martes, 15 de marzo de 2011

TELLUS MATER


Antonio Campillo Ruiz


   Tras el inexplicable y estéril programa de cotilleo, supuestamente glamuroso, de una cadena de televisión pública financiada con  dinero estatal, nos encontramos desgraciadamente con las terribles y terroríficas imágenes de la catástrofe acaecida en las costas de Japón. De entre todos los cataclismos, accidentes, muertes violentas, cambios meteorológicos inesperados, etc., el terremoto provocado por la subducción de la placa del Pacífico bajo la placa Euroasiática, en un nuevo ajuste de las mismas, es el más nefasto de los sucesos, sin menospreciar el horror que supone la muerte accidental de un sólo ser humano. 

Subducción

Obducción

   Un país muy bien preparado para los grandes movimientos de la parte sólida de nuestro planeta ha sido muy dañado por uno de ellos. Su magnitud es superlativa: intensidad 9 de la escala  Richter. Aunque la escala Richter llega hasta el grado 12, a partir del 9,6 nunca se ha detectado ningún movimiento sísmico. El grado 10 sería producido por un meteorito de unos 2 kilómetros de diámetro que se estrellara contra la Tierra, y el grado 12 correspondería a una fractura de la Tierra por su centro.
 

   Es evidente que, trasladado el ajuste tectónico producido en Japón a cualquier otro lugar de nuestro planeta, los efectos ocasionados habrían sido de destrucción casi total, dada la imprevisión ante estos fenómenos en varios continentes. A pesar de la desgracia sufrida, conscientes de su vulnerabilidad ante distintos fenómenos naturales, los habitantes de este país han estudiado, planificado y construido, sus ciudades e industrias con una seguridad a prueba de anomalías de esta índole. 


   Desafortunadamente, todo tiene sus límites en un planeta cuya materia, denominada inerte, sigue viva y es finita. Un movimiento de una intensidad como la ocasionada es muy improbable poderlo soportar con éxito. El epicentro de la vibración se localizó en el mar a 130 Km. al este de la ciudad de Sendai y, entre las secuelas del terremoto, se encuentra el tsunami posterior que inundó las costas  del noreste de Japón y cuyas devastadoras consecuencias han multiplicado la destrucción causada por la sacudida.

Ondas sísmicas, epicentro y consecuencias del tsunami

   Además, los movimientos telúricos de esta magnitud suelen provocar enormes cambios que se sitúan a varios cientos de kilómetros del epicentro en el que se producen, generalmente una falla de enormes dimensiones. En el caso del terremoto de Japón el área de falla que se ha movido tiene unos 500 kilómetros de longitud y se localiza frente a las costas del noreste de la isla de Honshu, donde se localizan la mencionada ciudad de Sendai, la más afectada por el seísmo y el tsunami, y la capital, Tokio.

Tsunami y su expansión oceánica

   La consecuencia física de este siniestro es el desplazamiento del eje de rotación en nuestro planeta, que ha sufrido una alteración de 10 cm., según recientes medidas realizadas y, como consecuencia inmediata, el acortamiento del día. Sin embargo, para nosotros, que nos encontramos cabalgando sobre nuestra Tierra a una velocidad de vértigo, la modificación del tiempo nos parecerá enormemente pequeña, pues la rotación de la Tierra tan solo se ha acelerado 1,6 microsegundos. A estas perturbaciones hay que sumar las producidas por los terremotos de Chile en 1960, que alcanzó una intensidad de 9,5 en la escala Richter, Sumatra en 2004, que causó un desplazamiento del eje de 6 cm. y una reducción del día en 6,8 microsegundos, y Chile en 2010, que desplazó el eje 8 cm. y volvió a acortar el día en 1,26 microsegundos. Estas variaciones son muy importantes para los movimientos a los que está sometido nuestro planeta ya que no son provocadas por fenómenos gravitatorios o estelares.


   Los cambios en la Tierra, causados por las transformaciones naturales de la corteza terrestre y su relación con el manto, son normales: es un planeta joven y vivo. Por el contrario, las posibles alteraciones debidas al hombre podrían haberse minimizado. Día a día se conocen datos más preocupantes. Los comunicados de procesos físicos y químicos en una central nuclear, no natural, que ha sido muy afectada por el seísmo así lo ponen de manifiesto:

