jueves, 29 de enero de 2015

VOLVER A TENER DERECHOS

NINGÚN PUEBLO ES MEJOR QUE OTRO

Antonio Campillo Ruiz

    Makuxis con vestimentas tradicionales paisharas
© 1996 Fiona Watson/Survival

   Los pueblos makuxí, wapixana, ingarikó, taurepang y patamona viven en una tierra llamada Raposa-Serra do Sol (Tierra del Zorro y la Montaña del Sol) al norte de Brasil, en la frontera con Venezuela y Guyana. Es una región espectacularmente bella de montañas, selvas tropicales, sabana, ríos y cascadas. Ocupa un territorio de cerca de 1,7 millones de hectáreas y es el hogar de entre 18.000 y 20.000 indígenas. Los indígenas conservan sus lenguajes y costumbres , a pesar de haber mantenido contacto con foráneos desde hace más de dos siglos. Muchas comunidades dirigen sus propios programas educativos y sanitarios, y han creado varias organizaciones para defender sus derechos y ayudarles a desarrollar sus proyectos.

Niños makuxi en Uiramuã, Raposa-Serra do Sol, Brasil
© 1996 Fiona Watson/Survival

   Después de años de campañas dirigidas por el Consejo Indígena de Roraima (CIR), Survival y muchas ONGs de Brasil y de otros lugares, Raposa-Serra do Sol fue reconocida legalmente por el presidente Luis Inácio Lula da Silva el 15 de abril de 2005. Dicho reconocimiento supuso un hito que se celebró con gran alegría, ya que el territorio había sido objeto de una violenta y continuada campaña por parte de los ganaderos y colonos locales, para evitar que los indígenas lo recuperasen. En las tres últimas décadas, más de veinte indígenas fueron asesinados y cientos de ellos resultaron heridos durante su incansable lucha para recuperar su tierra ancestral. Un grupo de arroceros, apoyados por políticos locales, se movilizaron contra los indígenas, utilizando tácticas cada vez más violentas: dispararon e hirieron al menos a diez indígenas, quemaron puentes para evitar que los indígenas entraran o salieran de su tierra y lanzaron una bomba a una de las comunidades.

  Techando con ramas de buriti, Serra do Sol, Brasil
© 1994 William Milliken/Survival

   En respuesta al reconocimiento oficial de Raposa-Serra do Sol por parte del Gobierno Federal, el gobierno del estado de Roraima interpuso una demanda ante el Supremo Tribunal Federal de Brasil en la que solicitaba la reducción de su tamaño.  A pesar de ello, los 6 terratenientes agrícolas y políticos locales sostienen que son un obstáculo para el desarrollo del estado de Roraima. Finalmente, el 19 de marzo de 2009, en una sentencia histórica, la mayoría de los jueces del Tribunal Supremo defendió el derecho de los indígenas a su tierra, y dijeron que había sido demarcada según la constitución y que su tamaño y límites deben mantenerse. Los jueces también confirmaron la importancia de que los territorios indígenas se mantengan como áreas continuas y únicas y expresaron que estos territorios en la frontera de Brasil no suponen un riesgo para la soberanía nacional. El líder makuxi Jacir José de Souza del Consejo Indígena de Roraima (CIR) declaró: “La Tierra es nuestra Madre. Estamos contentos de haberla recuperado y de que el Supremo Tribunal haya defendido a los pueblos indígenasAhora volvemos a tener el derecho de pescar en nuestros ríos sin miedo a ser disparados por los pistoleros de los arroceros”, declaró otro líder makuxi.

Makuxi con máscara rittual tradicional paishara
© 1996 Fiona Watson/Survival

    A pesar de todo, los ganaderos ocuparon su tierra en el siglo XX. Establecieron grandes haciendas vigiladas por hombres armados que sometían a los indígenas a mucha violencia: al menos 20 indígenas fueron asesinados en los años 80 y 90. Los buscadores furtivos de oro y diamantes también invadieron su territorio, contaminando los ríos y generando tensiones con las comunidades. Más recientemente, a pesar de las protestas de los indígenas, los colonos han establecido varios asentamientos en la zona y los militares han construido barracones al lado de la comunidad indígena de Uiramutã.

