viernes, 15 de julio de 2011

HUIDA HACIA ADELANTE

TERRAZA DE VERANO II
CUANDO VIVIR PARECE FÁCIL

Antonio Campillo Ruiz


   Sí, el tiempo no pasa sin cobrar su cuota transgresora a Holly. Ser una película mítica también supone un desgaste por su propia y sutil ambigüedad. “Breakfast At Tiffany’s”, “Desayuno con diamantes”, de Blake Edwards, 1961, fue ganadora de dos Oscar (mejor música y canción), de entre cinco nominaciones, un Grammy a la banda sonora, un Golden Laurel al sonido y, ¡sorpresa!, un WGA al guión.


   Para la época, el delicado tratamiento de la marginación, la prostitución, la insatisfacción y la soledad sin tabúes, es asombrosa y ,sin la suave cámara de Edwards, habría acabado siendo una obra fallida y no de culto.


   La huida hacia adelante de unos personajes aturdidos, obsesionados y sin futuro, se deja sentir en las cuatro partes, bien diferenciadas, que posee la estructura de la película. Todas ellas son recibidas por los espectadores de golpe, brutalmente: cuando creemos que todo es un poco disparatado, a pesar de encontrarnos en New York y de que exista una camaradería cómplice con una persona a la que se acaba de conocer, las imágenes suavizan tanto el entorno que lo consideramos natural; cuando creemos que tanto las salidas nocturnas como las fiestas particulares son anormales para una chica, acabamos admitiendo que sí es cotidiano a pesar de producirse un poco locuelamente; cuando nos encontramos con un auténtico drama personal que condiciona, posiblemente, la personalidad de Holly, admitimos el drama como pequeña chiquillada de pubertad y toleramos sin complejos su actitud, damos por válida su vida pasada y la borramos de un plumazo de la magia que desgrana con unos ojos, vestidos y glamour, inéditos hasta entonces; y, cuando por fin la serena sinrazón de la razón vence ante tal cúmulo de caminos divergentes y sin futuro, admitimos con aplausos que estas imágenes, esta música, estos seres casi derrotados, hayan sido capaces de acabar con todo un mundo de problemas pasados para empezar otros cuyas consecuencias validamos aún sin percibirlos.


   Este es el mito y esta es la perdurabilidad de acciones cinematográficas, no de acciones reales. Es posible que la enorme repercusión de la fábula que representa “Desayuno con diamantes” sea precisamente la falta de moraleja. La falta de realidad cotidiana. El asombro de quienes al visionarla quedan perplejos ante una historia absolutamente diferente de la que “podían vivir” en realidad dos personajes inadaptados. Y su asombro es todavía mayor al comprobar que admiten situaciones y vivencias que siempre han sido  censurables, controvertidas, y que siempre han debido ser compensadas con un alto precio.


   Una Audrey Hepburn espléndida, bella y delgada, y un George Peppard tan bello como discreto y sereno, comparten sin pudor y mucha complicidad “su vida”, sin empalagosas acciones liberadoras del encorsetamiento del momento histórico de la realización. Esta es la potencia del mito.



Es importante visionar el montaje a plena pantalla


Es importante visionar el montaje a plena pantalla

5 comentarios:

  1. "Desayuno con diamantes" una película extraordinaria, ganadora de dos oscar, y que hoy nos la traes aquí para volver a recordar, con una excelente protagonista Audrey Hepburn, una actriz excelente por su siempre y gran interpretación en sus muchas películas que ha interpretado, y que me encantaba su cara dulce y su figura esbelta.

    Me ha encantado esta entrada, Antonio.

    Besos.

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  2. Querido Antonio:

    "Desayuno con diamantes" es una de mis películas favoritas, no por todos esos elementos normativos de las grandes producciones de los cuales carece, sino precisamente, por lo que no tiene, por ese libre albedrío que caracteriza tanto a la película como a sus protagonistas.

