MALA
SUERTE
Antonio
Campillo Ruiz
La indiferencia
Desde
el paradero del bus Leoncio observa los esfuerzos de un hombre por permanecer
asido a la viga de un edificio. Algunos automóviles se detienen y los
transeúntes empiezan a agruparse, y ya en calidad de testigos susurran palabras
apresuradas sin atreverse a emitir un presagio. Angustiado, Leoncio piensa en que
el bus puede venir sin asientos libres y, abstraído, recorre con la mirada el
trayecto del hombre desde la viga hacia el suelo. Cuando el bus aparece,
Leoncio sube de prisa y busca sin éxito un puesto vacío. Mala suerte, piensa.
Luis Fayad
Muy polémico este tema que nos traes sobre la indiferencia amigo ANtonio, Leoncio siguió su camino sin interferir en el del otro, creo que hizo bien y que cada uno es libre de irse cuando quiera, aunque no siempre debemos ser indiferentes ante una actuación de emergencia
ResponderEliminarUn abrazo Antonio
Muy polémico este tema que nos traes sobre la indiferencia amigo ANtonio, Leoncio siguió su camino sin interferir en el del otro, creo que hizo bien y que cada uno es libre de irse cuando quiera, aunque no siempre debemos ser indiferentes ante una actuación de emergencia
ResponderEliminarUn abrazo Antonio
Un micro que estremece y da que pensar. Así vivimos en relación a los otros: una mera mirada de curiosidad y, luego, nos olvidamos totalmente, anteponiendo nuestras pequeñas porciones de interés a grandes tragedias.
ResponderEliminarUn abrazo, querido Antonio.
Me recuerda aquella historia del Rey que cada dia tomaba un poquito de veneno hasta que ya no le hacía efecto. Cada vez mas egoistas, subiendo mas altos los muros ante el projimo, así nos vá. Ahora seguimos mojando el pan el la yema del huevo, mientras miramos el ultimo fusilamiento en la tele. ¡Que nos vendrá después?.
ResponderEliminarNo es bueno mostrarse indiferente ante las circunstancias de la vida. Siempre tiene que existir un sentimiento pues eso contribuye a que la relación de los seres humanos pueda mejorarse.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. Feliz comienzo de semana.
TAN CIERTO COMO LA VIDA MISMA, MAESTRO CAMPILLO. RECUERDO ESE GRÁFICO QUE ME MANDASTE EN EL QUE SE VE A UN HOMBRE AHOGÁNDOSE, PIDIENDO SOCORRO, EN EL MAR, FRENTE A UNA ESCOLLERA Y SE VE A UN GRUPO DE ESPECTADORES GRABANDO CON SU MÓVIL SIN QUE NADIE SE TIRE A SALVARLO.
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