Es importante visionar el reportaje a plena pantalla.

Dos indígenas de Raposa-Serra do Sol, Jacir José de Sousa y Pierlangela Nascimento da Cunha, hablan con Survival de sus tierras y sus vidas.

domingo, 25 de enero de 2015

NOVENO RETO

LA IMAGEN DESDOBLADA

Antonio Campillo Ruiz 
A María Pilar

Matteo Arfanotti 

   Me encontré entonces en medio de aquel océano y a mi lado se batía con la muerte aquel hombre que alquilaba su pequeño barco, con fondo de cristal, para poder disfrutar de la vida submarina y de los arrecifes. Estaba tan asustada como él. Se sintió mal mientras me enseñaba aquel paisaje multicolor y se sentó en una silla con la cabeza gacha. De pronto cayó sobre el mirador como queriendo saltar al agua y se estremeció. Cuando pude superar la sorpresa, me acerqué a él y traté de voltearlo para ver su cara. No pude, era un hombre de gran tamaño. Recordando lo que sucede en alguna película de cine, traté de tocar su arteria carótida. Ni sabía cómo se llegaba a ella. No se movía y cada vez me encontraba más asustada. 
Subí a la cubierta superior y miré en derredor. El océano. No observé ni rastro de la costa ni sabía en qué dirección se encontraba. Me dirigí a la cabina de mando y encontré un panel con muchos botones de diferentes colores, un pequeño timón de madera y en una pared lateral lo que parecía una radio con una especie de mando negro, conectado a ella mediante un cable similar a los de los teléfonos que había en el hotel. ¡Ah, el hotel…! Qué contratiempo y qué desgracia. Si me hubiese quedado en él como me aconsejaron… Había realizado aquel viaje porque las ofertas ante el fin de temporada eran muy interesantes. Claro que sólo pude contabilizar a unas ocho personas y ninguna de mi país. Juanita fue la que me empujó a las reservas porque decía que ella había disfrutado de todo. ¿De todo? dijimos las amigas. Sí de todo, todo, todo, repetía una y otra vez. Y no se trataba de que buscase un placer más allá de visitas y paz pero lo explicó de forma tan atractiva que al día siguiente realicé las gestiones para venir a este paraíso. Porque lo era, en esto tenía razón Juanita. Las playas eran inmensas, de una arena blanca y destellante de luz, bueno, no exactamente arena, yo creo que eran restos de millones de conchas y arrecifes redondeados por el incansable ir y venir de un mar de colores cambiantes, desde el azul topacio al verde tan claro y delicado que semejaba un espejo donde se reflejaba el cielo. Pero la desgracia se había cebado con ella. 
Allí, en medio de aquel océano, no sabía ni qué hacer ni cómo hacerlo. Nerviosa, bajó para ver si apreciaba algún signo diferente en el patrón del pequeño barco. Sobre el mirador de cristal no había nada ni nadie. El hombre no estaba en la cubierta inferior. Quedó rígida y sus músculos se tensaron hasta el dolor. ¿Dónde se encontraba aquel hombre? ¡Pero, si estaba muriéndose! Alocadamente miró y remiró todos los posibles lugares, entre los asientos circulares en torno al fondo transparente. Nada. El hombre había desaparecido. Volvió a subir a la cabina de mando, muy nerviosa y llorando. No encontró a nadie. Chillo largamente y descolgó aquel aparato de la pared, tocó violentamente todos los botones y un desagradable ruido surgió de un altavoz situado sobre el mismo. Lo dejó y dirigiéndose a los controles del barco apretó un botón de color rojo. Un rugido sonó violentamente entre sus piernas. El motor arrancó con violencia y el barco se empezó a mover. Cogió el timón y lo giró con la violencia de su excitación. Giraba y giraba sin medida hacia la izquierda. El barco empezó a dar vueltas en sentido contrario formando un torbellino de agua que empezó a salpicar la popa. De pronto una masa de espuma blanca saltó desde las hélices e inundó el barco mojándola completamente. 