“El operador de una central nuclear del noreste de Japón afirmó el domingo que el sistema de refrigeración de otro reactor dejó de funcionar y presentaba un riesgo de explosión. La empresa operadora Tokyo Electric Power precisó que se trata del reactor nº 3 de la central nuclear Fukushima 1, situada a 250 km al norte de Tokio.
“Todas las funciones de mantenimiento de los niveles de refrigeración del reactor número 3 fallaron ”, afirmó un portavoz de la compañía.
 “A las 05H30 (20H30 GMT del sábado) la entrada de agua se detuvo y la presión interna se elevó lentamente”.
El sábado, el reactor número uno de esta misma central ya había sufrido una serie de problemas, de falta de refrigeración y aumento de la presión, que obligaron a las autoridades a abrir la válvulas para evacuar el exceso de vapor, que podría provocar una explosión.
Una explosión tuvo lugar en el recinto de la central, forzando a las autoridades japonesas a tomar medidas excepcionales para limitar las consecuencias de emanaciones radioactivas.
El edificio en el que se encuentra el reactor número uno de la central se derrumbó.
Las autoridades habían ordenado previamente a los habitantes que evacuasen una zona de 10 km de radio en torno a la central, que cuenta con seis reactores. Poco menos de cuatro horas después del accidente, la zona de evacuación se amplió a 20 km”.

Central nuclear de Fukushima 
Antes y después de la explosión en el reactor nº 3

   Este proceso no natural podría tener unas consecuencias impredecibles, de hecho ya las tiene por los escapes radiactivos debidos a la fusión por recalentamiento del núcleo del reactor, ¡ATENCIÓN!, no una reacción de fusión nuclear como indican algunos comentaristas, que deberían poseer mayores conocimientos, preparación y precisión, cuando difunden noticias de carácter científico. El edificio donde estaba ubicado el núcleo del reactor ¿era un “edificio de contención” suficientemente seguro o el núcleo del reactor estaba igual de desprotegido que el de la central nuclear de Chernobyl? Ha desaparecido, como constata el comunicado emitido por los técnicos. Debo pensar, por tanto, que no era un edificio de contención como los construidos en otros reactores, sino un lugar de ubicación. Igual que en Chernobyl. 


   Para tener una idea aproximada de lo delicadas que son estas sofisticadas instalaciones, diré que sólo una leve deformación del eje turbinaexcitatriz, refrigerado por Hidrógeno líquido, puede provocar un accidente tan importante como peligroso. Pues bien, la falta de refrigeración, sospecho que no por el tsunami sino por las vibraciones tan fuertes que han sufrido todos los conductos, tanto de agua fría como de vapor de agua recalentado a la alta temperatura y presión con las que se trabaja, unos 350 ºC y unas 80 atmósferas de presión, más la ¿imprevisión? de fallos en los equipos electrógenos mecánicos, han provocado el mayor problema que se le puede plantear a un reactor nuclear: el calentamiento incontrolado del núcleo por falta de refrigeración.

Turbina de vapor 

   Ahora, cuando ya se ha producido por causas naturales un problema de contaminación radiactiva no natural muy grave, dirigentes de un gran número de países deciden y anuncian que “…van a revisar todas las centrales nucleares de sus naciones…” Pero…, ¿no eran seguras? ¿No se aumenta arbitrariamente su vida útil a pesar del deterioro de partes fundamentales de su mal llamada “altísima tecnología”? ¿Conocen la altísima tecnología que posee una central nuclear? El núcleo, sólo el núcleo del reactor. El resto es idéntico a cualquier central tradicional: vapor de agua que mueve la turbina, que mueve el generador y que con ese movimiento produce electricidad. Punto. Nada más. Desde Chernobyl nunca debimos hacernos eco de las falsas informaciones emitidas por intereses impropios de dirigentes políticos y técnicos con evidente falta de preparación. Ahora, dígannos lo que nos digan, debemos dudar siempre de las informaciones falsas o éticamente inadmisibles de los autodenominados “entendidos”, despectivos “especialistas” y mandatarios, que no creen en el bien general de los seres humanos. 


    La energía es una de las necesidades básicas para el desarrollo de la sociedad industrializada tal y como la conocemos. Su obtención no es fácil y a veces puede provocar desastres irreversibles. Una nación con la especial problemática tectónica que posee Japón, jamás, repito, jamás, debería basar sus fuentes energéticas en el gran número de centrales nucleares que posee: alrededor de sesenta con un número mayor de reactores atómicos. Es una temeridad de consecuencias impredecibles. 


   Siento profundamente el enorme número de víctimas mortales de esta hecatombe natural y artificial. Sólo puedo ofrecer mi apoyo y ayuda a todos sus familiares así como al pueblo japonés y desear con todas mis fuerzas que no vuelva a ocurrir jamás una desgracia como la producida en ninguna parte de nuestro planeta.







2 comentarios:

  1. Es tremendo!!!... Pienso que lo peor está por llegar y después de leer tu magnífico artículo, más...

    Y luego para que los iluminados afirmen que la energía nuclear no tiene prácticamente riesgos...

    Japón es o era un país muy preparado en tegnología y sin embargo está sufriendo una catástrofe sin precedentes...

    Sinceramente, estoy desolada...

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  2. Vengo del Thornton club y compruebo, una vez más, que ha merecido la pena el viaje.

    Besos.

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