viernes, 7 de septiembre de 2018

PERSPECTIVA Y EXPRESIVDAD


 EL RETRATO EN HERNÁN CORTÉS

Antonio Campillo Ruiz



   La renovación del retrato oficial, lejano para el admirador de una técnica tan compleja como abstracta y personal, sufre con Hernán Cortés, Cádiz, 1953, una transformación cuando, la seriedad de las personas que han sido pilares de una transición política tan compleja como única, dejan su papel y se convierten en humanos que poseen los rasgos que Cortés plasma con delicadeza pero seguridad en el trazo. De igual forma, poetas de la generación del 27 y personas de  notable influencia social han dejado atrás su halo de admirados cuando los trazos seguros del material que los traslada a  dos dimensiones espaciales, les convierte en muestra de la perfecta perspectiva y expresividad.


   El aspecto visual, en retratos de personas de su entorno, queridas y conocidas, es más importante para Cortés que la descripción de rostros sin vida. Trasladar al lienzo una visión personal, basada, como no, en la experiencia y evolución pictórica que ha sufrido en su largo caminar por formas abstractas, confiere al retrato una serenidad y laxitud que no es fácil encontrar en serios y anacrónicos retratos que pretender ser más importantes que el propio pintor. Cortés intima, de forma personal, con la relación entre el aspecto físico y el psicológico de la persona retratada. Esta es una característica que pocas veces apreciamos en la contemplación de retratos que, en esta etapa histórica, se han realizado para “la posteridad”.


   Los espacios vacíos en los que coloca  a sus personajes, en obras trazadas como dibujos en papel o pinturas en lienzos, crean un ambiente inexistente pero absorbido de la abstracción culta de su formación y evolución. He aquí, posiblemente, la explicación de la expresividad de los modelos que no destacan sino por su peculiaridad personal, por su pose habitual y por la inmaterial apreciación del espectador para verles y comprenderles.

Antonio Campillo Ruiz



2 comentarios:

  1. Muy interesante, Antonio, y qué difícil y meritorio veo yo esto del retrato, del buen retrato, el que, como los que nos muestras, refleja, con extraordinaria técnica, aspectos peculiares de la persona retratada.

    Un abrazo.

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  2. No lo conocía así que gracias por traerlo. A juzgar por la obra y tu reseña,
    me alegro de que hubiera abandonado la medicina por las Bellas Artes.

    Un abrazo

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