Despertó sudando y con una agitación como jamás había sentido. La cama estaba empapada de su propio sudor y totalmente deshecha. Respiró unos instantes apoyada sobre sus manos con los brazos en ángulo. Una pesadilla. Había sido una pesadilla. Se miró y con sorpresa se encontró desnuda. Ella no solía dormir desnuda. Pensó que se habría quitado el pijama para sentirse más libre. Se sentó en la cama y, al levantarse de ella, apreció todo su cuerpo dolorido. El gran espejo, de suelo a techo, que había en las puertas del armario la desdoblo en él. Se encontró bella. Miró su cara y la maraña de su pelo. En fin, una pesadilla. Volvió a la cama y, al proteger su desnudez con la leve sábana, apreció un chispazo de placer en sus doloridos y erectos pezones.  


Antonio Campillo Ruiz   

Matteo Arfanotti

jueves, 22 de enero de 2015

DOS LENGUAJES DIFERENTES

ASTRONOMÍA ARTÍSTICA

Antonio Campillo Ruiz

A Gisela

Las Pléyades

   Nebulosas, estrellas, polvo cósmico… ¿Cómo describir su belleza? Sí, es un objetivo complejo. Podemos realizar una perfecta descripción de estos componentes del Cosmos. Cada persona podrá imaginar aquello  que cree comprender, a partir de sus conocimientos previos, de un relato que, posiblemente, quedará en el umbral de la imaginación hasta tanto no observemos una imagen. ¿Una imagen? Sí, esa pequeña unidad componente de un mundo que se escribe con ellas: el cine, la imagen dinámica. Claro que las nebulosas, estrellas o polvo cósmico, por no seguir con el resto de componentes del Universo, se encuentran tan lejos de nosotros y, a veces, son tan invisibles que no podemos realizar películas espectaculares de ellos. ¿Los describimos? Pues sí pero ¿basándonos en qué? Sí, exactamente, ha acertado.

 Las Pléyades y polvo cósmico  

   Podríamos considerar que esta publicación es la tercera parte de una trilogía que cierra una importante disquisición: lenguaje escrito con la fantasía de la imaginación o lenguaje cinematográfico con su imprescindible subjetividad fílmica. Debemos sopesar la elección pero jamás el enfrentamiento por tratarse de lenguajes diferentes aunque, muchas veces, uno posee rasgos del otro. Pero, ambos. Con frecuencia, la obra escrita se interpreta en un entorno determinado y se narra en función de lo que, cinematográficamente, se pretende que entendamos, fílmicamente, los espectadores. En otras ocasiones, las imágenes sucedidas en la realidad, vividas o imaginadas, son plasmadas en relatos en cualesquiera de los géneros literarios. En ambos casos, podemos convenir que son lenguajes diferentes/complementarios y poseen distintas concepciones comunicativas, por tanto, nunca deben ser enfrentados con el fin de prevalecer uno sobre el otro.  

