domingo, 28 de febrero de 2010

DE LAS LETRAS Y LA LECTURA


DE LAS LETRAS Y LA LECTURA.

María Luisa Arnaiz Sánchez.


El latín sólo se había escrito en letras mayúsculas pero, al empezar a usarse en el siglo IV, además del cálamo, las plumas de ave (penna), a las que se les hacía una incisión para que absorbieran la tinta (atramentum librarium, tinta para escribir; sacrum encaustum, tinta de púrpura), las grafías adoptaban tanto en el papiro como en el pergamino formas diferentes. La escasez de papiros y el elevado coste de los pergaminos, llevó a los copistas y a los monjes a utilizar letras pequeñas, imitando la letra cursiva de las cartas comerciales.

 
Cuando Carlomagno conoció en 781 a Alcuino de York, lo convenció para que fuera a Aix-la-Chapelle a organizar una reforma de la lengua y de la educación. De su colaboración surgió la regularización de la caligrafía.

Alcuino examinó los manuscritos más recientes en busca de grafías elegantes y fáciles de escribir y estableció un modelo para las letras minúsculas. Su minúscula carolingia tuvo tal éxito que, hasta finales de la Edad Media, no tuvo competencia.


Por influencia del arte gótico se adaptó el alfabeto de Alcuino a la letra gótica y, como la nueva letra angular permitía introducir más texto en un mismo espacio, hubo países que la adoptaron (Gutenberg utilizó la letra gótica en su Biblia de 42 líneas), pero desde el Renacimiento la minúscula carolingia ha dominado todo el mundo occidental, llegando a nuestros días en los tipos proporcionados por los software: Times New Roman, Garamond, Palatino Linotype, etc.


Cuando se mira un manuscrito o inscripción anterior a la época de Carlomagno, sorprende ver todas las letras seguidas, sin separaciones entre palabras y sin puntos, comas ni párrafos. Esta fue la forma de escribir generalizada durante la mayor parte de la historia occidental. La escritura ‘continua’ es la representación más antigua de la escritura y se relaciona con la lectura en voz alta. Por el contrario, la escritura ‘segmentada’ se relaciona con la lectura silenciosa.

Debido a la reforma carolingia, se introdujo el uso de separar las palabras mediante un ‘espacio en blanco’ pero la puntuación se refería a la indicación de las pausas para meditar. Cuando se generalizó la puntuación, se favoreció la pronunciación y la lectura de un texto en voz alta ante una audiencia analfabeta. Los espacios y los signos de puntuación ayudaron al lector a seguir la elocución y al oyente a comprender mejor el sentido.

Como a finales del XVII la mayor parte de la producción impresa estaba destinada a la lectura silenciosa, la puntuación pasó a regirse por la ‘sintaxis’, como se hace en la actualidad, y apenas subsistieron algunos de los signos de puntuación (interrogación y exclamación).

Compruébese el vínculo entre la prosodia y la sintaxis al efectuar la lectura del siguiente fragmento carente de signos de puntuación. Es el monólogo final de Molly Bloom, la mujer del protagonista de “Ulises” de James Joyce.

 

"...sí cuando me ponía la rosa en el pelo como las chicas andaluzas o me pongo una roja sí y cómo me besó al pie de la muralla mora y yo pensé bueno igual da él que otro y luego le pedí con los ojos que lo volviera a pedir sí y entonces me pidió si quería yo decir sí mi flor de la montaña y primero le rodeé con los brazos sí y le atraje encima de mí para que él me pudiera sentir los pechos todos perfume sí y el corazón le corría como loco y sí dije sí quiero Sí."

"...I was a Flower of the mountain yes when I put the rose in my hair like the Andalusian girls used or shall I wear a red yes and how he kissed me under the Moorish wall and I thought well as well him as another and then I asked him with my eyes to ask again yes and then he asked me would I yes to say yes my mountain flower and first I put my arms around him yes and drew him down to me so he could feel my breasts all perfume yes and his heart was going like mad and yes I said yes I will Yes. "

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