellas móvil, para
acentuar el carácter de reportaje. Casi todas las escenas exteriores se rodaron
una sola vez, mientas que en las de interiores se hicieron más repeticiones.
Para Renoir el valor documental del exterior era básico. Opale es un personaje único en la historia del cine. Sus tics, movimientos
al caminar, su especial forma de hacerlo y su maldad inducida, es
sobrecogedora. Renoir consigue su propuesta inicial al dejar al actor que
interprete y que la cámara sea un mero instrumento para captar el reportaje de
esa interpretación.
No podemos olvidar
dos aspectos interesantes del cine de Renoir: 1) Que Renoir encontró en la
televisión un método de rodaje no demasiado alejado de su concepción particular
del cine como arte de la escena.
2) El uso del vídeo como instrumento complementario del
rodaje cinematográfico fue utilizado por Renoir en el año 1959, muchos años
antes de que Francis F. Coppola lo hiciese suyo en el rodaje de “Apocalypse Now” de 1978 y “One from the Heart”, “Corazonada”, de 1982, películas que no inauguraron el llamado cine electrónico.
Es importante visionar la película a plena pantalla
Fíjate que tu publicación no podía haberme llegado en un momento más justo: Ayer ví "Renoir", la película francesa dirigida por Bourdos, je! Por supuesto se trata de la vida de Renoir padre (Pierre Auguste), ya en el ocaso de su vida y agobiado por la artritis...pero, también aparece Jean, el que luego sería este director de cine al que hoy dedicas el post, cuando recién llegaba de la guerra, con heridas que debía recuperar en su casa paterna. La película tiene unas imágenes fantásticas, y esa intimidad bien característica del cine francés, que te permite conocer un poco más de la vida del célebre pintor impresionista. Ahora, miraré tu película, así completo el combo! Je! Saludos, Antonio, me encanta la claridad de tus comentarios.
ResponderEliminarHola Antonio, esta tarde paso a ver la peli,me encantó Tristana y la versión que hizo Buñuel de Perez Galdos, uno de mis autores favoritos. Gracias por tu excelente trabajo, amigo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz semana
Otra tarde para repasar la historia del cine, amigo Antonio. Gracias.
ResponderEliminarMadre mia me ha mantenido en vilo toda la película! Esta es de las mías, de intriga.
ResponderEliminarMuy buena,querido amigo, como todas las que nos traes aquí.
Un fuerte abrazo.
Interesante película por lo que te llevo leído. Para mí es estreno, pero las de intriga me encantan, por lo que el éxito parece asegurado. Tienes una chistera mágica para cautivarnos semana a semana. Gracias Antonio una vez mas.
ResponderEliminarEres un cinéfilo empedernido, querido Antonio, y desde luego un gran crítico de cine. Particularmente no sería capaz de analizar las películas que veo dándome cuenta de tantas cosas como nos apuntas. La mayoría de las veces no veo más allá de que me cuenten una buena historia y de que los actores sean medianamente potables.
ResponderEliminarUn saludo