Visión profunda de Las Pléyades

   Existe la posibilidad de poseer una imaginación tal, que podamos crear un Universo novedoso, con descripciones fantásticas, seres o cuerpos fabulosos, pero…, siempre, nos sorprenderá la belleza de la realidad más que nuestra propia fantasía. Como en muchas ocasiones, la realidad es más fantástica que la ficción de una película. Una de las constelaciones más delicada y atractiva del Cosmos es la de Las Pléyades. Se ha escrito mucho de ellas en este blog. Sin embargo, captar su perfección y magnificiencia sólo mediante fotografías puede ser menos atractivo que realizar una interpretación de su inmensa belleza. Sería mucho más difícil poder comprenderla mediante una descripción literaria. 
A través de una interpretación artística, en imagen dinámica, no sólo es de fácil comprensión, sino de una fantasía tan extraordinaria como el maravilloso Universo. La producción y coreografía de  Saya Watatani  y Maki Yokoyama “Pleiades” de Nobuyuki Hanabusa, 2013, con animación de Seiya Ishii y Nobuyuki Hanabusa, y una música cósmica de Nobuyuki Hanabusa, deberíamos considerarla como la obra muy personal y completa de un autor que concibe y escribe con imágenes, mediante la pluma de la infografía y la tecnología, para alcanzar una comunicación fílmica con el espectador. ¿Podríamos comprender mejor, tras visionar el cortometraje, la inmensa belleza de Las Pléyades? Posiblemente. ¿Habríamos pensado, concebido y creado, sin ningún tipo de conocimiento previo, esta belleza que aprehendemos con bastante facilidad? Convengamos que muy difícilmente. El polvo cósmico, la creación de estrellas y su destrucción, la estructura de la constelación desde el punto de vista de otras artes escénicas y una música que se incrusta en las imágenes, poseen tanta potencia que los aspectos fílmicos emotivos sacuden al espectador con una fuerza tan potente como el Universo.

Es importante visionar el cortometraje a plena pantalla.
WOW...Enra :pleiades from Kis Kapu on Vimeo.

domingo, 18 de enero de 2015

LA EXTRAÑA MUJER

CONVERSACIONES CON MI HIJA LAURA XV

Antonio Campillo Ruiz


   Hace pocos días me comentaba Laura que mientras el lector crea sus personajes y posee un mundo de fantasía que nace de la lectura, el cambio de formato de una novela u obra escrita a un medio audiovisual limita la capacidad imaginativa del espectador. Bien, esto puede suceder si la obra cinematográfica coincide exactamente con un guión que, basado en la obra escrita, se limita a presentar unos personajes, seleccionados por el director del filme y nos los muestra únicamente en un cambio de formato, como exponía Laura. Algunas obras cinematográficas pueden ser tan coincidentes con descripciones o aspectos generales de la obra escrita que puede dar motivo a expresiones como: “…me gusta más la novela…” , o, “…me gusta más la película…


   Estas expresiones son motivo de una obra fallida en ambos casos. Si, además, guionista y director coinciden en el trabajo, puede suceder que cuide con poco esmero su propia interpretación argumental, siendo, que su labor como director nunca debe ajustarse a mostrar lo ya conocido sino a potenciar en el espectador un mundo novedoso que sugiera motivaciones subjetivas propias del mismo. Es decir, debe procurar en todo momento que los aspectos emotivos se potencien y de esta forma crear, mediante el lenguaje cinematográfico una innovación fílmica muy diferente del imaginado lenguaje escrito. Es lógico que se tengan en cuenta estos aspectos, dado que en la película se nos muestra todo, desde personajes a casi inaudibles sonidos del entorno. El espectador, para imaginar, para soñar con verosimilitud la historia que le narran en la pantalla, debe tener en cuenta más aspectos que los meramente argumentales. No de otra forma se conseguiría una simbiosis entre autor y receptor. Entre ambos construyen los aspectos fundamentales de la película.


   ¿Qué es lo que sólo se puede transmitir mediante el lenguaje audiovisual? ¡Ay!, si siempre se supiese contestar a esta pregunta nunca se habría realizado una película mediocre. Para poner de manifiesto, a favor o en contra, algunas de las dudas de la diferencia a la que se hace mención entre lenguajes, Laura, vamos a visionar “The Strange Woman”, “La extraña mujer” de Edgar G. Ulmer y Douglas Sirk, 1946. No es fácil incluir esta obra en un género cinematográfico. Se trata de una obra mezcla de cine de época (transcurre en el siglo XIX), thriller, cine negro y drama. Una turbulenta y apasionada historia que nace de la pluma de Ben Ames Williams en 1941, con nombre homónimo y guionizada para el cine por el propio Edgar G. Ulmer, codirector del filme. El prolífico Ben Ames Williams fue, en la década de los 40 y 50 una fuente de inspiración para guiones tan dramáticos y escabrosos como “La extraña mujer”.


