martes, 9 de febrero de 2010

EL TIEMPO EN EL CINE: DOS EJEMPLOS FUNDAMENTALES



TIEMPO REPRESENTANTE Y REPRESENTADO.

Antonio Campillo Ruiz

El juego del tiempo es una característica específica del cine. El divertimento espacio-temporal origina en el espectador  sensaciones que le transportan al irreal mundo creado por el realizador. La historia se narra durante un tiempo vivido a la vez por el espectador. Por otro lado, la propia historia representada transcurre en un tiempo generalmente no coincidente con el de su proyección.

Esa paradoja tiene lugar porque el espectador crea en su cerebro la sensación espacio temporal. Sin la complicidad del espectador no se podría tener en cuenta momentos no representados en la pantalla: las elipsis temporales. Podríamos decir que son las que allanan el camino a lo considerado importante de una narración cinematográfica. Se obvia lo que guionista y realizador consideran innecesario siendo el espectador el que debe creer que lo evidente ha debido suceder aunque no lo hayan visionado.

Este complejo estilo narrativo es posible porque sin el espectador no existiría el cine. Él es quien da sentido a la continuidad entre planos y secuencias aunque entre un plano y el siguiente nos encontremos en otro espacio y haya transcurrido un tiempo que puede estimarse entre un instante o millones de años.

Stanley Kubrick, en “2001, una odisea del espacio”, realizó la mayor elipsis espacio-temporal de la historia del cine: el salto, mediante corte directo entre planos, de la primera arma del Homo Sapiens, un hueso, a una nave espacial actual. Aunque el espectador sufre una alteración al visualizar tal paso se repone casi inmediatamente y sigue atrapado por las imágenes. La historia continúa y el cerebro cambia todos los parámetros de lo que está captando en un solo instante.

En muy contadas ocasiones el tiempo transcurrido para poder contar la historia coincide con el propio tiempo de la misma. Es un ejercicio poco usual en el que solamente el espacio es el que varía con los planos, el tiempo permanece idéntico para espectadores y actores que son cómplices temporales.

Posiblemente, “Cleo de 5 a 7” de Agnès Varda, sea el ejemplo más puro de coincidencia temporal. La película se empezaba a proyectar a las cinco en punto y acababa a las siete en punto. El tiempo era idéntico en el transcurso de la historia narrada y la cámara acompaña constantemente a la protagonista.

Por el contrario, en “Solo ante el peligro” de Fred Zinnemann, junto a Gary Cooper y Grace Kelly, el tiempo es otro protagonista principal. La coincidencia temporal de la acción representada y el tiempo transcurrido para el espectador es obsesiva, determinante e incluso abusiva: es normal que exista un reloj en el saloon pero no lo es que en cada pared exista uno diferente para que, sea cual sea el punto de vista de la cámara, siempre esté presente el tiempo en el plano. El espectador llega a mirar casi continuamente su reloj para constatar la igualdad temporal representante y representada. A pesar de ello, la totalidad de la historia no es coincidente con el tiempo transcurrido para narrarla.

“CLEO DE 5 A 7” de Agnès Varda.





“SOLO ANTE EL PELIGRO” de Fred Zinnemann.

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