lunes, 5 de marzo de 2012

EXHIBICIONISMO

EL BALCÓN

María Luisa Arnaiz Sánchez

Le balcon, Manet, 1868-69

   “Por entonces Manet tenía en mente…un cuadro con tres figuras en un balcón. Una vez más lo tomó...de Goya. Al menos una de las figuras debía tener cierto ardor hispanizante. Manet pensó entonces en Berthe Morisot…Junto a ella, los otros dos personajes aparecen como meros figurantes, en pose de circunstancias…Nació así El balcón, con…Berthe, que mira hacia un punto preciso, absorta y desolada, con los grandes iris que oscurecen las córneas…no los dirige al espectáculo de la calle sino al de su vida, que se abre -y se cierra- con el signo de Manet.” escribe Roberto Calasso en “La Folie Baudelaire”.

Majas en el balcón, Goya, c.1808-12

   El cuadro en que se inspiró Manet no fue otro que “Majas en el balcón” de Goya. Según parece, el pintor aragonés aprovechó “El capricho”, palacio de la duquesa de Osuna desde cuya balaustrada se presenciaba el encierro de los toros, para presentar, escoltadas por dos chulapos, a dos majas en estudiada ambigüedad (el francés pintó ensombrecida una cuarta figura con una jarra). ¿Cortesanas o damas? Tal vez lo primero pues Goya conoció, descriptivamente al menos, la obra de Murillo “Mujeres en la ventana o Las gallegas”, que responde a la tradición paremiológica judeoespañola: “Mujer en la ventana, parra en el camino” (estar a disposición de cualquiera) y “Moza gallega, sin seguirla se entrega” (ser enamoradiza).


Perspectiva II: El balcón de Manet, Magritte, 1950

   Como la mayor parte de su producción, este cuadro de Magritte, inspirado en el de Goya, invita a la reflexión. En un primer momento pensé que los cuatro ataúdes representaban el tópico del “contemptu mundi”, “desprecio de la muerte” (influyó en mí el significado de la fiesta de los toros: el torero se exhibe públicamente para vencer a la muerte) pero, sin conocer la concepción del belga, me inclino por el tema de la “vanitas”, esto es, todo desaparece con la muerte.


Couch on the Porch, Cos Cob, Childe Hassam, c. 1914

   Esta mínima muestra del balcón goyesco se puede ver ampliada ad infinitum, pues la atracción de ver lo expuesto se conjuga con el afán exhibicionista de quienes desean ser vistos. El balcón es un espacio cerrado a modo de vitrina, en el que las cosas o los seres parecen inertes. Contraponerle el cuadro del norteamericano Childe Hassam es una elección personal: un espacio abierto en donde la actividad mental confiere vida a la figura prácticamente oculta a los ojos de los curiosos. 


Por último, he aquí el origen hipotético de esta exposición:

Mujeres en la ventana, Murillo, 1655-60

6 comentarios:

  1. Ah, que recuerdos de aquellos "miradores" en los que se apostaban las señoras para mirar, pero tambienpara ser vistas! Debia ser cuando todavia eramos dueños del tiempo. Un abrazo

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  2. Del tiempo, sí, porque como niños lo creíamos eterno. Besos.

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  3. Me gustan esos balcones, el que más el de Murillo.
    Ahora no nos asomamos al balcón, pero sí a los balcones virtuales.
    Un beso.

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  4. Vaya, pues, pensándolo bien, el caso que propones nos acerca a "voyeurs" cibernéticos. ¡Qué bueno! Muchos besos, Isabel.

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  5. Muito bom texto e as obras são realmente fantásticas. Várias perspectivas dentro de uma mesma realidade. Gosto das diversas visões sobretudo da de Magritte.
    Um grande bj querida amiga

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  6. Todas las visiones me parecen excelentes, sin embargo mi preferida es la de Goya. Saludos-

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