   Edgar G. Ulmer, decorador de sets de F.W. Murnau, aprendió de este el mundo que el genial realizador alemán creó, realizando como director algunas películas excelentes aunque, en general, su obra es irregular. 
Los costes de producción empezaban a elevarse y los estudios seleccionaban a las grandes estrellas para ofertar lo requerido por los espectadores. En este caso, la narración, que gira en torno a una bellísima Hedy Lamarr (Jenny Hager), atormentada y diseñadora de su futuro, y el jovencísimo y excelente actor George Sanders (John Everett), imprescindible para Jenny. Están  acompañados por Louis Hayward (Ephraim Poster), incapaz de aprender a vivir, Hillary Brooke (Meg), una dulce y crédula criatura predestinada a la traición y Gene Lockhart (Poster), un iluso que pretende revivir. Con este espléndido reparto, cuyas interpretaciones debe juzgar el espectador, un intenso y tormentoso melodrama se desgrana como los pétalos de una flor que languidece. La potente y, para la época dura historia, posee un desarrollo arriesgado, poético, con una concepción del romanticismo tan personal que aturde e incluso fascina al espectador. Este mundo, que absorbe a lo largo de su visionado, se delimita en un negro duro y nítido que enmarca con vigor los momentos más dramáticos del filme.

Es importante visionar la película a plena pantalla.

miércoles, 14 de enero de 2015

IRON

NO PUEDO RECORDAR TUS OJOS

Antonio Campillo Ruiz


   Todos los elementos que componen una realización cinematográfica, materiales o cognitivos, formales o emotivos, se conjugan para que exista, en función de la apreciación del realizador, un equilibrio o desequilibrio entre ellos en la obra final. El equilibrio perfecto es casi inexistente. El espectador aprecia frecuentemente durante el visionado del audiovisual una distorsión entre lo representado y lo percibido. Se podrían considerar dos grandes diferencias entre ambos. De tipo cognitivos: qué veo y qué oigo; de tipo emotivo: cómo lo veo y cómo lo oigo. Así pues, diríamos sin temor a equivocarnos que los elementos cognitivos siempre existen durante la proyección, mientras que los emotivos dependen de multitud de factores que pueden crear “ruidos” externos a la comprensión de lo expuesto: inteligibilidad de lo expuesto, idioma, historia relatada, etc. Este es el gran problema de la interpretación estética y dramática nacida de la fotografía, montaje, planificación, etc. Una gran cantidad de aspectos fílmicos surgidos de la técnica cinematográfica.


    Bien. El espectador no tiene que realizar ningún esfuerzo adicional a la simple visión y captación fílmica de lo que se quiere exponer. El trabajo de cómo manifestar un hecho en cualquier audiovisual depende siempre del director y los técnicos que se encuentran a sus órdenes. El esfuerzo para manifestar un intrincado mundo técnico para deducir por qué la realización ha sido buena, regular o mala, sólo se debe utilizar cuando la separación de lo que se expresa con la sensación fílmica que se pretende alcanzar en los espectadores es tan dispar que choca frontalmente una con la otra.


   Para un ejemplo que pueda ser representativo de los elementos emotivos que se separan de los cognitivos, incomprendidos para muchos espectadores, podemos comparar el brutal impacto de los aspectos dramáticos y estéticos con el fin que se pretende con ellos. Se sugiere que en este punto se visione el vídeo y posteriormente se lea la letra de la canción motivo del mismo. Cada espectador puede deducir de lo sentido al visionar el vídeo y leer el texto, la percepción de lo visionado: aspectos emotivos frente a lo pretendido por el realizador, la promoción de la canción. Puede ser un ejercicio que diferencia los recursos cinematográficos de las sensaciones fílmicas. Su deducción puede ser importante para posteriores visionados de películas en las que siempre es interesante preguntarse si a través de las imágenes y sonidos, secuenciados de una forma determinada, se han potenciado los aspectos fílmicos, sentidos o no. ¿Qué se sentiría si la película hubiese sido realizada con otros aspectos cinematográficos?

