Antonio Campillo Ruiz
Mujer con camisa, André Derain
TRAGEDIA
María Olga es una mujer encantadora. Especialmente la parte
que se llama Olga. Se casó con un mocetón grande y fornido, un poco torpe,
lleno de ideas honoríficas, reglamentadas como árboles de paseo. Pero la parte
que ella casó era su parte que se llamaba María. Su parte Olga permanecía
soltera y luego tomó un amante que vivía en adoración ante sus ojos. Ella no
podía comprender que su marido se enfureciera y le reprochara infidelidad.
María era fiel, perfectamente fiel. ¿Qué tenía él que meterse con Olga? Ella no
comprendía que él no comprendiera. María cumplía con su deber, la parte Olga
adoraba a su amante. ¿Era ella culpable de tener un nombre doble y de las
consecuencias que esto puede traer consigo?
Así, cuando el marido cogió el revólver, ella abrió los ojos
enormes, no asustados sino llenos de asombro, por no poder entender un gesto
tan absurdo. Pero sucedió que el marido se equivocó y mató a María, a la parte
suya, en vez de matar a la otra. Olga continuó viviendo en brazos de su amante,
y creo que aún sigue feliz, muy feliz, sintiendo solo que es un poco zurda.
Vicente Huidobro
PUBLICACIÓN PROGRAMADA
Le ha gustado mucho a mi primera parte: Mari
ResponderEliminar¿No acabará Olga convertida de nuevo en María con ese amante?
ResponderEliminarEstupendo el texto elegido de Vicente Huidobro, padre del Creacionismo. Siguiendo las pautas de la literatura de vanguardia de principios del siglo pasado, desde luego que la innovación y la metáfora sorprendente están garantizadas en el fragmento.
Un fuerte abrazo, Antonio.
Maravilloso. No se me ocurren más palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarSencillamente brillante y motivado, claro, amigo Antonio.
ResponderEliminarCuidado con los nombres dobles, jajaja.
ResponderEliminarClaro, Mariano, porque tu segunda parte es un poco rara.
ResponderEliminarY, como en el relato, a la parte rara de la persona se la desprecia sin tener en cuenta que es la verdadera, la real, la sincera.
Un fuerte abrazo, Mariano.
Bien, Marisa, es un aspecto a dilucidar por cada uno.
ResponderEliminarPersonalmente creo que el amante no alcanza a comprender nada y Olga prefiere ser ella con su plena libertad a pesar de que le mutilen una parte.
La pregunta sería, ¿quien de los dos es más intransigente con la parte aparentemente solícita y buena?
Estamos de acuerdo: con Huidobro está asegurada otra forma de leer y comprender.
Un fuerte abrazo, querida Marisa.
Isabel, ni a mi tampoco.
ResponderEliminarEste relato me dejó fuera de este mundo un rato.
Como creí que os gustaría, pensé: ¿por qué no procurar el mismo ensimismamiento que he tenido yo a los amigos, hayan o no leído el relato?
Me encanta tu comentario.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.
Enrique, tu opinión me parece tan acertada como importante.
ResponderEliminarSí, es brillante y muy, pero que muy motivado.
Un fuerte abrazo, Enrique.
Por esto, Amando, está preocupado Mariano, porque le ha gustado a una parte de su nombre.
ResponderEliminar¡Si no lo tuviese doble...! ¡Jajajaja...!
Muy bueno, Amando.
Un abrazo.