miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA MÚSICA CALLADA Y LUIS CERNUDA

ESPACIO INTERIOR

María Luisa Arnaiz Sánchez

Venus de Urbino, Tiziano

   En “Juan de la Cruz. Silencio y creatividad” afirma Rosa Rossi que el primer carmelita descalzo de Teresa Sánchez de Ahumada tuvo “la pasión por la soledad”, lo que irritaba a la santa de Ávila y a sus compañeros que lo apodaron “lima sorda” y “agua mansa”; ahora bien, en san Juan esa pasión era “la clausura fecunda donde poder reencontrarse, un lugar de recogimiento”. Ese estar solo significaba distanciarse de lo mundano con el fin de adquirir un espacio interior, en el que se diera la receptividad pura, en el que se revelara lo numinoso y tuviera lugar el encuentro con el Amado en la mayor pasividad. Dice el santo en “Noche oscura”: “ordinariamente…da al alma inclinación y gana de estarse sola y en quietud, sin poder pensar en cosa particular ni tener gana de pensarla: y entonces, si a los que esto acaece se supiesen quietar…sentirían delicadamente aquella refección interior; la cual es tan delicada, que…si se tiene gana o cuidado en sentirla, no la siente, porque…ella obra en el mayor ocio y descuido del alma; que es como el aire, que, en queriendo cerrar el puño, se sale”.

Amor sagrado y amor profano (detalle), Tiziano

   La capacidad de aislamiento de Juan de Yepes, con episodios como el de abandonar el altar sin haber terminado de celebrar misa,  es muestra de que la soledad y el silencio no son en él los tópicos de la “vida retirada”, sino una tendencia que es necesario cultivar para reflexionar profundamente y para la que no cabe distracción posible pues, perdida la abstracción, ocurre lo que les sucede a las plantas aromáticas según dice en “Subida al monte Carmelo”, que “desenvueltas van perdiendo la fragancia y fuerza de su olor”. Esa soledad, descrita bajo la imagen del “pájaro solitario” con los rasgos siguientes: “La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente”, es la condición imprescindible para pensar en lo Absoluto, para el encuentro con el Amado.

Amor sagrado y amor profano, Tiziano

   En las estrofas trigésimo quinta y décimo quinta del “Cántico espiritual” san Juan refleja el tema de la soledad, “recreado…de modo original…por estar vinculado explícitamente a la experiencia mística” a decir de la hispanista italiana, como sigue:

En soledad vivía,
y en soledad ha puesto ya su nido,
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de amor herido. 

la noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

 
Venus recreándose con el amor  y la música, Tiziano

    Los oxímoros “la música callada” y “la soledad sonora” recuerdan el “hablando silencioso” de Cernuda en su poema “Ninfa y pastor, por Ticiano”, de cuya lectura se deduce la atención que el sevillano dedicó al abulense. Tanto en san Juan como en Luis Cernuda la escritura se percibe como una suspensión de la vida y eso es lo que sugiere el arrobamiento de los personajes del cuadro de Tiziano, que parecen ajenos a la destrucción del mundo circundante.

Ninfa y pastor, Tiziano

   Si Tiziano sabe transmitir la presencia a través de la carne de la muchacha en “Ninfa y pastor” es porque proyecta en el cuadro su deseo. Asimismo Cernuda proyecta su creatividad y su interés por la belleza física en el texto aludido y no renuncia a sus deseos al igual que el pintor renacentista pero, a diferencia del santo cuyo deseo se proyecta en lo trascendental, se siente solo según se deduce de la primera estrofa. Su postura vital es para mí muy atractiva por fundir estoicismo y epicureísmo. El poema comienza así:
 
Lo que mueve al santo,
la renuncia del santo
(niega tus deseos
y hallarás entonces
lo que tu corazón desea),
son sobrehumanos. Ahí te inclinas y pasas,
porque algunos nacieron para santos
y otros para ser hombres.

Acaso cerca de dejar la vida,
de nada arrepentido y siempre enamorado,
y con pasión que no desmienta a la primera,
quisieras, como aquel pintor viejo,
una vez más representar la forma humana, 
hablando silencioso con ciencia ya admirable.

Venus recreándose con el amor  y la música (detalle), Tiziano
(Obsérvense el ciervo, la pareja de enamorados y la fuente)

17 comentarios:

  1. ooh! Antonio es maravilloso, todo lo que has escrito y los cuadros, los cuadros me enamoran, aiii son divinos, al observarlos es como estar dentro de ellos, en aquella época.
    Antonio hoy e disfrutado como nunca, gracias por estas obras y por tus palabras.

    Mi beso y abrazo para ti, querido.

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  2. Gracias, Mª Luisa, he disfrutado muchísimo la entrada.

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  3. O texto e as telas estão em perfeita sintonia.
    Excelente post.
    Um grande bj

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  4. Esa Venus de Urbino duerme conmigo cada noche.

    Besos.

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  5. Antonio, un post para perderse en él y no salir.
    Alicia

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  6. Hola, Eva: me agrada que te guste lo que a mí me atrae. Carpe diem.

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  7. Isabel: ¿qué no decir de san Juan? Con Cernuda me fundo en su “donde habite el olvido”. Carpe diem.

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  8. Ciertamente, Gisa, también procuro llevar a mis “columnas” mi gusto estético. Carpe diem.

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  9. Supongo que los ojos se te vuelven cuadros, Thornton. Carpe diem.

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  10. Hola, Alicia: me gusta pensar que alguna de mis curiosidades llega a otras personas y piensan por un momento. Carpe diem.

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  11. No te quepa la menor duda de que llegan a muchas personas y que las hace pensar. Envidio a esos personajes "que parecen ajenos a la destrucción del mundo circundante" Por cierto, ¿el plorál de oxímoron es oximoros? Un abrazo

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  12. Mariano, ahora solo recuerdo "oxímoron" e "hipérbaton" con sus plurales "oxímoros e hipérbatos", pero ¿quién como ellos? Me refiero a los "sujetos" del cuadro, no a los "complementos circunstanciales". Carpe diem.

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  13. Silencio, soledad, creatividad, tres "elementos" que pueden llenar una vida con algo positivo. En particular si han sido elegidos como materia para desarrollarse. Quizás sea la soledad la más temida porque en la mayoría de los casos suele ser impuesta por las circunstancias. Pensando en esto me gustaría compartir estos versos que escribí hace algún tiemmpo:

    Asumo la tragedia de mi soledad,
    dialogo en las sombras del oculto deseo
    con el lastre de una música manipulada y rota,
    colecciono luciérnagas para fecundar de luz
    las siempre transparentes albas,
    y retengo
    -esculpida en mis iris-
    la palabra árida del temor,
    insinuándose silenciosa y tensa.
    Tan solo en lo recóndito de mi ser germina la pasión
    y pierde el dolor su turbulento paso.

    Ciertamente, aquí es una soledad a la que se le teme.

    Vuestro texto me ha hecho volver a pensar sobre este tema y me ha descubierto nuevas impresiones.

    Un abrazo.

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  14. Seguramente, Pilar, volverás a escribir sobre la terrible soledad que puebla nuestra existencia. Aunque me equivoque, lo que aprecio en tu poema es que el yo poético teme a algo que le viene de fuera y se repliega en sí mismo para protegerse. Carpe diem.

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  15. Hola, Joaquín: yo también te agradezco tu visita y comentatio. Carpe diem.

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