Es importante visionar el vídeo a plena pantalla.


WOODKID “IRON”
        
En las profundidades del océano, muerto y abandonado
cuando la inocencia arde en llamas
a un millón de millas de casa, estoy caminando adelante,
estoy congelado hasta los huesos, soy
un soldado por mi cuenta, no sé el camino,
estoy subiendo hasta las alturas de la vergüenza
estoy esperando la llamada, la mano en el pecho
estoy listo para la pelea, y el destino.

El sonido del hierro al golpear
se ha quedado atrapado en mi cabeza,
el estruendo de los tambores golpeados,
el ritmo de las caídas, el número de muertos,
el aumento de los cuernos, adelante
desde el origen de los tiempos hasta el final de los días,
voy a tener que correr, lejos
quiero sentir el dolor y el sabor amargo
de la sangre en mis labios, otra vez.

Esta ráfaga mortal de nieve está quemando mis manos,
estoy congelado hasta los huesos, estoy
a un millón de millas de casa, estoy caminando lejos
no puedo recordar tus ojos, tu cara.


domingo, 11 de enero de 2015

UN DENTISTA PECULIAR

UN DÍA DE ESTOS

Antonio Campillo Ruiz

El sacamuelas, Caravaggio

   El lunes amaneció tibio y sin lluvia. Don Aurelio Escovar, dentista sin título y buen madrugador, abrió su gabinete a las seis. Sacó de la vidriera una dentadura postiza montada aún en el molde de yeso y puso sobre la mesa un puñado de instrumentos que ordenó de mayor a menor, como en una exposición. Llevaba una camisa a rayas, sin cuello, cerrada arriba con un botón dorado, y los pantalones sostenidos con cargadores elásticos. Era rígido, enjuto, con una mirada que raras veces correspondía a la situación, como la mirada de los sordos.
Cuando tuvo las cosas dispuestas sobre la mesa rodó la fresa hacia el sillón de resortes y se sentó a pulir la dentadura postiza. Parecía no pensar en lo que hacía, pero trabajaba con obstinación, pedaleando en la fresa incluso cuando no se servía de ella.

   Después de las ocho hizo una pausa para mirar el cielo por la ventana y vio dos gallinazos pensativos que se secaban al sol en el caballete de la casa vecina. Siguió trabajando con la idea de que antes del almuerzo volvería a llover. La voz destemplada de su hijo de once años lo sacó de su abstracción.

-Papá.

-Qué.

-Dice el alcalde que si le sacas una muela.

-Dile que no estoy aquí.

   Estaba puliendo un diente de oro. Lo retiró a la distancia del brazo y lo examinó con los ojos a medio cerrar. En la salita de espera volvió a gritar su hijo.

-Dice que sí estás porque te está oyendo.

   El dentista siguió examinando el diente. Sólo cuando lo puso en la mesa con los trabajos terminados, dijo:

-Mejor.

   Volvió a operar la fresa. De una cajita de cartón donde guardaba las cosas por hacer, sacó un puente de varias piezas y empezó a pulir el oro.

-Papá.

-Qué.

Aún no había cambiado de expresión.

-Dice que si no le sacas la muela te pega un tiro.

   Sin apresurarse, con un movimiento extremadamente tranquilo, dejó de pedalear en la fresa, la retiró del sillón y abrió por completo la gaveta inferior de la mesa. Allí estaba el revólver.

-Bueno -dijo-. Dile que venga a pegármelo.