    Ya he perdido la cuenta de las veces que la he visto, la última no hace mucho, y siempre me emociona su drama (que lo tiene) y su desenfado y abanderamiento de la libertad (que también lo tiene).
    Holly no huye de un futuro predeterminado y políticamente correcto para la sociedad, de la misma forma que huye de su pasado. Vive el presente, disfruta del segundo que le toca vivir; su desorden vital no pienso que sea éticamente censurable o enjuiciable sino que es la consecuencia de ese "Carpe diem" al que se aferra y que le hace feliz. Pienso que es una mujer escéptica con casi todo, soñadora y materialista porque su confianza en las personas (quizás por sus antecedentes personales y emocionales) ha decrecido hasta tal punto que ya no le hacen daño porque no espera nada de ellas, a no ser un beneficio económico que no es más que su pretaxto para no seguir confiando en su benevolencia. Es su coraza personal. La aparición de un hombre con características similares a las de ellas, supone un espejo en el que se refleja, y se ve desnuda, con sus virtudes y defectos. Él representa su interior, y pienso que lo ama y lo odia en igual medida.

    Holly representó un símbolo para la liberación de la mujer, tan encasillada en esos años en arquetipos rígidos establecidos por la sociedad del momento. No es una mujer que busque a su príncipe azul. No es una mujer que busque casarse (ya lo ha hecho y le ha supuesto una gran insatisfacción). Solo busca encontrarse a sí misma. Y este pùnto es el que creo que dota a la película de una moraleja. Es un grito que se da a las mujeres del momento para que, ante todo, vivan su vida, no la de sus hombres ni la que desea la sociedad.

    Tan segura de sí misma, es un felino más asustado que su propio gatito. Acude a ese lugar "donde nada malo puede ocurrir", a Tiffany's que, en una lectura superficial, se puede entender que es puro materialismo, pero Holly está por encima de eso, como lo demuestra cuando entra con Paul Varjak a la joyería para adquirir el objeto más barato, no solo por falta de fondos, sino por una consciente provocación a ese mundo, al que ella no pertenece porque está muy por encima de esos protocolos.

    Holly es el elemento que el director utiliza para reírse de muchos convencionalismos sociales (fiestas estúpidas, chicas que solo buscan un marido rico, mujeres que son felices con joyas, "el sueño americano", el hacer con Paul aquello que nunca te atreviste a hacer para romper moldes y encorsetamientos estúpidos e hipócritas de la sociedad...) Y como joya que tiene único valor se presenta, ya no me atrevo a decir el amor, sino quizás la amistad con Paul, y en último término, su propio conocimiento viéndose reflejada en él.

    Seguiría hablando de la película, pero ya me excedido. Solo destacar la maravillosa banda sonora de Mancini, "Moon River", con letra de Johnny Mercer. Allá, al final del arco iris, Holly quiere reunirse con su el Río Moon y su amigo Huckleberry, símbolo lietraria de la libertad de instintos y de la naturaleza de uno mismo.

    No hace falta que te diga, Antonio, que el post de hoy no solo me ha encantado, me ha hecho soñar.

    Un beso desde el Río Moon.

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  3. Sí, Carla, la dirección de actores es muy acertada. Los tic de las gafas de Holly y sus ojos son extraordinarios.
    En “Terraza de verano” procuro realizar una programación que sea amplia y que posea ejemplos del máximo número de géneros cinematográficos.
    Me alegro que te satisfaga.

    Un fuerte abrazo.

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  4. Holly Golightly es un personaje amoral, no inmoral, trasunto del propio Truman Capote que, como escritor, no superó sus propios demonios. Holly vive en lo insustancial.

    La grandeza de una buena realización cinematográfica, Marisa, reside en la posibilidad de valorar, desde la apreciación fílmica, nuestra propia película.

    Un fuerte abrazo.

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  5. Evidentemente, no podemos hablar de realismo en sentido estricto al referirnos a "Desayuno con diamantes". Como bien dices, se trata de un mito, de una estilización cinematográfica basada en la novela en la que Truman Capote exorcizó sus demonios personales. Creo que lo que nos interesa de la película es su plasticidad, su música, el sentimiento de desazón y de delirio que la impregna. Poco importa que el personaje de Holly, con su glamour y su aparente intrascendencia, no sea del todo verosímil. Nos quedamos con el trasfondo amargo que nos transmite y que cada espectador valorará a su manera, según le haya ido en la película de su propia vida.

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