miércoles, 22 de febrero de 2012

LA AMANTE DE SEURAT

MADELEINE KNOBLOCH

María Luisa Arnaiz Sánchez

Joven empolvándose, Seurat, 1890

    Madeleine Knobloch, la compañera de Georges Seurat, aparece en este cuadro mientras acaba de maquillarse. Siempre me llamó la atención la similitud entre las formas estranguladas del tocador con las de ella y siempre me pregunté si era ventana o trampantojo el marco por el que se ve la terrina de flores pues, al quedarse Madeleine embarazada, George se mudó con ella a un habitáculo de cinco metros cuadrados en el Passage de l'Elysée-des-Beaux-Arts, pese a disponer de una asignación de cuatrocientos francos al mes. La había conocido en 1889, tenía veinte años y provenía de una familia modesta, motivo suficiente para que Seurat ocultase a sus padres la relación. Pierre Georges nació en febrero de 1890 y fue reconocido por Seurat, que poco después expuso el cuadro de Madeleine en el Salón de los Independientes. A principios de 1891 el pintor presentó a Madeleine, que de nuevo estaba embarazada, y al niño a sus padres. El 26 de marzo cayó enfermo y al día siguiente se trasladó al apartamento de su madre. Se le diagnosticó angina de pecho (como se llamaba a la difteria) y murió el domingo 29 a los treinta y un años (si hubiera acudido a un hospital, le habrían practicado una traqueotomía y tal vez se hubiera salvado). Su hijo murió en abril y fue enterrado con él, el póstumo al poco de nacer y Madeleine a los treinta y cinco años. 

Une baignade à Asnières, Seurat, 1884

   El puntillismo, la técnica que empleó Seurat, desarrollada a partir de las diferentes teorías del color y teniendo en cuenta el efecto que un color tiene sobre otro cuando se colocan juntos, había impactado a los críticos y al público cuando expuso “Une baignade à Asnières” a los veinticuatro años. 

Un dimanche après-midi à l'Île de la Grande Jatte, Seurat, 1886

Les Poseuses, Seurat, 1888
La modelo en tres poses distintas. Parte de su obra en el fondo.

10 comentarios:

  1. Adoro tuas entradas. Viajo nos teus relatos.
    Um grande beijo

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  2. El puntillismo, maestros los que traes en cada entrada.
    Un abrazo

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  3. Había visto los tres últimos cuadros que muestras de este pintor, y me gustan bastante. Desconocía el primero (que me gusta menos), así su vida, su corta vida. Menudo dramón muriendo todos tan jóvenes.
    Besos, Marisa.

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  4. Estoy muy agradecida por tu interés. Gracias, Gisa.

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  5. Grandes maestros y olvidadas amantes. Saludos, Alicia María.

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  6. Pues quiero recordar que el padre de él murió en mayo… ¿Qué tal, Isabel? A ver si ahora podemos charlar. Un beso.

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  7. Hermoso texto el que me has regalado, querido tocayo. Y hermoso blog el tuyo, tan sugestivo y en el que tanto se puede aprender.
    Un gran abrezo.

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  8. Antonio, tus poemas merecen ser leídos con tanta serenidad, tanta paz y tanta atención, que al hacerlo así se saborea la belleza de la libertad y el olor a tierra húmeda.
    Tus palabras, Antonio, nos llenan de honor y ganas de saber cada día más, tanto a María Luisa como a mi.
    Muchas gracias, querido amigo.
    Esperamos el ritmo de tus versos con pasión.

    Un fuerte abrazo, Antonio.

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  9. Muy buena tu entrada sobre la compañera de Seurat sobre la que no sabía nada. La verdad es que tienes razón en que el cuadro que cuelga de la pared parece más un tampantojo.

    Con relación a lo que dices de la difteria no está tan claro que le hubiese salvado la vida una traqueotomía. La difteria, una enfermedad infecciosa, ataca principalmente el miocardio (ver Farreras) y los bronquios, así como las vías respiratorias superiores. Como tu bien dices , tal vez.

    Como con todas tus entradas relacionadas con ese mundo, reservado y por algunos conocido, de los genios, he disfrutado y leído con atención tomando apuntes como siempre.

    Un abrazo para tí y Antonio.

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  10. Bueno, elpresley, doctores tiene la iglesia y, si me permites el sarcasmo, la sanidad que se paga. ¡Qué fatídica la vida de Seurat y la de su compañera! Saludos.

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