   Hizo girar el sillón hasta quedar de frente a la puerta, la mano apoyada en el borde de la gaveta. El alcalde apareció en el umbral. Se había afeitado la mejilla izquierda, pero en la otra, hinchada y dolorida, tenía una barba de cinco días. El dentista vio en sus ojos marchitos muchas noches de desesperación. Cerró la gaveta con la punta de los dedos y dijo suavemente:

-Siéntese.

-Buenos días -dijo el alcalde.

-Buenos -dijo el dentista.

   Mientras hervían los instrumentos, el alcalde apoyó el cráneo en el cabezal de la silla y se sintió mejor. Respiraba un olor glacial. Era un gabinete pobre: una vieja silla de madera, la fresa de pedal, y una vidriera con pomos de loza. Frente a la silla, una ventana con un cancel de tela hasta la altura de un hombre. Cuando sintió que el dentista se acercaba, el alcalde afirmó los talones y abrió la boca.

   Don Aurelio Escovar le movió la cara hacia la luz. Después de observar la muela dañada, ajustó la mandíbula con una cautelosa presión de los dedos.

-Tiene que ser sin anestesia -dijo.

-¿Por qué?

-Porque tiene un absceso.

El alcalde lo miró en los ojos.

-Está bien -dijo, y trató de sonreír. El dentista no le correspondió. Llevó a la mesa de trabajo la cacerola con los instrumentos hervidos y los sacó del agua con unas pinzas frías, todavía sin apresurarse. Después rodó la escupidera con la punta del zapato y fue a lavarse las manos en el aguamanil. Hizo todo sin mirar al alcalde. Pero el alcalde no lo perdió de vista.

   Era una cordal inferior. El dentista abrió las piernas y apretó la muela con el gatillo caliente. El alcalde se aferró a las barras de la silla, descargó toda su fuerza en los pies y sintió un vacío helado en los riñones, pero no soltó un suspiro. El dentista sólo movió la muñeca. Sin rencor, más bien con una amarga ternura, dijo:

-Aquí nos paga veinte muertos, teniente.

   El alcalde sintió un crujido de huesos en la mandíbula y sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero no suspiró hasta que no sintió salir la muela. Entonces la vio a través de las lágrimas. Le pareció tan extraña a su dolor, que no pudo entender la tortura de sus cinco noches anteriores. Inclinado sobre la escupidera, sudoroso, jadeante, se desabotonó la guerrera y buscó a tientas el pañuelo en el bolsillo del pantalón. El dentista le dio un trapo limpio.

-Séquese las lágrimas -dijo.

   El alcalde lo hizo. Estaba temblando. Mientras el dentista se lavaba las manos, vio el cielorraso desfondado y una telaraña polvorienta con huevos de araña e insectos muertos. El dentista regresó secándose las manos. “Acuéstese -dijo- y haga buches de agua de sal.” El alcalde se puso de pie, se despidió con un displicente saludo militar, y se dirigió a la puerta estirando las piernas, sin abotonarse la guerrera.

-Me pasa la cuenta -dijo.

-¿A usted o al municipio?

El alcalde no lo miró. Cerró la puerta, y dijo, a través de la red metálica.

-Es la misma vaina.


Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez

jueves, 8 de enero de 2015

UN VALS Y UNA MARCHA

OIGAMOS Y VEAMOS XVII

Antonio Campillo Ruiz

 Joann Strauss (padre)

   El pasado día 1 de enero, como es tradicional desde que Clemens Krauss, en 1929, realizó un concierto con la Orquesta Filarmónica de Viena, el maestro Zubin Mehta dirigió esta famosa orquesta ofreciendo a millones de audio espectadores una personal y extraordinaria interpretación de la música de los Johann Strauss, (padre e hijo). Este magistral concierto puede visionarse completo en los lugares habituales de la red, sin embargo, debido a su larga duración sólo se publican, junto a esta introducción, dos de las composiciones que se repiten, año tras año, en el programa: el vals “An der schönen blauen Donau op. 314“, “Al bello Danubio Azul”, “El bello Danubio Azul” de Johann Strauss (hijo) y “La Marcha Radetzky op. 228” de Johann Strauss (padre).

Johann Strauss (hijo)

   Johann von Herbeck, en febrero de 1867 solicitó a Johann Strauss (hijo) un vals para su coro y quería que fuese vivo y alegre para rescatarlo  de sus tristes y grises interpretaciones. Strauss aceptó y en muy poco tiempo tuvo preparada la composición a la que puso letra Josef Weyl.

El bello Danubio Azul


Danubio tan azul, tan bello y azul,
a través del valle y el campo se desplaza hacia abajo aún,
Nuestra Viena te saluda, su cinta de plata,
une todas las tierras y la alegría del corazón
golpea la hermosa ribera.

Lejos del Bosque Negro
te apresuras hacia el el mar
dando bendición a todo.
Fluyes hacia el este
acogiendo a muchos hermanos
¡Imagen de unidad de todos los tiempos!
Antiguos castillos te ven desde lo alto,
y saludan desde lejos
y la montañas escarpadas
que resplandecen en la mañana,
se reflejan en la danza de tus olas.

Las sirenas en el fondo,
susurran
lo que escuchas,
bajo el cielo azul.
El ruido de tu paso
es una canción de hace mucho tiempo
y los sonidos más brillantes
no siempre se los llevan.

¡Mantén tus olas en Viena,
que te ama tanto!
A donde quiera que vayas
¡No encontrarás otro lugar como Viena!
Aquí vierte de sus pulmones
la magia de deseos felices
y fiel, extiende el sentimiento germánico
                                             sembrándolo a lo largo de sus aguas.


   Compuesta en honor del mariscal de campo austriaco  Joseph Wenzel Radetzky, “La Marcha Radetzky” fue concebida y realizada por Joann Strauss (padre), en 1848. Exaltada por su nacionalismo y denostada por el descrédito  del propio mariscal, en la actualidad es la composición de los Strauss que cierra el concierto de Año Nuevo. Es habitual, como en este caso, que los espectadores toquen un instrumento que dirige el `propio director de la orquesta, las palmas. Este año, Zubin Mehta ha introducido un novedoso aspecto en ta conducción de orquesta y espectadores a la vez.

Zubin Mehta 

Es importante visionar el reportaje con buen sonido y a plena pantalla.

lunes, 5 de enero de 2015

EXPRESIÓN EN IMÁGENES

COMPLEJIDAD DIÁFANA

Antonio Campillo Ruiz


   Imaginar un guión de cine requiere una atención especial sobre los elementos que, expresados en imágenes, representarán una idea, un concepto, una secuencia de acontecimientos, etc. El autor construye en su mente las imágenes que, traducidas por el espectador, deberán ser aprehendidas en continuidad totalmente comprensiva, sea con dificultad, sea con sencillez fílmicas. La percepción de realidades representadas, siempre ficticias, posee momentos relacionados entre sí o no, que animan al espectador hacia deducciones imaginadas y no representadas o a la comprensión de la historia narrada.


   León Siminiani es un autor que concibe la expresión artística de la imagen de forma muy especial. Su serie de cortometrajes “Conceptos clave del mundo moderno” es muy diáfana en su fondo pero compleja en su representación cinematográfica. Esta complejidad la encontramos en este ensayo “Mapa – Trailer” sobre cómo estructura un guión.

Es importante visionar la película a plena pantalla.

   La experimentación en guión y montaje es imprescindible para la expresividad de su película “Los orígenes del marketing”, 2010, que, diferenciándose de métodos clásicos, impacta poderosamente en los conocimientos previos del espectador así como en su concepción real del tema y en su expresión conematográfica. El interés de saber cómo Siminiani intuye y perfecciona el guión puede favorecer la comprensión a través de la gran similitud de planos con diferente montaje, cuya complejidad no se representa con sencillez.           

Es importante visionar la película a plena pantalla.